El secretario de Desarrollo Local consideró que Tandil puede triplicar el potencial exportador a partir de su entramado productivo
Se podría dar con el tipo de cambio competitivo, más un trabajo serio y permanente de desarrollo de mercados. Es a lo que apuntan con el programa Tandil Exporta, promovido por el Municipio y la Universidad. Las diez pymes seleccionadas escogen el destino atractivo para sus productos y allí comienza el proceso de cotización, contacto y seguimiento hasta concretar la venta. El beneficio, además de traer divisas a la localidad, es contar con empresas competitivas.
El proyecto Tandil Exporta se enmarca en un convenio firmado por el Municipio y la Universidad, en el que se establecen las pautas que regirán el desarrollo de internacionalización de Pymes, a través del cual se realizará un estudio exhaustivo del potencial de los productos de las firmas elegidas para su desempeño en el exterior.
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Según consignó Raúl Moyano, secretario de Desarrollo Local, se trata de un programa que promueve el potencial de exportación de las actividades de empresas del partido de Tandil a través de una asistencia a medida relacionada con el comercio exterior de bienes físicos y servicios.
Con el proyecto se espera lograr la identificación de los productos exportables, los posibles mercados y sus respectivos canales de comercialización, además de detallar todos los pasos de la operatoria de exportación y la operatoria financiera adecuada que lo posibilite.
“El potencial exportador de Tandil existe”, aseguró Moyano y agregó que, por el entramado productivo de la ciudad, podría haber tranquilamente cinco o seis veces más de empresas exportadoras de las que hay.
Para dar una idea, contó que hay 25 firmas tandilenses que exportaron entre enero del 2015 y fines del 2017, muchas del sector primario. “Tandil tiene margen para triplicar ese número fácilmente, con un tipo de cambio muy competitivo, más un trabajo serio y permanente de desarrollo de mercados”, alentó y advirtió que es a lo que apuntan con el programa.
De esta manera, el beneficio de Tandil Exporta para la localidad es, en primer lugar, la adquisición de divisas, además de hacer más competitivas a las empresas con lo cual su capacidad para generar puestos de trabajo sustentables será cada vez mayor. En tanto que, a través de los procesos de innovación que se dan, se puede hablar de internacionalización de actividades.
Una cuestión que va a potenciar este proyecto es que en pocos meses se va a abrir la Zona Primaria Aduanera en el Parque Industrial, que va a permitir que cada vez más compañías puedan sumarse al comercio exterior, consolidar cargas, compartir un conteiner, entre otros bienes.
El proceso de selección
La elección de empresas se basó, por un lado en productos que tengan ciertas características innovadoras y, por otro, que tuvieran un posicionamiento en el mercado nacional, además de poder cumplir con el compromiso de abastecer en los volúmenes al mercado.
Asimismo, cada una de ellas escoge libremente el o los destinos más atractivos para el tipo de producto que ofrece. “En general, se empieza eligiendo el más próximo geográfica y culturalmente, sin embargo alguna ha optado por Tailandia, por ejemplo, aunque la mayoría apunta a países de Lationamérica”, detalló Moyano.
Para que puedan llevar adelante esta deliberación, se contrató una base de datos de lo que es el movimiento internacional de mercaderías como para identificar en la grilla los mercados más grandes, o que no fueran abastecidos por sitios como China, “con el cual es muy difícil de competir”.
Las empresas seleccionadas para la edición 2018 de Tandil Exporta son Tradición Inza SRL, Agrobolsas, Hecam SRL, Bio Tandil, Inbio Highway, Deco News, Loimar SA, Daniel Muñoz, Cuerdas Mendy Hermanos SRL y Global Grains. Si bien el programa está destinado a pymes, Loimar que es una empresa grande, pero “es parte únicamente porque estaba (y está) atravesando un momento difícil con caída fuerte de ventas en el mercado interno”, de acuerdo a la explicación del secrteario del área.
Asimismo, contó que disponen de la asistencia de la Unicen que tiene un equipo técnico formado, que aporta a través de una metodología de identificación. Esta secuencia empieza por la parte exportable, luego se reconocen los mercados potenciales, posteriormente arman la cadena de exportación que comprende todas las etapas hasta llegar a destino. Esas fases son cotizadas con sus diferentes valores. Esto quiere decir que se calculan los precios en la misma planta, luego los correspondientes al previo y, por último, la estimación del monto del producto en destino, que es el más completo. Cabe aclarar que, para obtener los costos de producción, logística, aranceles, ingreso al mercado, realizan un relevamiento minucioso de salida y entrada de lo exportado.
Todo esto está relacionado con los bienes físicos, que el año que viene continuará con una segunda edición con otras empresas, y a su vez, una segunda fase para las que están actualmente trabajando. “Porque apuntamos a que se consolide y se concreten las exportaciones”, afirmó.
Debido a que varias de las compañías no cuentan con una oficina de comercio exterior, es que todo el trabajo de contacto y seguimiento es realizado por pasantes universitarios.
Cuando la mercancía es un servicio
Para lo que tiene que ver con servicios, principalmente de software, hay una empresa de la ciudad que es asistida por la Agencia de Promoción de Inversiones y Comercio Exterior de Buenos Aires. Se destaca en este rubro que es más flexible y tiene menos restricciones, sin embargo todo lo referido a la cotización, contacto con el potencial importador y la participación en ferias y eventos es similar a los bienes físicos.
Esta firma ya tiene programados viajes a Londres y a alguna ciudades de Alemania, que para el caso del software son mercados atractivos.
“La ventaja principal que tienen estas firmas locales es que ya crecieron con la idea de que parte de sus ventas las tienen que obtener del exterior”, manifestó.
El umbral del proyecto
La idea original fue del secretario de Desarrollo Local, Jaime Feeney, y comenzaron en 2016 con la organización de seminarios de exportación, pero con el tiempo notaron que era necesario ir más allá. En ese tiempo, el dólar tenía un valor de 17 pesos, lo que no resultaba muy atractivo. “Lo bueno ahora, que el tipo de cambio es competitivo, es que ya se recorrió un sendero y hay tiempo ganado”, enfatizó, haciendo referencia también a lo complejo que resulta generar toda la cadena de los mercados, sobre todo porque hay restricciones a la salida y a la entrada de los productos y otra serie de normativas que hay que cumplir. “En algunos casos hay que gestionar permisos que llevan tiempo o certificaciones de mercaderías”, explicó.
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