Conin Tandil, más de 10 años brindando atención integral a los niños de la ciudad
La entidad fundada por Abel Albino cuenta con un centro asistencial en la localidad desde 2007. Luego de un arduo trabajo y de la ayuda de toda la comunidad, finalmente el año próximo podrán trasladarse a una sede propia en Darraguerira 284. Las responsables de la institución que trabaja con la desnutrición infantil, hablaron sobre los desafíos que se presentan en el abordaje de una problemática que implica mucho más que la alimentación.
“El aroma del pan recién sacado del horno suscita en mí, no sé por qué, un sentimiento desgarrador. Reaviva la nostalgia. Quisiera volver a esa mañana centelleante que existe en alguna parte. La imagen contenida en ese aroma es imposible de alcanzar ni aun comiendo toneladas de pan recién sacado del horno”. La cita pertenece a la escritora japonesa Banana Yoshimoto en su novela Amrita. Y algo de eso hay en la relación que los humanos tenemos con la comida. No es sólo el alimento que nos nutre biológicamente, sino que es cultura, educación, encuentro, olores, sabores, colores y una manera de conectarse con el mundo.
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De la parte vital de la alimentación, pero también de todo lo que implican las conductas alimentarias en cuanto a cuidado, aprendizaje y salud, se ocupa Conin (Cooperadora para la Nutrición Infantil), entidad de bien público que cuenta con cien centros distribuidos en todo el país. En Tandil lleva más de 10 años brindando un lugar para contener a niños y familias en situación de vulnerabilidad alimentaria, con el objetivo de prevenir y revertir la desnutrición infantil en la ciudad, a través de una asistencia integral interdisciplinaria a la madre y su hijo, desde la gestación hasta los 5 años de edad. Al mismo tiempo, buscan promover una red de trabajo entre las organizaciones sociales y el sector público.
Actualmente funcionan en un espacio cedido por la Parroquia San Cayetano, ubicado en San Francisco 2148, pero esperan mudarse a comienzos del próximo año a la sede propia que lograron construir en Darragueira 284. Durante 2017 la obra avanzó significativamente y ya se encuentra en su etapa final. Solo resta que el Municipio, a través de la empresa Usicom, concrete la conexión gratuita de la red de gas para cumplir el sueño de mudarse a su lugar, construido con el esfuerzo y la solidaridad de toda la sociedad tandilense, ya que no reciben subsidios estatales.
El Eco de Tandil conversó con Claudia Méndez, miembro de la comisión directiva de la Asociación Civil Salir Adelante que gestiona el centro; Fabiana Clifton, nutricionista y coordinadora del espacio; y Mercedes Fuente, directora de Conin Tandil.
El método Conin
En este momento atienden a 38 niños, lo que implica 28 familias dentro del programa y 56 beneficiarios indirectos contando padres y hermanos. Consultada sobre las formas de acceso al centro, Clifton indicó que “hay distintas vías, por derivaciones de los centros de salud, del hospital u oficinas del servicio local, donde hay casos en los que consideran que es necesario un trabajo en conjunto y un seguimiento”. Por otro lado, se dan los casos de demanda espontánea, de mamás que se acercan porque escucharon de Conin o conocen a alguien que concurre y saben que su hijo está en bajo peso o con dificultades para acceder a los alimentos.
“Acordamos junto con la trabajadora social una visita domiciliaria y consulta con pediatra, se evalúa el ingreso de la familia al centro Conin”, explicó la nutricionista. En el equipo hay una trabajadora social que sale a realizar el trabajo de campo, porque según sus lineamientos, hay que trabajar puertas afuera y conocer la realidad de las familias, cómo viven, qué necesidades tienen, qué urgencias. La labor con el afuera les permite construir una mirada integral sobre cada niño y su situación particular. “El domicilio nos permite acercarnos a la gente y trabajar en red con otras instituciones”, expresaron.
Lo que distingue a la institución es la continuidad que se le da a la asistencia de las familias ingresadas al programa. La metodología de trabajo apunta a varias aristas de estricto cumplimiento, entre ellas la obligatoriedad de cumplir con las pautas que el equipo profesional indica. Las tres coinciden en que hay una contención y seguimiento sistemático de cada familia que garantiza buenos resultados en sus prácticas.
La nutrición no es solamente a través de los alimentos, sino a partir de muchos aspectos que constituyen la vida diaria, para brindar las herramientas necesarias que permitan llevar adelante la mejor crianza posible. Entonces, los talleres educativos conforman un aspecto fundamental dentro de las pautas promovidas por la entidad, y allí se involucra a los padres en distintas actividades que contribuyen a generar buenos hábitos alimentarios y de salud. Hay propuestas de juegos, educación y estimulación para los pequeños, y las madres participan en talleres de cocina, panadería, de salud, nutrición, con efectores municipales o profesionales de diversos ámbitos.
