El acompañamiento de doulas, una elección que crece entre los tandilenses que esperan un hijo
Se trata de mujeres que acompañan a otras en todo el proceso que significa tener un hijo: gestación, parto y postparto. A diferencia de una partera, su implicancia está más ligada a lo emocional. En Tandil son cada vez más las parejas y familias que apuestan a esta modalidad, específicamente en partos domiciliarios.
Siempre existieron mujeres que acompañan a sus pares en el curso del embarazo y parto, sólo que alguna vez se les puso el nombre de “doulas”. Incluso las parteras, hasta hace unas décadas atrás no eran universitarias sino de tradición o empíricas, que portaban un gran conocimiento heredado de sus madres o abuelas. “Ahora hay instituciones que te forman, pero más bien es algo que se siente, y aunque está bien incorporar saberes, sin estudiar podés empezar a acompañar”, aseguró la doula Silvia Gómez, quien tuvo a sus cuatro hijos en su propia casa.
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Fue cuando nació su primogénito que empezó a interiorizarse en el tema. “Haberlo vivenciado de manera amorosa, natural y en mi domicilio, me hizo notar lo intenso que es el trabajo del parto y lo importante que es estar acompañada por otras mujeres”, analizó. Esto la llevó a estudiar y formarse, primero como doula, luego se especializó en parto domiciliario y más adelante se instruyó en la continuidad del cuidado postparto, con relación al parto respetado y todo un modelo de atención “distinto al conocido”.
“Creo que en Tandil está creciendo muchísimo la demanda de mujeres y parejas que buscan el acompañamiento de las doulas en el embarazo”, estimó y añadió que cada vez más familias buscan transitar este camino juntos. Según contó la experta, que hace casi 16 años se dedica a este oficio, los hombres se están involucrando notablemente.
El inicio y fin de su trabajo con las mujeres que transitan el embarazo y el alumbramiento está directamente ligado a la necesidad de cada una. “Se va dando naturalmente, a veces si no me llaman, me gusta contactarme y preguntar cómo sigue todo”, dijo.
Embarazo, parto y lactancia
Su práctica empezó con el acompañamiento a mujeres en todo el proceso de gestación, puntualmente en preparar y planificar el parto. Sin embargo, se extiende también a todo lo que viene después, ya que manifestó que muchas veces se dan situaciones con la lactancia, por lo que no se “despegan” hasta que haya una notable armonía en el hogar.
El proceso es vivenciado por cada mujer de manera única y especial, de hecho el ritmo de la compañía se da de acuerdo a las necesidades de cada una, aunque hay encuentros que se tienen que dar si o si para una buena proyección.
En la primera cita está destinada al conocimiento mutuo, ponerse al tanto de la situación e historia de quien la convoca. “En general esta búsqueda por parte de ellas se da debido a alguna situación traumática con algún parto anterior, que no han podido vivirlo como les hubiera gustado, respetando los tiempos fisiológicos de la mamá y el bebé”, explicó. En tanto que aclaró que también hay casos en que simplemente quieren vivir ese momento de forma natural. “Siempre el resultado ha sido positivo”, entusiasmó.
Silvia trabaja en conjunto con una partera, lo que le permite estar al tanto de las cuestiones obstétricas, de análisis y ecografías, aunque no es un tema donde se involucre ya que su especialidad es abocarse a lo emocional. Principalmente se desempeña en lo que son partos domiciliarios, y si bien ha tenido que realizar algunos traslados a centros médicos, su función terminó allí, ya que por el momento en Tandil no hay espacio para que las doulas puedan brindar su aporte en los equipos de salud pública, aunque sí se está ampliando el uso en hospitales de Capital Federal y Gran Buenos Aires.
El peso de las emociones
Durante la gestación hay vaivenes emocionales muy notables en la mujer, que tienen que ver básicamente con el fuerte cambio que se produce a nivel hormonal. A la vez, describió que tanto el embarazo como el parto, son los acontecimientos más complejos de la vida humana, donde se ponen en juego sentimientos como el amor, los miedos de la sociedad y propios, la historia familiar, entre otros. Asimismo, hizo referencia a que, sobre todo en el postparto, sucede varias veces que la mujer se auto juzga, siente que no puede dar de mamar, que no tiene leche, y por eso advirtió que es fundamental acompañar en la autoestima.
