“Dar es dar”, un evento solidario diferente, que combinó servicio de estética, café y donaciones
A cambio de artículos de limpieza e higiene personal para la Capilla de los Dolores, las mujeres pudieron realizarse distintos tratamientos de belleza. La original propuesta se llevó a cabo en un bar de la ciudad y se logró gracias a una cadena de amistades y solidaridad que fue todo un éxito. Más de 160 asistentes ayudaron para que unas 50 familias cubran sus necesidades.
Ayer a la tarde, al entrar al bar Piaf, el característico olor a café se vio entremezclado con aromas típicos de un salón de belleza. Esmaltes de uñas, maquillajes y productos para limpiezas faciales impregnaron el lugar en el marco del evento solidario “Dar es dar” que se llevó allí, con rotundo éxito, a beneficio de la Capilla de los Dolores.
Recibí las noticias en tu email
Con una propuesta totalmente innovadora en materia solidaria para la ciudad, Julia Oses, Claudia Cabrera y Mónica Montes, entre un montón de colaboradoras más, brindaron un servicio de estética a cambio de productos de limpieza e higiene personal que serán destinados a ayudar a unas 50 familias.
Las expectativas, tanto en concurrencia como en artículos recibidos, fueron más que colmadas para las organizadoras. Alrededor de 130 mujeres, más algunos hombres y niños, hicieron que por el lugar pasaran más de 160 personas, entre las 16 y 19 de ayer, llenando el patio con donaciones de todo tipo, ya que además de los elementos que habían solicitado, muchos también acercaron abrigos, toallas y sábanas.
Pero la colaboración no solamente estuvo dada por el público, sino también por las maquilladoras y profesionales de la belleza que ofrecieron su tiempo, productos y conocimientos a favor de la causa; como así también los auspiciantes que hicieron posible la realización de un sorteo, y los trabajadores y propietarios del bar que se pusieron a disposición. Asimismo, las chicas de Che Gurisa le dieron el toque de música en vivo a la tarde, mientras que se expusieron los cuadros de la artista Mercedes Villarruel y la musicalización de Cani Castro durante todo el encuentro.
Las que tomaron las riendas de la iniciativa consideraron que fue justamente la originalidad de la propuesta lo que pudo haber llevado al éxito de la misma. Además, la intención en todo momento fue no “pedir y nada más”, sino poder ofrecer algo a cambio, por eso eligieron como nombre convocante “Dar es dar” y generar así un intercambio.
De pinturas y café a la solidaridad
Todo comenzó en una charla de mujeres en una sesión de belleza de manos. Allí Mónica Montes era atendida por Julia Oses, a quien le comentó sobre las necesidades que atravesaban a la gente que acude a la iglesia en la que ella es voluntaria. A su vez, la manicura se lo contó a su amiga Claudia Cabrera, que trabaja en el Piaf, y la cadena de amistades y solidaridad se fue formando. Cada uno, desde su conocimiento, empezó a pensar la manera de ayudar y surgió la particular idea de combinar estética y donaciones en un café de la ciudad que estuvo dispuesto a abrir sus puertas a la misma causa.
Así, a lo largo y ancho de la sala se dispusieron espejos con luces especiales para que las profesionales puedan ejercer sus dotes con toda comodidad en cuatro rubros que resultaron muy atractivos para el público: belleza de manos, limpiezas faciales, maquillajes y perfilado de cejas. Aquí la participación de unas 15 especialistas que trabajaron ad honorem fue fundamental.
Las “clientas” no solamente hicieron uso de los servicios, sino que aprovecharon la oportunidad para elegir algunas de las promociones del lugar y consumir algunas infusiones con tortas y delicatesen preparadas especialmente para la ocasión. Además, algunas también llevaron su propio equipo de mate desestructurando el ambiente y dándole un toque más familiar y cálido.
En medio del evento, las organizadoras devolvieron un poco de todo lo recibido por la gente mediante un sorteo que realizaron con presentes donados. En ese contexto, regalaron algunas prendas deportivas, indumentaria, accesorios, alimentos naturales y artesanales, pantuflas, cuadros, velas y órdenes de compra.
Ya habían pasado las 18 y el horario de finalización del evento se acercaba, pero las donaciones seguían llegando y las personas permanecían disfrutando del momento. Claramente la propuesta tuvo una gran aceptación y el fin de poder ayudar a las 50 familias que acuden a la Capilla de los Dolores se cumplió con creces.
Pura generosidad
“Estoy totalmente emocionada”, manifestó Julia Oses ante la respuesta de la gente a la iniciativa. Ella es manicura y contó que, si bien hace mucho tiempo que venían trabajando en el proyecto de ayudar a la Capilla, todo surgió muy rápidamente y en apenas una semana estaba totalmente organizado. “Todos se coparon enseguida con la idea de ayudar”, aseguró y se entusiasmó con la propuesta de poder repetir el evento.
Por su parte, Mónica Montes fue una de las responsables de el puntapié inicial para lograr el encuentro y también se la vio colmada de alegría por el resultado de la convocatoria. Ella, junto a Graciela Bas, Liliana Palavecino, Norma Penachi (Coca), Ana Ouvrat y Bárbara son voluntarias en el “Roperito” de la iglesia.
En su momento destacó que las necesidades primordiales de las familias a las que asisten eran fundamentalmente artículos de limpieza e higiene personal, ya que es lo que menos dona la gente, mientras que alimentos o ropa siempre hay. De esta manera, la colecta apuntó a recibir toallitas higiénicas, desodorantes, jabón, dentífrico, cepillos de dientes, champú, crema de enjuague y crema hidratante. También sábanas, toallas, frazadas, y abrigos, y elementos de desinfección como lavandina.
“Estamos con el corazón desbordado de alegría y agradecimiento. La gente que colaboró fue mucha más de la que nosotros pensábamos”, expresó Montes por la manifiesta generosidad que se vivió en la tarde sabatina.