Opinión
Lo que dejó la elección
Tandil es una de las ciudades mejor consideradas de la provincia y pertenece a una sección electoral muy importante.
Recibí las noticias en tu email
Sin embargo, el hecho de que Miguel Lunghi se haya constituido en un hombre invencible parece haber influido para que ningún candidato de peso a nivel nacional o provincial se acerque a hacer campaña.
Rodríguez Larreta hizo en su momento un “vuelo rasante”, casi de compromiso. Y obligó de alguna manera a Bullrich, que después repitió visita muy breve, pero antes de las PASO, para un insuficiente respaldo a Marcos Nicolini.
Para esta elección no aparecieron ni Bullrich ni Petri (aunque sí Grindetti) , pero tampoco lo hicieron Milei, Villarruel ni Píparo, ni Massa, ni Rossi ni Kicillof ni Magario.
Tandil no es considerado terreno fértil porque Lunghi no alimenta expectativas para los demás. Eso no solo lo sabemos puertas adentro. También afuera son conscientes de la cuestión. Pensarán, como se decía antes: ¿ qué necesidad hay de gastar pólvora en chimangos?
SIN EMBARGO…
El apoyo mayoritario al actual intendente dista de ser el mismo que tenía años atrás. Del 2019 al 2023 bajó del 55 al 44%.
Ni siquiera pudo retener 3.000 votos obtenidos en las PASO que eran de Nicolini y de Manazzoni y que evidentemente ahora fueron más a Santamarina que a Iparraguirre. Por eso perdió un concejal.
De todos modos, puede ser un análisis demasiado liviano, porque aunque Gonzalo Santamarina se muestre exultante por el respaldo (real) que tuvo en la elección, bien sabe que los 5 mil votos que ganó desde las PASO tuvieron que ver no solo con eso sino con el voto joven que acompañó a Milei. Habría que ver qué hubiese ocurrido de no aliarse a La Libertad Avanza.
Y muy en el fondo, algo de desencanto debe haber en él y en su gente por el evidente ninguneo del libertario, que no vino, no le aportó fondos ni mandó ningún mensaje de apoyo ni de felicitación posterior.
NO HAY PEOR ASTILLA
… que la del mismo palo. Tanto va el cántaro a la fuente que al final se rompe. Dos frases que reflejan el desmoronamiento de Juntos por el Cambio. Una situación de tanta lucha intestina, de tantas acusaciones, de tanto desconfiar entre unos y otros era lógico que derivara en esta especie de catástrofe: Bullrich muy lejos del ballotaje, Grindetti más aún de Kicillof…
Acaso con solo señalar que Lunghi obtuvo un caudal de votos superior al 40 % respecto a Patricia Bullrich y que Grindetti la superó por un 16 % se tenga una idea de que la candidata presidencial no reflejó la imagen que prefieren los tandilenses ni los argentinos en general.
Por otra parte, bien dicen que cuando un líder no acierta, no conduce, no es firme o es poco claro, todo se complica.
Mauricio Macri fue eso. Muchos se animan a compararlo con el perro del Hortelano. El sabía que no le daban los números. Por eso resignó su candidatura. Lo malo fue que se preocupó poco - y ocupó menos - por ordenar a la tropa que ahora está más separada que junta. Evidentemente solo el peronismo es capaz de matarse puertas adentro y juntarse para ganar elecciones.
DENTRO DE LA VAINA
Rogelio Iparraguirre había dicho a EL ECO que se salía de la vaina por ser intendente, aún sabiendo que sus opciones eran casi nulas. Y se quedó nomás dentro de esa vaina. Pero lo bueno es que no solo fue el primero en reconocer la derrota e ir a saludar al intendente sino que prometió seguir colaborando para que las ayudas a la ciudad no se interrumpan.
Y bueno es reconocer también que los números obtenidos por su lista, con Federico Martínez como primer concejal, se equipararon a los votos que consiguieron Kicillof para gobernador y Massa para presidente. Igualmente, eso no bastó para mantener las 4 bancas que ponía en juego.
Entre los votantes tandilenses el que más progresó fue Santamarina - un 5 % que le permitió ganar dos bancas y … casi tres- y le siguió Iparraguirre con un 4 % ( subió del 26 al 30 % desde las PASO).
¿SERÁ ÉL O NO?
Quienes saben ver “más allá”, tanto no se sorprendieron con el resultado de la elección general.
Aunque muchos de los argentinos apoyaron a Milei en las PASO, varios de ellos esta vez se corrieron: los que sienten reparos por la persona que grita , por el desaforado, el que humilla, el que desprestigia al otro, el que se exhibe como supremo y no solo se cree ganador sino también superior.
Massa, en cambio, después de todo lo que pasó en la Argentina desde que se animó a ser Ministro de Economía, se mostró sensato, medido y lógico. Hizo lo que debía hacer: callar ante las críticas irrefutables (¡ un milagro que pueda llegar a la presidencia alguien que “logró” lo logrado!) y aclaró una y mil veces que éste no era su gobierno, aunque ciertamente en estos meses colaboró para evitar la explosión, pero no el caos.
Todo parece indicar que tiene el camino allanado, pero se sabe que en política un mes es una vida y no hay que dar nada por sentado. Pregúntenle a Milei, si no.
Massa no es K ni Cámpora. Y tampoco habría que tenerle “un poquito de miedo” como sí pretendía Cristina.
Todo parece indicar que ya se está despegando de lo que muchos rechazan: en el festejo del domingo no hubo gritos en su discurso ni aparecieron los personajes de siempre acompañando al vencedor de turno.
Por algo se empieza.
¿Habrá encontrado Argentina por fin el líder que merece?
¿O solo será un cambio para que nada cambie?
Tiempo al tiempo.
No seamos tan crédulos como para imaginar un paraíso, ni tan obtusos para negar desde el vamos que tal vez esta vez sí se pueda .
Después de todo… la esperanza es lo último que debemos perder.
Y lo poco que nos queda (o que nos dejaron).