Con motivo del Día de la Salud Mental, se realizó una jornada recreativa en el Hospital Tita Brivio
El equipo del Hospital de Día Alicia "Tita" Brivio desarrolló en la jornada de ayer una jornada de recreación para compartir con los pacientes, sus familiares y demás visitantes. El dispositivo de salud mental ambulatorio se halla orientado a reconstruir la subjetividad de cada uno de los concurrentes a través de diversas actividades que funcionan con un clínico, ético y terapéutico.
En la jornada de ayer se desarrolló una jornada recreativa en el Hospital de Día Alicia “Tita” Brivio, dependiente del servicio de Salud Mental del Sistema Integrado de Salud Pública.
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El área de salud mental está conformada por el servicio de guardia, internación de agudos, consultorios externos, niños y adolescentes y el hospital de día, donde un grupo de profesionales trabajan con las patologías más difíciles de manera concatenada con la internación.
Con motivo del Día Internacional de la Salud Mental -fijado por la OMS el 10 de octubre-, los profesionales, trabajadores y pacientes se encontraron para compartir una mañana de música, pintura y baile, con la presencia de diferentes artistas y alumnos de una comunidad educativa que se acercaron a acompañarlos. De lunes a viernes, los pacientes son derivados desde internación o consultorios externos para desarrollar las actividades que el equipo del espacio ambulatorio, donde hay psicólogos, médicos, enfermeras, una musicoterapeuta, talleristas de diferentes disciplinas, una trabajadora social, dos residentes y un psicólogo concurrente
Martín Modaffari es el médico psiquiatra del hospital de día, quien junto al resto de los profesionales coordina las actividades y atiende a los 40 pacientes que asisten a durante la semana. En la entrevista con El Eco de Tandil, ele especialista estuvo acompañado por la psicóloga de planta Marisa Mayora, y brindaron un detallado panorama del trabajo que se realiza de manera cotidiana y sostenida para contener a cuantos llegan al lugar.
Una manera de entender la salud mental
“Esta es la transición previa al alta, entonces vemos si el paciente pueden insertarse en el dispositivo. Los cambios en los casos desde la implementación del equipo, que comenzó en 2010, son notables. Se evitan reinternaciones, algunos continúan con su vida, tienen referencia para el centro de día, o en el café Quereme así piantao”, explicó Mayora.
Como muchos de los asistentes no tienen una familia detrás que los respalde y cuide, desde el espacio se hacen cargo del seguimiento y el control de la medicación. “Se hace difícil para ellos, se trabaja mucho. Ahora hay una población de pacientes mucho más jóvenes, menores de edad, que viven en hogares del Estado con complicaciones varias, desde los 14 años”, precisaron. Esto hace que sea fundamental la contención y evaluación de los pacientes de modo particular y singular. Los profesionales evalúan a cada sujeto y dictaminan la frecuencia de la concurrencia, las actividades que puede hacer, aportando una orientación adecuada que le sirva a la persona.
Además, trabajan en constante articulación con las instituciones que funcionan en Tandil, desde el tribunal de familia, servicio local, fiscalía defensoría, hasta ONG’S, partidos políticos, organizaciones barriales y todo tipo de actores de la sociedad.
“La mayoría realizan actividades por fuera de este lugar, en su barrio, para algunos funciona como una posta, es un ámbito de referencia”, señaló la psicóloga.
Modaffari se encarga de puntualizar que prima la orientación para ubicar la singularidad de cada paciente, y no condenarlos a la repetición o a la mera reproducción de tareas. “La idea es que no se transformen en pacientes que se cronifiquen más, es una posición muy ética, ya que es muy fácil que los pacientes se fijen a algo, se institucionalicen y así se les borra la subjetividad. El objetivo de las actividades no es pedagógico, es clínico, ético y terapéutico, cada uno hace lo que puede, ahí está la singularidad”, expuso.
Curando prejuicios
Los padecimientos mentales suelen ser muy estigmatizados socialmente, donde opera el prejuicio y el estigma que muchas veces vuelve dificultosa la inserción de las personas en los diferentes ámbitos de la vida social. En el hospital llevan adelante una ardua labor para derribar esta concepción y respetar la subjetividad de cada paciente.
Para el médico “hay complejización y estigmatización, no habría que definir tanto, porque ¿qué es la psiquis? Hay muchas definiciones, yo diría que una persona que tiene un padecimiento mental alguien que no puede llevar su cuerpo solo a lo que hacía en su vida cotidiana”.
Por su lado, Marisa añadió que quienes sufren algún desorden o afección mental son los que más se integran y menos discriminan, “para ellos no es ningún problema, ellos se integran, pueden estar más o menos tranquilos, pero no tienen prejuicios, es lo que vemos en el trabajo diario”, añadió.
Según Ángel Orbea, psicólogo del dispositivo -quien se sumó a la conversación-, para que se produzca un conflicto tiene que haber una ruptura en la juntura íntima la singularidad. “Puede haber una cuestión neurológica que se detecta rápido, pero en la mayoría de los casos hay un acontecimiento que se vuelve desencadenante de una crisis”, especificó.
Por su lado, Mayora señaló que “la locura tiene una lógica distinta y lo desconocido hace que se discrimine, por ignorancia, los familiares a veces no entienden. A través de nuestro trabajo consideramos que la patología mental no es un fenómeno deficitario sino productivo, trabajamos con lo que la persona puede producir, que produzca algo en algún sentido”.
Distintos e iguales
Raquel tiene 54 años, vive en su casa y asiste todos los días al “Tita Brivio”. Tiene una mirada color miel que se ilumina al relatar lo que hace en los talleres a los que asiste. Adora compartir el tiempo con los profesionales y sus compañeros, y ante la pregunta de doctor Modaffari acerca de quién de sus compañeros le había llamado la atención respondió que ninguno le llama más la atención que otro, que son todos distintos y cada uno con lo suyo.
“Me gusta hacer todo, todo es muy lindo, es un lindo momento que se pasa con los compañeros, cada uno con sus experiencias. Yo me acuerdo de cómo llegué, se me hizo una nube, y ahora me siento bien, me doy cuenta. Me solté más, me sirve para integrarme”, le contó Raquel a este Diario.
Al consultorio en el que se realiza la entrevista también llega una joven que es un torbellino de energía, quien se apresuró a decir que se lleva bien con los chicos, disfruta de bailar y de hablar con sus referente terapéuticos.
Al finalizar la charla, profesionales y pacientes hacen entrega de un ejemplar de La orejona, la revista del centro de día que se hace con las producciones artísticas de los asistentes y es de circulación libre y gratuita. Hecha a mano por los pacientes, con la guía de talleristas y coordinadores, se pueden encontrar entre sus páginas numerosos textos, canciones, juegos, dibujos e imágenes y está acompañada por un CD que grabaron en un estudio local junto a la docente de musicoterapia.
Hablar, ser escuchados, tener derecho a un tratamiento adecuado y a una atención de calidad, son los ejes fundamentales en los que se estructura este espacio, mientras tratan de devolverles a sus pacientes su subjetividad y singularidad, porque ese es el tratamiento que cada quien merece.
“Si no hay amor ni esperanza, trata de soltar aquello que te lastima, para encontrar un poco de luz en tu vida”, expresa un fragmento de Meeting blues, una canción de creación grupal del taller de musicoterapia que funcionó como el corolario perfecto de la jornada.
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