El Festival de la Sierra redobla la apuesta para convertirse en la fiesta popular de Tandil
Serán cuatro días intensos, del jueves 6 al domingo 9 de febrero, en el Anfiteatro, donde se unirán el folklore y el salame tandilero. En la antesala de esta fiesta popular, la Peña El Cielito y la DOT organizaron cada atractivo. Miguel Rouaux, quien en 1983 le puso nombre al festival, dio detalles de la organización y repasó la historia del evento cultural y social más convocante de la ciudad. El desafío a futuro es la televisación en un canal nacional.

El próximo fin de semana, entre el jueves y el domingo, tendrá lugar la 37ma. edición del Festival de la Sierra, que organizan la Peña El Cielito y la Denominación de Origen del Salame de Tandil (DOT). La propuesta cultural y social convocará a miles de personas en el Anfiteatro Municipal Martín Fierro, que asistirán a disfrutar de espectáculos folclóricos y gastronomía. Detrás de esta ambiciosa fiesta popular hay un gran trabajo en equipo y más de un centenar de personas que colaboran.
Recibí las noticias en tu email
Accedé a las últimas noticias desde tu emailEl Festival de la Sierra, del Folclore y del Salame Tandilero se concentrará en cuatro días muy intensos, donde habrá espectáculos en el escenario del Anfiteatro, shows, la presentación del salame más largo del mundo (pretende alcanzar los 93 metros), fogones y gastronomía, picadas y degustaciones, y artesanos. La entrada es libre y gratuita.
Desde la organización estimaron que en 2019 pasaron unas 40 mil personas durante los cuatro días del festival. El Anfiteatro tiene una capacidad de 3500 espectadores y este año anexarán doce tribunas de madera, en la parte superior, para contar con más capacidad.
Un año antes de la primera edición, que se realizó en 1983, Miguel Rouaux le puso nombre al Festival de la Sierra. Con 52 años de actividad en El Cielito, es la voz autorizada para compartir la trastienda de esta fiesta que lo apasiona.
Como todos los años, El Cielito mostrará en el escenario a todos sus ballets, con unos 130 bailarines desde infantiles hasta adultos, pero también pasará una gran cantidad de grupos y solistas que vienen a tocar porque es una excelente oportunidad para mostrarse ante el público.
Intensos preparativos
En octubre comenzaron las reuniones entre la DOT y El Cielito para organizar la fiesta. Las tareas se dividieron. Mientras la DOT se focaliza en los productos regionales y degustación, la peña se encargó de la programación artística y de los fogones con los asados.
“A partir de diciembre, empiezan a llamar porque todos quieren cantar en el Festival de la Sierra”, dijo Rouaux y afirmó que los grupos y solistas actúan ad honorem. “Nosotros sólo les damos un espacio en el escenario. Así y todo se nos complica, han quedado muchos grupos afuera, en lista de espera”, confió.
Para la selección, los artistas mandan material grabado que auditan los integrantes de la peña. “Hay gente que ya conocemos. Muchos de Tandil que siempre están y tratamos de darle un espacio también. De los grupos que vienen, un 70 por ciento es de Tandil y un 30 por ciento foráneos. Al día de hoy me siguen llamando, pero queremos que el festival tenga una duración acorde para que todos disfruten y no terminar a las 3 de la mañana cantando para las piedras”, dijo amparado en la experiencia de 37 ediciones.
Unas cien personas de la peña trabajan ad honorem para, en distintos turnos, atender las cantinas y stands. “Todos colaboran con el festival porque tienen la camiseta puesta”, valoró y señaló que el primer objetivo es “salvar los gastos, que son muchos y no cobramos entrada”.
En relación al presupuesto, adelantó que El Cielito invertirá unos 2 millones de pesos para costear los gastos de sonido, pantallas, Sadaic, Aadi Capif, carpas, baños químicos, insumos en general y lo que cobran los artistas centrales.
Entre los artistas de renombre, el jueves se presentará el grupo salteño Los de Portezuelo, que llega de los escenarios de Jesús María y Cosquín; el viernes será el turno del humorista “El Negro” Álvarez; el sábado llegará Juan Braccelli a presentar el salame más largo del mundo y el domingo, cerrarán Natalia Pastorutti y Miguel Ángel Cherutti.
Como contrapartida, la recaudación de la peña es a través de las cantinas y los sponsors que apoyan el festival. “Corremos un riesgo grande a nivel climático. Esperemos que el clima nos acompañe”, clamó y reseñó que en la edición de 2019 terminaron empatados, por lo que lograron salvaron los gastos.