Con hambre no se puede pensar
“La primera infancia es fundamental para el desarrollo de la estructura cognitiva. Apuntamos a tener un altísimo grado de profesionalismo y a la rigurosa exigencia de ajustarnos a la metodología. Las familias semanalmente se llevan un bolsón de alimentos que el centro le compra al Banco de Alimentos de Tandil, con productos variados, personalizados y adecuado para cada una de ellas.
En la institución también funciona un ropero como un servicio más que se les brinda a las familias concurrentes. “Todo esto tiene un costo mínimo para que vean que pueden acceder a comida o ropa, si alguien no puedo aportar nada por supuesto que el servicio se les brinda igual. Pero se estimula que de acuerdo a sus ingresos puedan aportar a través de un bono contribución por pertenecer al programa”, especificó Claudia, y remarcó que siempre están atentas a las necesidades que van surgiendo.
El avance de los alimentos ultraprocesados y el bombardeo publicitario, producen malnutrición en las personas, especialmente en los niños. En la infancia se registran cuadros de obesidad cada vez a edades más tempranas, y niños con colesterol, hipertensión o diabetes. “Acceder a alimentos ultraprocesados que nos permiten tener en cinco minutos una comida resuelta que tiene aditivos conservantes aleja a la familia de lo natural y saludable”, fundamentó la especialista en nutrición.
Desde el centro también bregan por una educación alimentaria y alimentación consciente, para ver qué se les da de comer a los niños. Y no solamente apuntan a la comida, sino a los hábitos de comensalidad y todo lo que se genera alrededor de la comida, y que llega con el encuentro y el estímulo. “No es lo mismo un niño bien nutrido y que recibe estímulos, que un niño que solo recibe la comida”, señalaron.
Por su parte, Mercedes Fuente, exconcejal y educadora, precisó que, “el gran fracaso escolar es la falta de conexiones neuronales adecuadas producto de la malnutrición. La falta de la base, de la hipótesis previa que nos permite incorporar información y sostenerla para seguir aprendiendo, se produce porque un niño está mal alimentado. Desnutrido o no, está carente de esos fortalecimientos neuronales para desarrollar sus capacidad. Más allá de los trastornos del comportamiento, que tienen potencialidades y se pueden trabajar, pero un niño que no se desarrolló en su momento es irreversible”.
En el primer año de vida el cerebro humano llega al 80 por ciento del peso que tendrá en la vida adulta, por eso es vital el desarrollo de los primeros años. Producto de la desnutrición, tanto en la gestación como luego del nacimiento, se ven niños anémicos, con bajas defensas, infecciones respiratorias, expuesto a todo tipo de agentes patógenos, y con problemas en el desarrollo.
Yo vengo a ofrecer mi corazón
“Estamos para ayudar a las madres, no para señalarlas ni juzgarlas”, argumentaron las mujeres. Uno de los faros de su trabajo descansa en los buenos resultados logrados, gracias al arduo trabajo sostenido. “Cuando la madre adquirió las herramientas que la van a habilitar para seguir criando a sus hijos en buenas condiciones, se hace una evaluación con todo el equipo y se le da el egreso, pero no hay tiempos exactos, cada madre y cada niño tiene sus tiempos”, manifestó Claudia Méndez.
Al ser preguntadas sobre el motor que las impulsa a formar parte del equipo con tanto compromiso, Fabiana expuso que “siempre tuve una carga especial por los niños y la dificultad al acceso a los alimentos. Del hambre del mundo no me puedo hacer cargo, pero sí puedo trabajar en algo cercano, hacer algo aunque sea por una persona. Una amiga me mando un video del Dr. Albino dando una conferencia y me encantó, su obra, su experiencia. Me identifiqué, cuando vine a vivir a Tandil los busqué”.
“Te metés, sentís que realmente podes hacer cosas por los demás, le tomas un cariño especial al trabajo y ves que hay resultados, el granito que podamos poner día a día, ver que una criatura que entró en malas condiciones y después los ves divinos, podemos contribuir en eso, chicos que llegaron sin hablar, los ves ahora y te hablan, te abrazan”, contó Claudia, con una sonrisa que evidencia la gratitud presente en todos los ámbitos en los que desenvuelve sus tareas.
Firme y convencida, Mercedes habla de sus razones casi como de una epifanía, “trabajando como docente vi que los chicos de séptimo grado ya estaban formateados y pensé que había que ir más abajo, para fortalecer las bases y anclar el conocimiento. Esos chicos no pueden anticiparse y una de las razones es la alimentación. Abel decía todo lo que yo pensaba. ‘Esto es, acá está la salida’, pensé. Siempre lo vi desde la educación. Tenemos una sociedad subdesarrollada porque hay mala alimentación”.
Amor, servicio, solidaridad. Estas palabras nacen de sus bocas para resumir lo que representas para ellas el trabajo de Conin Tandil, que seguirá extendiendo su mano a quienes lo necesiten.
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