De qué se trata la frustración en niños y cómo se los puede ayudar

Aquellos que tienen hijos van descubriendo, que cada etapa tiene lo suyo. Según la edad, lo que corresponda: llantos y gritos pelados, primero; berrinches y zapateos, después; y ya más entrados en la pre-adolescencia, una ira que se creía desconocer.
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Accedé a las últimas noticias desde tu emailCon Tatetí, salimos a pedir ayuda y consultamos a la Licenciada Paz Garaguso para preguntarle qué es la frustración.
La frustración es una respuesta emocional originada por el bloqueo o por no poder satisfacer una meta. Mientras más intensa es la motivación por lograr la meta, mayor será la frustración que se experimente si no se logra.
Es fundamental, entonces, trabajar la tolerancia a la frustración en la infancia. Esto tiene que ver con desarrollar la capacidad de afrontar problemas y/o limitaciones que se nos van presentando en la vida, a pesar de las molestias que puedan causarnos.
Cuando los chicos presentan baja tolerancia a la frustación, manifiestan respuestas emocionales poco controladas, gritan, lloran, patalean y reaccionan de manera impulsiva. Son chicos que, generalmente, tienen dificultad en el manejo de sus emociones, niveles altos de exigencia, poca tolerancia a la espera, se aburren rápido, son poco flexibiles frente al cambio y evitan desafíos por miedo al fracaso.
Muchas veces, a medida que los chicos van transitando las frustraciones, y generando recursos o no, de tolerancia, van haciendo que sean parte de su personalidad, sin darse cuenta.
La tolerancia a la frustración se va adquiriendo con el tiempo, en función de las experiencias vividas y el estilo de crianza que recibimos. Tiene que ver el desarrollo, el aprendizaje y la maduración. Los bebés tienen cero tolerancia a la frustración.
Enseñarles a los chicos a transitar sus frustraciones, es brindarles un “caballito de batalla” para la vida; los fortalece, porque aprenden a postergar la gratificación inmediata, y a buscar alternativas que resulten más satisfactorias. Adquirir una buena tolerancia a la frustración, les permite ser flexibles y adaptarse mejor a las circunstancias.
Cuándo consultar
Si como padres, vemos que hay situaciones que no sabemos cómo manejar, o que se nos están yendo de las manos, es bueno consultar. Paz nos sugiere que, en primera instancia, lo hagamos los adultos, para adquirir herramientas para poder trabajar con nuestros hijos. Siempre, según cree la profesional, son más las posibilidades que tenemos en ese rol, de moldearlos y enseñarles en vivo y en directo, cuando las dificultades aparecen.
La principal dificultad que ve Paz hoy en día, es el miedo a poner límites claros a nuestros hijos. Los adultos, dice, muchas veces no quieren que sus hijos sufran ni se frustren, como si pudiéramos evitarlo siempre. Lo que no se dan cuenta, es que los están privando de la seguridad que dan los limites; y de los recursos que podrían adquirir acompañándolos en sus frustaciones. Los chicos faltos de frustración son frágiles y tienen pocos recursos para los contratiempos de la vida, porque carecen de práctica y entrenamiento, de fortalecimiento a través del “no” de los adultos.
Debemos mirarnos a nosotros mismos y evaluar nuestra propia tolerancia a la frustración, ya que muchas veces exigimos a nuestros hijos ciertas cosas que ellos aún por su edad o capacidades no están listos para llevar a cabo.
Somos los adultos, los responsables de trabajar estas cuestiones con nuestros hijos. Debemos poner límites claros, marcar objetivos adecuados, enseñar la importancia del esfuerzo y la perseverancia; no es recomendable resolverles todo. La clave no es evitar sus frustraciones, sino más bien acompañarlos y mostrarles cómo transitarlas cuando se hacen presentes; convertirlas en aprendizaje.