El rector Tassara aseguró que después de un año complejo la Unicen no cerrará con déficit
La autoridad universitaria indicó que gracias a los 20 millones de pesos inyectados a último momento los números no cerrarán en rojo. Aunque auguró un comienzo de año más auspicioso que el anterior, la partida presupuestaria actual asignada resulta escasa para afrontar el contexto de incertidumbre financiera.
El rector de la Universidad Nacional del Centro, Roberto Tassara, trazó un balance de lo que el 2018 dejó en términos académicos y económicos, en un año en el que las universidades estatales de todo el país volvieron a disputar sus reclamos en la esfera pública.
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El año que pasó estuvo marcado por las masivas marchas, los paros docentes y la toma de universidades que pusieron de relieve la crítica situación presupuestaria que atravesó a las casas de estudios superiores –inclusive la Unicen- frente a un escenario de inflación, devaluación y aumento de tarifas que superó todos los pronósticos.
En una entrevista concedida a El Eco Multimedios, el contador Tassara se mostró aliviado porque al aprobarse la ley de Presupuesto Nacional 2019, si bien el Ejecutivo no quiso hacer cambios, los legisladores lograron que se inyectaran fondos extras por 20 millones de pesos para cada institución educativa, con el objetivo de subsanar las consecuencias de una situación financiera que resultó profundamente lesiva para el sector.
“Paliamos bastante lo que pensábamos afrontar con recursos propios, eso nos libera la posibilidad de usarlos para otras cosas. Si cerramos en déficit será muy poco. Están cerrando las últimas imputaciones en la contabilidad”, explicó.
La autoridad manifestó durante el transcurso de 2018 que habían cambiado las reglas de juego sobre determinadas formas de financiamiento y puntualizó que la denominada planilla B, que históricamente ajustaba la parte de los gastos de funcionamiento de las universidades al ritmo de la inflación, no estaba actualizada. Este contexto obligó a desarrollar acciones para sostener la magra economía acuciante. “Hicimos economía excesiva, en el caso de limpieza no podíamos pagar más y limpiamos menos, por ejemplo, es muy difícil hacer un seguimiento razonable de la ejecución del presupuesto”, aseveró.
Las nuevas obras
Tassara detalló que lograron inaugurar tres importantes obras que eran de suma necesidad para las unidades académicas, pero con la salvedad de que todas corresponden a planificaciones efectuadas entre 2015 y 2016.
“Se pudieron terminar todas las obras autorizadas, algunas por el Gobierno anterior y otras por el actual. No hay obras nuevas desde hace dos años en ninguna universidad. Pudimos habilitar la ludoteca en la Universidad barrial, el Pabellón de Anatomía de la Facultad de Veterinaria para investigación y enseñanza, y el Pabellón de Producción Vegetal en Azul, largamente anhelado, se empezó con los planos en 2004 y se terminó la mitad, pero por ahora con eso funciona”, desglosó y aseguró que hay obras pensadas que no tienen financiamiento alguno por el momento.
“A partir de 2017 al no incorporar se la planilla B que suplementaba los gastos de funcionamiento quedamos desfinanciados. Este paliativo permite cerrar el año bien, y aunque el presupuesto 2019 es mejor que el de arranque de 2018 sigue siendo escaso y es impredecible lo que puede llegar a pasar. No sabemos cuánto más calcular en los gastos de financiamiento”, afirmó al analizar que la volatilidad económica dota de una gran incertidumbre al futuro más inmediato inclusive.
Revisión de planes de estudio
En 2018 se llevó a cabo también la evaluación de todas las carreras de grado y de los docentes que ganaron concursos para garantizar la calidad educativa y la continuidad o promoción de los efectores de enseñanza.
La revisión de los planes de estudio es una de las asignaturas pendientes de su gestión y Tassara advirtió que hay mucho para trabajar al respecto. “Es algo que va a costar, depende de cada unidad académica, venimos insistiendo en la necesidad de acortar las carreras. Trabajé en el año 2001 en el plan de Económicas y en ese entonces vino un especialista para ayudarnos, él tenía una definición que yo sostengo: si usted quiere que una carrera dure cinco años no ponga 32 materias, porque va a durar más. Tampoco hay que poner muchas correlativas porque traban la marcha del estudiante”, expuso, estableciendo una diferencia entre otorgar facilidades en el trayecto académico y el facilismo. “Es un debate que se tiene que dar, la velocidad con la que cambia el conocimiento exige otras demandas”, aseguró.
Entre las líneas de trabajo que guiarán la gestión universitaria en el 2019 se encuentra el plan de desarrollo institucional aprobado en la última sesión del Consejo Superior, que marca el rumbo a seguir de cara a un año que seguramente traerá aparejados cambios de diversa índole.
“Los indicadores nos vienen llevando por delante, pero deseamos lo mejor. Respecto de la Universidad está la dificultad de saber para qué nos alcanza lo que tenemos, no hay problema de corregir, el problema es cuando el ajuste es demasiado grande y hay otro cambio que obliga a rever demasiado”, puntualizó y estimó que “si son buenos tiempos para el país lo será para la Universidad, queremos ser optimistas y el 2019 es un año para tomar decisiones, el pueblo evaluará lo que le parece”.