“El festival es una vidriera para los distintos ballet de la peña, desde los Infantiles, Juveniles, Mayor, Adultos. Son 130 bailarines que van a ir rotando en las distintas noches del festival”, explicó. Además, en la escuela de danza, la peña recibe a otros 70 alumnos que están en formación.
La logística
En el patio de comidas, montarán dos carpas gigantes. En una instalarán todo el sector de cajas, con 15 puestos para sacar los tickets de comida y bebidas, donde trabajarán unas 20 personas. En la segunda, estará el despacho de las carnes asadas y choripanes, con otro grupo similar que atenderá al público. Ya contrataron a los asadores a cargo de los fogones donde cocinarán las carnes vacunas y de cerdo.
Por su parte, la DOT tendrá sus stands de picadas y productos regionales, con sándwiches y otras propuestas gastronómicas. Todos los años renueva el paseo, ubicado debajo de los árboles, con mesas y sillas, ambientación y luces de colores.
El Cielito también dispondrá de una carpa institucional para promocionar la escuela de danzas y otras diez carpas destinadas a empresas que promocionan sus productos. A esto se suman los stands de artesanos, en el acceso al Anfiteatro.
Además del alquiler de las carpas, instalarán baños químicos, el cableado para dotar de energía eléctrica a los distintos espacios y pantallas LED para transmitir los espectáculos.
Todos los proveedores de insumos y servicios son de la ciudad, por lo cual el Festival de la Sierra genera un movimiento que impacta en la economía local. Además, repercutirá en otros sectores gracias al turismo, porque inyecta visitantes tanto de la zona como de ciudades más alejadas.
Los cambios
Este año, El Cielito puso especial énfasis en reorganizar el sector gastronómico, con reformas en el patio de comidas para evitar las largas colas. Por ese motivo, separaron las cajas de los fogones. “Era un desafío poder brindarle un servicio mejor a la gente”, contó el también director de Cultura del Municipio.
Sumado a esto, programaron algunos puntos de abastecimiento de comidas más cerca de las tribunas para que el público tenga un mejor acceso a las cantinas.
Más allá de las sierras
El marketing y publicidad, promoción y cartelería, está a cargo del DOT, que realiza una gran campaña en redes sociales y a través del record del salame más largo del mundo.
“Tenemos un tema pendiente que es la televisación, que nunca la pudimos lograr. Lo que pasa es que tiene un costo elevado y en este momento se nos hace imposible”, lamentó Rouaux y definió que “es el paso que nos falta para que llegue a todo el país”.
En el camino de las gestiones, se reunieron con dirigentes de distintos medios nacionales. En tanto, hace dos años habían tenido la promesa de que venían a televisarlo, pero sólo hicieron algunos flashes que se emitieron en canales nacionales como TN.
“Uno nunca pierde las esperanzas, hay que seguir con las gestiones. Tampoco hemos tenido apoyo de Provincia y Nación. Este año es muy reciente el cambio de gobierno. En algunas ediciones hemos conseguido que nos manden a algún artista. Este año fue todo muy reciente. Vamos a ver si podemos tramitarlo durante el año, porque eso nos aliviaría mucho”, confesó.
En tanto, desde el Municipio realiza un aporte económico, pero además colabora con el trabajo de distintas áreas que acondiciona el paseo, los vestuarios, gradas, parquización, todo lo que necesitan para que el lugar luzca de la mejor manera.
Popular y tandilense
“La gente lo ha tomado como propio y concurre. Ese es el motivo también por el cual hacemos el esfuerzo de mantener la entrada gratuita, para que sea un festival popular que lo pueda disfrutar todo el mundo, desde el que puede pagar una entrada hasta el que no puede. Es abierto a todos y creo que eso es importante”, consideró Rouaux.
Para la comunidad de la peña, “es una satisfacción personal de cada uno de los que llevamos la camiseta puesta de El Cielito el poder llevar adelante y tener un festival que se ha transformado en la gran fiesta de Tandil, y no deja de ser también una responsabilidad, porque año tras año siempre hay un desafío nuevo y buscamos superarnos, pero no hay un interés económico, simplemente llevar la firma de El Cielito adelante, la camiseta bien puesta, y que el festival siga creciendo”.
La transformación en 37 años de historia
Miguel Rouaux fue uno de los mentores del Festival de la Sierra, el primero competitivo de la provincia de Buenos Aires. El crecimiento y las demandas en cuanto a la organización, llevaron a que se transformara en una marca que ya superó a la institución y que fue potenciada con la colaboración del sector público y privado.
-¿Cómo comenzó el Festival de la Sierra?
