Patrimonio
Detectaron túneles de las minas de arena en el macizo Carrasco y piden avanzar con un estudio exhaustivo
La Subcomisión de Espeleología del Centro de Montaña Tandil notificó al Legislativo la existencia de túneles subterráneos para la extracción de arena en Basílico al 2500. Tras un acuerdo con los propietarios, el Municipio planificó en ese predio un loteo para construir 227 viviendas. Listos para avanzar con el estudio de campo, los especialistas recibieron la denegación para ingresar. Buscan comprobar el estado de las cavas para establecer su importancia histórica, además de prevenir problemas en el futuro barrio.
Tras años de búsqueda, la Subcomisión de Espeleología del Centro de Montaña Tandil (CMT) descubrió túneles subterráneos para la extracción de arena en la zona de Basílico entre Lauraleufú y San Felipe. Las históricas construcciones atraviesan el macizo Carrasco, que el Municipio de Tandil prevé urbanizar tras un acuerdo con los propietarios y en el marco de la Ley de Hábitat. Los especialistas, que recorrieron las excavaciones hace algunas semanas, recibieron una advertencia de que tienen prohibido el acceso y reclamaron una autorización para estudiar el hallazgo. En simultáneo, pusieron en alerta a distintas áreas comunales para evitar los riesgos de construir sobre las minas que datarían de mediados del siglo XIX.
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Tras mantener contactos preliminares con funcionarios municipales, los espeleólogos tandilenses fueron informados de la denegatoria para ingresar a la propiedad de la familia Carrasco. La medida los sorprendió cuando Dino Mendy, coordinador Subcomisión de Espeleología del CMT, ya había organizado una expedición junto al antropólogo Julio Merlo y el geólogo Patricio Andrade, entre otros investigadores. El primer objetivo era determinar el estado de los túneles, describir sus características y definir si vale la pena preservarlos como patrimonio histórico de Tandil.
La interesante propuesta se vio demorada por la decisión de los propietarios de la tierra, por lo cual la institución solicitó la intervención del Concejo Deliberante que tiene en estudio el convenio firmado para avanzar con la urbanización conjunta.
Evitar problemas
En los últimos días, la Subcomisión de Espeleología del CMT envió una nota dirigida al presidente del Concejo Deliberante, Juan Pablo Frolik, “con el objetivo de notificarle formalmente la existencia de túneles subterráneos producto de labores mineras para la extracción de arena, en las tierras propiedad de la firma Zulema SA” y situó el predio en Basílico 2500 entre Lauraleufú y San Felipe.
En la misiva firmada por Juliana Gómez Ardito, presidenta del CMT, y Dino Mendy, coordinador de la Subcomisión de Espeleología, expresaron que “ante el inminente convenio público privado para la generación de suelo urbano para la construcción de viviendas, creemos que es de utilidad pública el conocimiento del subsuelo, ya que sin un adecuado estudio, es posible que se generen problemas edilicios en el futuro”.
En simultáneo, resaltaron que “también es significativo resaltar la importancia histórica al ser estos túneles los últimos vestigios conocidos de la extracción de arena para la construcción de obras patrimoniales en la segunda mitad del siglo XIX”.
Por último, tras los argumentos esgrimidos, solicitaron “permiso para realizar estudios espeleológicos (mapeo y desarrollo interior), estudios geológicos, históricos, arqueológicos, para elaborar un informe que sea de utilidad para la toma de decisiones”.
Datos históricos
Este Diario accedió al informe preliminar que redactaron los expertos tandilenses tras una investigación documental y el trabajo de campo sobre las minas de arena en Tandil. El estudio lo desarrolló la Subcomisión de Espeleología entre 2001 y 2022, “con la finalidad de servir como aporte a la conservación y puesta en valor de este patrimonio histórico, como así también enriquecer el acervo cultural de Tandil”.
En cuanto a la historia, recapitularon que las minas subterráneas de donde se explotaba arena como material para la construcción se habrían iniciado a partir de la segunda mitad del siglo XIX, culminado a mediados del siglo XX. Se estima que la explotación minera habría comenzado en sectores suburbanos, posiblemente sin ningún tipo de normativa que reglamentara su desarrollo.
En tanto, con el crecimiento de la ciudad, la explotación minera migró a sectores despoblados, en la zona norte, donde quedaron abandonadas las cavidades. A posteriori, esos espacios fueron utilizados como zona residencial, “rellenándose las minas o terraplenando, con posteriores problemas de hundimientos y rajaduras de casas como en el barrio Fática”.
Agregaron que “aún hoy en día (mayo 2022) suelen aparecer minas cuando se excava para la construcción de modernos edificios residenciales, por ejemplo, en Belgrano y Santamarina” y resaltaron que “estos descubrimientos no son denunciados o dados a conocer ya que existe la falsa creencia de que ‘los arqueólogos van a parar la obra’, impidiendo así el relevamiento, protección y rescate del pasado”.