“Me ha tocado tener que atender el teléfono a la madrugada, ya sea porque el bebé llora sin parar, y aunque pueda ser por una pavada, la mamá primeriza simplemente necesita que la guiemos”, relató, y agregó que ha pasado de acercarse a un domicilio porque la mujer por parir necesitaba que alguien la escuchara, llorar o descargar algo.
En este andar, las doulas podrían ser como unas psicólogas, pero también se ocupan de guiar y brindar información del proceso. “Muchas veces salen cosas muy profundas y sanadoras, íntimas de la familia, lo que resulta súper interesante y me vuelve sumamente agradecida de poder estar en esa intimidad”, contó con emoción. “Estás presenciando un milagro”, insistió.
Compartir los conocimientos con la sociedad
La relevancia que está teniendo el rol de las doulas ha llevado a que desde la Universidad Nacional del Centro apuesten a brindar una capacitación abierta sobre el tema con fecha a determinar. En este sentido, Silvia realizó la propuesta de la charla denominada “Abrazando el misterio y el milagro del parto nacimiento. Sanando desde el origen”, que tendrá lugar en octubre. “Hay mucha necesidad de tratar estos temas relacionados con los partos y nacimientos”, sostuvo.
La idea es promover un espacio de intercambio, reflexión, información y trabajo personal en torno al asunto. Reconociendo en primer lugar que quien realiza el parto siempre es la madre, y que dar a luz está impreso en la esencia de la mujer.
“Hoy en día, atravesados con un altísimo porcentaje de cesáreas, es imprescindible conectarnos con ese momento sagrado para redescubrir nuestro poder de saber parir, y así abrir camino al milagro del nacimiento”, propone la disertante.
La experiencia de parir en casa
Eugenia Domínguez tuvo a sus dos hijos en su casa y con el acompañamiento de una doula. Eligieron esta forma por distintas razones. En primer lugar, mientras esperaba a su primera hija, había empezado a observar que sus amigas que decidían tener a los bebés en el hogar tenían muy lindas experiencias. “Comencé a ver en profundidad lo que significaba para ellas y me iba llegando muy adentro”, contó.
En esa gestación le toco sentir y pensar dónde y cómo quería parir; se empezó a hacer preguntas donde fue surgiendo la necesidad de vivir un proceso de embarazo donde el foco esté puesto en ella y su historia. “Cada síntoma era un mapa que me indicaba que tenía que trabajar para llegar al parto conectada conmigo, que el nacimiento sería una experiencia espiritual, para la que debía prepararme como persona y mujer, porque tendría que poner mucho de mí y podía salir todo bien o no, ser fácil o no”, compartió entre sus reflexiones.
Para ella, tomar la decisión del parto domiciliario era hacerse responsable de todos sus cuestionamientos y de cualquier consecuencia. En este sentido, estar acompañada por la partera y doula, la inspiraban profundamente a sentir “el poder de parir” y fue así que en el alumbramiento sólo participaron las personas que más “delicada y amorosamente” la acompañaron en la gestación.
“El nacimiento fue largo, agotador, difícil, y tanto la partera como la doula fueron un apoyo respetuoso y contante, desde lo físico hasta lo emocional, de forma dulce y, cuando fue necesario, también fueron firmes”, describió.
Por eso en su segundo embarazo no lo dudó. El parto fue en su casa con las mismas acompañantes. “Fue rápido, simple, todo lo vivido sirvió como experiencia y el resultado fue como un premio, el recuerdo, la experiencia y lo que realmente es parir conectada con una misma y consciente de cada momento”, manifestó.
Por último, aseguró que eligió este camino desde la gestación hasta el postparto porque ellas contemplan la parte emocional del acompañamiento, la importancia de la participación de toda la familia en el proceso y el vínculo entre la doula y la embarazada.
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