Difícil situación en un puesto sanitario
Una mujer, su hija y su nieta vivieron horas de incertidumbre, bronca y dolor en la noche del pasado sábado, bajo la lluvia, en el puesto sanitario ubicado en La Vasconia.
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La situación, narrada por la protagonista -que no quiso dar a conocer su identidad- da cuenta de una historia previa que agregó la dosis que faltaba para complicar el momento.
La hija de esta señora, que nació y creció en Tandil, ahora vive en Neuquén, está divorciada y trabaja en un Hospital. Como no conseguía mujer que le cuidara a su bebé (no estaba considerada entonces como actividad esencial), decidió traérselo a su madre a Tandil, a principios de agosto.
Como le salió un pase para trabajar a Zapala y ya está permitido que el servicio doméstico trabaje, decidió venir a Tandil a buscar a su pequeña hija. Lo que nunca imaginó fue que iba a sufrir un auténtico calvario.
Después de manejar casi 12 horas bajo la lluvia, llegó a La Vasconia y no la dejaron pasar, pese a que tenía certificado de haberse hisopado y permiso para circular.
“Fuimos a llevarle a la nena al puesto sanitario a las 21 y le pedí al policía y al señor que estaban a cargo que me acompañara un patrullero a casa, que a las 6 de la mañana enviaran a otro y acompañaran a mi hija y a mi nieta hasta la ruta, para volverse. Me contestaron que ellos no podían solucionarme nada y fue entonces que solicité el número de alguien que estuviera a cargo, a lo que me respondieron que ellos no tenían comunicación con nadie”, relató.
Mientras seguía transcurriendo el tiempo, la mujer llamó al 101. “Atentamente me dijeron que mi hija no podía volverse en esas condiciones con la nena, que en algún lugar tenía que pasar la noche en Tandil, pero que debía arreglar todo llamando al 103, cosa que por supuesto hice, pero me respondieron que no podían mandarme ningún patrullero. La cuestión fue que por uno por protocolo y el otro porque no podía, nada se pudo hacer ya que mi hija no tiene dirección de Tandil en su DNI”, agregó.
“Ya pasadas las 22.30 conseguí el número de Villarruel -continuó la mujer- que por supuesto no me atendió, aunque le dejé un mensaje contándole todo. Esperé, pero nunca contestó. A mi hija se le hacía cada vez más tarde, así que la única opción fue volverse con la esperanza de conseguir algún lugar en Gonzáles Chaves para poder dormir con mi nieta”, manifestó.
Finalmente, cerró su relato a El Eco de Tandil diciendo: “Lo que más me molestó fue que en el puesto sanitario no me dejaran comunicarme con nadie, mientras tampoco nadie se molestó ni hizo ningún esfuerzo por dar una solución”.