Denuncian a un instituto psiquiátrico de Mar del Plata que no registró la desaparición de una paciente tandilense
Un dramático episodio, que afortunadamente no terminó en una tragedia, se registró días atrás en Mar del Plata, donde una tandilense con discapacidad mental que se encontraba internada en un instituto se escapó y nadie lo notó. Debieron llamar a la Policía y media hora más tarde la encontraron caminando sola por la calle. Su madre contó lo acontecido y aseguró que “esto no quedará así porque es muy grave”.
La tandilense Hermelinda de Fernández denunció a los trabajadores del instituto Arcobaleno de Mar del Plata, un centro de atención para personas con discapacidad psicofísica, porque el pasado miércoles por la noche no registraron que su hija había abandonado el edificio y debieron llamar a la Policía para que la buscara.
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María Alejandra Fernández tiene 52 años y nació con un retraso mental, por lo que desde hace cinco años se encuentra internada en Nuevo Arcobaleno en la ciudad balnearia. “No puede estar en mi casa porque puede hacer cualquier lío”, explicó su madre.
El jueves 22 de octubre Hermelinda recibió un llamado de una de las enfermeras del establecimiento, quien le avisó lo que había ocurrido: la noche anterior, alrededor de las 20.30, notaron que su hija no estaba y debieron llamar a la Policía, y tras una intensa búsqueda la encontraron a la media hora, caminando cerca de la avenida Colón, una de las más transitadas de Mar del Plata.
“Ella se encuentra en el piso de arriba, entonces yo quiero que me expliquen cómo pudo bajar si no sabe usar el ascensor. ¿Quién la bajó? ¿Quién dejó la puerta sin llave? ¿Cómo salió a la calle?”, se preguntó con desazón y agregó: “¿Vos sabés lo que es una nena discapacitada caminando sola por Mar del Plata a esa hora? ¡Es tremendo!”.
Cuando le notificaron lo acontecido, su hijo se contactó con el instituto para hablar con Orlando Telio, el encargado, y éste “se le rió en la cara”: “Quería saber cómo se había ido su hermana y quién había dejado la puerta sin llave, entonces le preguntó por dónde había salido. Y le respondió ‘por la puerta, por dónde va a salir si no’, tomándole el pelo”.
Es por ello que Hermelinda no dudó en señalar que “estas personas no pueden estar a cargo de estos chicos” y aseveró que su intención es que el dueño del establecimiento la contacte para brindarle explicaciones.
La odisea de la denuncia
Cuando se enteraron de lo ocurrido, Hermelinda y su hijo se dirigieron a la Comisaría Segunda para radicar la denuncia, pero les informaron que ellos no podían tomarla ya que tenían que hacerla en la Comisaría de la Mujer.
Marcharon entonces hasta Alem al 1000, donde los volvieron a derivar a la Segunda porque como no era un problema familiar ellos no podían hacerse cargo.
“Entonces volvimos a la Comisaría Segunda y tampoco nos tomaron la denuncia porque nos dijeron que eso lo teníamos que hacer en Mar del Plata. El problema es que no me dejan pasar por los controles, no sé por qué. Y además, donde está mi nena no me quieren abrir, no puedo entrar porque dicen que voy de la calle y puedo llevar el virus”, se lamentó.
Asimismo, informó que no puede retirarla del centro en el que se encuentra ya que quien se tiene que encargar de ordenar el traslado es Ramiro Saralegui, titular del Juzgado de Familia 2.
“El martes a la mañana me citaron en el Juzgado porque van a pasar la denuncia a Mar del Plata”, manifestó. En tanto, remarcó que “esto no puede quedar así porque es un error terrible, podría haber pasado cualquier cosa”, y se consoló con el hecho de que la hayan encontrado sana y salva.
Momentos de desesperación
Treinta minutos después de que notaron que María Alejandra no estaba en su habitación, el personal policial que se avocó a la búsqueda la halló caminando con dirección a la avenida Colón, con un canasto en el que guarda sus libros de pintura y cuadernos.
No obstante, el hecho de que afortunadamente haya aparecido sin sufrir ningún daño no calmó a su madre, quien aseguró que cuando la notificaron se alteró y la invadió una desesperación “tremenda”.
“Y por eso quiero hacer una denuncia y que se conozca lo que sucedió. Porque no sólo no me dieron ninguna explicación sino que además se le rieron en la cara a mi hijo; le tomaron el pelo. Es un desastre lo que ocurrió y no lo voy a dejar pasar”, afirmó.
Finalmente, destacó que las condiciones en las que se encuentran los internados en la institución no son las mejores y que el principal problema es que las enfermeras “están todo el día mirando sus celulares, entonces no los atienden como deberían”.