Las exploraciones
En 2001, un grupo de aficionados formado por Juan Mendy, Omar Carnesalli y Claudio Plachessi comenzó a explorar las minas de arena de la zona del Hipódromo. “Este sitio era muy conocido por relatos urbanos que contaban de túneles que atravesaban la ciudad o que en la Plaza de las Carretas había un túnel por donde traían la arena, sumado a la tradición oral de los túneles del Fuerte Independencia, que supuestamente se usaban para escapar de los malones. Esas primeras incursiones en el subsuelo los llevaron al aprendizaje y la práctica de la espeleología (estudio de cuevas)”, reseñaron y agregaron que luego se sumó Norberto Gabriele, geólogo con amplia experiencia espeleológica en Neuquén.
Así, en 2004 organizaron el II Congreso Nacional Argentino de Espeleología en Tandil, donde publicaron su primer trabajo sobre las minas de arena, y en 2008, el equipo se integró al Centro de Montaña Tandil y creó la Subcomisión de Espeleología, desde donde continuó la búsqueda de minas y túneles, descubriendo dos sitios nuevos, el de Basílico y el de Bella Vista.
En 2009 se creó la UAE (Unión Argentina de Espeleología) y el CMT fue organizador de la jornada en Benito Juárez. También ese año el grupo GIE (Grupo de Investigaciones Espeleológicas) realizaba prospecciones en las minas de arena.
“Todos esos años se realizaron esfuerzos por proteger las minas, ya que desde el punto de vista espeleológico, geológico e histórico era necesario. Se dieron charlas, cursos y visitas. Se confeccionó un mapa de las Minas del Hipódromo que fue donado al Museo de Ciencias Naturales. Todo fue en vano, ya que fuimos viendo cómo se tapaban y rellenaban los sitios donde se ubican las minas, sin el más mínimo interés de estudio y/o conservación por parte de las autoridades locales”, cuestionaron.
En tanto, en 2017 surgió un nuevo interés por los “túneles del Fuerte” por parte del concejal José Luis Labaroní, que motivó los estudios arqueológicos en la ciudad a cargo de Julio Merlo y su equipo. “Con la intención de colaborar con nuestro conocimiento de las minas, nos contactamos con el concejal y lo llevamos a ver los sectores conocidos, encontrando que en su mayoría fueron tapadas por el avance inmobiliario en la zona norte de la ciudad”, indicaron y precisaron que lo condujeron a una visita a las minas de Basílico pero no pudieron hallar la entrada.
Las cavidades de Basílico están bien conservadas y hay “zonas intactas”
En junio pasado, ante el avance del proyecto para lotear el macizo Carrasco, el Centro de Montaña organizó una expedición para hallar un ingreso a los túneles. “Se localizó un pique derrumbado recientemente producto de la colocación de un alambre perimetral”, confirmaron y describieron que “se accede a las galerías descendiendo por un pique vertical de 6 metros de profundidad”.
En cuanto a la descripción, señalaron que el interior de las minas de Basílico es de sección cuadrangular, variando la altura de entre 1 a 2,30 metros y con un ancho de 2 metros en promedio. El conducto principal posee galerías a los costados que vuelven a conectar a la principal, dejando columnas como sostén del techo.
La orientación general de las galerías es en sentido Sur-Norte. En una primera exploración, la Subcomisión de Espeleología midió 90 metros de desarrollo, aunque en una nueva visita y con el uso de herramientas informáticas, calculó que hay unos 168 metros de túneles. En tanto, nuevas estimaciones indicaron que tendría una extensión mínima de 260 metros lineales y desarrollo total de galerías cercano a los 350 metros.
“Si bien estas minas tienen una antigüedad mínima de 70 años, es posible apreciar zonas intactas, que parece que ayer estuvieron trabajando. Otro sector diferente es la zona donde existen piques que primero han sido tapados desde el exterior, ya sea con bóveda de ladrillo, planchones, tapa de hormigón o palos con chapa. Algunos están intactos y otros se han roto, dejando el pozo abierto por donde posteriormente se ha arrojado basura hasta taparlo completamente. El agua de lluvia ingresa por esos pozos desparramando restos de basura (plásticos, latas) al interior de las galerías”, describieron sobre la conservación.
Y concluyeron que “el estado general de la mina es bueno y estable, no presentando riesgos visibles de derrumbe o peligro latente”.
Para cerrar, destacaron que la importancia de estudiar estos túneles radica en que “es posible que estas sean las últimas minas de arena con la posibilidad de acceder a conocerlas y que están en buen estado de conservación” y manifestaron que “hace falta seguir estudiando estas minas desde la espeleología, geología, historia, antropología, paleontología, biología, etnogeología, etc. Porque es muy factible la utilización del espacio para un turismo espeleológico de aventura de bajo impacto”.
Secretaria de Redacción de El Eco de Tandil. Licenciada en Comunicación Social orientación Periodismo (UNLP)