-Habíamos ganado en Cosquín, con el Ballet Mayor, en 1982. En el 83 fuimos a competir a Córdoba, a un festival que se llamaba Estampas, y ahí nos surgió la idea de hacer en Tandil un festival competitivo porque no había festivales en la provincia de Buenos Aires. Entonces, en el 83 no lo hicimos competitivo, pero sí en el 84.
-¿Fue el primero en la provincia de Buenos Aires?
-Sí, prácticamente no había ninguno y desde el Festival de la Sierra nacieron un montón de festivales competitivos. Nosotros teníamos que ir a competir siempre a Córdoba o a otras provincias, porque acá no había. Nació como un festival competitivo, con la idea de que fuera por lo menos zonal o regional. Tomó un despegue bárbaro, empezó a venir gente de Córdoba, Santa Fe y otras provincias, y se transformó incluso en lo que es hoy, uno de los tres festivales competitivos más importantes del país, junto con Laborde y Cosquín (Córdoba).
-¿Enseguida tomó relevancia nacional?
-A los pocos años. Sí, cuando empezamos. Además, nosotros viajábamos a competir a otras provincias, entonces empezamos a tener la devolución de las otras agrupaciones que venían a Tandil. Así fue que lo hicimos competitivo tanto en canto como en danza, hasta que hace 15 años, transformamos la parte de canto, que en lugar de ser competitiva se transformó en fogones populares.
-Los fogones le aportaron una identidad muy fuerte al Festival de la Sierra…
-Nosotros nos dimos cuenta de que la parte de canto resultaba más popular haciéndola en fogones, entonces lo que era certamen de canto, lo transformamos en fogones populares hace 15 años y lo comenzamos a hacer en la Plaza Moreno, y de ahí, un poco por sugerencia del Intendente, nos trasladamos al Anfiteatro Municipal.
-¿Cuánto hace que se mudaron al Martín Fierro?
-Ya 13 años. Hicimos dos ediciones en la Plaza Moreno y después el Intendente nos dijo ‘por qué no se trasladan al Anfiteatro’. Fuimos a probar suerte y empezó a crecer. Hacíamos en paralelo el festival competitivo, la parte de danzas en el club Independiente y los fogones populares en el Anfiteatro. Hace 10 años se sumó la DOT, que es la Denominación de Origen del Salame Tandilero.
-El sector productivo aprovechó el festival que ya era una marca para hacer una fiesta popular de Tandil, ¿qué les aportó?
-Fue un poco la estrategia sumar a la DOT y transformar al festival en algo representativo de la ciudad. En todas las ciudades está la fiesta del limón, la de la cebolla, la del ajo; todas tienen su producto representativo. Entonces, a nosotros nos faltaba que tenga la identidad de lo que nos representa a nosotros que es el salame. Así que en esa asociación que hicimos con la DOT, también tomó un despegue el festival, porque le dio otro brillo a través de la exposición y degustación de productos tandilenses, además de salamines, quesos.
-¿Es otra posibilidad económica?
-Sí, se abrió mucho más. También el sponsoreo fue más fuerte. También, la estrategia de hacer el salame más largo le dio un toque especial porque se contó en medios, incluso, del exterior, en Brasil, y en muchos lados se comentó el hecho del salame más largo del mundo.
-Le dio gran trascendencia mediática…
-Los medios capitalinos esperan cuál va a ser el record de este año y es uno de los grandes atractivos que tiene el festival, conjuntamente con los fogones populares y con toda la programación artística que cada vez son más los grupos que quieren venir.
-Y hace dos años desdoblaron la fase competitiva…
-Desdoblamos la fecha porque crecieron tanto los fogones populares –como le llamamos a la programación de verano-, que operativamente no podíamos atender la parte de danzas y los fogones. En la parte competitiva recibimos delegaciones de todo el país y es de sol a sol, empieza a las 18 hasta las 6 de la mañana. Además, competíamos con nosotros, porque la gente que iba a la parte competitiva no podía disfrutar de los fogones, o el que iba a los fogones no podía estar en la parte competitiva. Y nosotros, organizativamente, no podíamos tener cien personas trabajando en el gimnasio y otras cien en el otro lado.
-¿Cómo resultó?
-Creo que fue un acierto hacer un festival en verano y otro en vacaciones de invierno. De esa manera, al despegar la parte competitiva para el invierno, nos separamos de Cosquín y Laborde, que son los otros dos festivales competitivos que se hacen en enero, porque las delegaciones que iban de Tucumán, Chaco, Corrientes a Cosquín, a la semana siguiente no podían venir a Tandil. Entonces ahora estamos más separados y las delegaciones tienen más chances de venir a Tandil.