El último fin de semana de febrero despide una temporada que resultó mejor de lo esperado
El periodo vacacional se desarrolló en mejores condiciones que las previstas y el balance preliminar arroja un saldo positivo. Pese a los álgidos momentos que vivió el sector turístico durante el aislamiento, la situación se equilibró y lejos quedó de ser la peor temporada de la historia. Febrero se mantuvo en rangos normales con respecto a los años anteriores.

Pese al inusual contexto de pandemia y los momentos de zozobra vividos el año pasado al interrumpirse la actividad, el sector turístico termina la temporada estival con un balance sorpresivamente positivo que hubiese sido difícil prever hace unos meses.
Recibí las noticias en tu email
Accedé a las últimas noticias desde tu emailEl operador Luis Cerone, titular del complejo Centinela y de otros emprendimientos, en diálogo con el programa “Tandil despierta” (104.1 Tandil FM y ECO TV) afirmó que “vimos la temporada mucho mejor de lo que habíamos esperado”.
Aunque los empresarios del ámbito pensaron que el desarrollo de la misma se iba a dar en condiciones más restrictivas y con menor afluencia de público, lejos quedó de ser el peor periodo de la historia y se registraron parámetros casi dentro de la normalidad prepandemia.
“No fue la mejor pero tampoco la peor. El ritmo arrancó medio tibio y se hizo fuerte con el correr del tiempo, y febrero fue como estábamos acostumbrados. Tandil no tiene una temporada de verano que explota, pero tiene una continuidad interesante y no hay aglomeración de gente como en la costa, que es lo que se observó”, analizó.
Temporada exitosa
Con un público visitante compuesto principalmente por familias y parejas jóvenes y de mediana edad, Cerone reconoció de buen grado que los turistas se adaptaron rigurosamente a los protocolos vigentes y que en los establecimientos se pudo cumplir con las pautas sanitarias y de distanciamiento sin problemas.
Al respecto, señaló que “el éxito de la temporada fue que la gente que vino valora lugares como Tandil y se cuidó muchísimo, hubo un gran respeto a la salud y los cuidados”.
Si bien en ciertos momentos la situación sanitaria y el elevado número de contagios -sobre todo después de las fiestas de fin de año- jugaron en contra y generaron preocupación, con el transcurso de las semanas y el amesetamiento de casos esto dejó de ser un motivo de consulta para los visitantes, que siguieron viniendo sin mayores problemas.
“Había mayor incertidumbre con el colapso de las camas de terapia y de hecho hubo una reunión con el Intendente por el tema, porque claramente era un motivo de preocupación por la salud y también hacía que la gente se retraiga, pero ahora ya no. El visitante se cuida más que el propio tandilense, podríamos decir”, consignó.
El balance municipal
Por su lado, el director de Turismo de Tandil, Rodrigo González Inza, en contacto con El Eco de Tandil también hizo un balance positivo de lo sucedido en estos tres meses. Aunque aún no hay números finos ni un análisis detallado de lo acontecido, los integrantes del ámbito pintan un panorama favorable en torno a la reactivación turística.
Vale precisar que el Ejecutivo provincial habilitó el año pasado la temporada veraniega en el periodo comprendido entre el 1 de diciembre de 2020 y el 4 de abril de 2021, para cerrar en Semana Santa, aunque probablemente no existan mayores restricciones después de esa fecha. La decisión de habilitar el turismo la tomaron las autoridades nacionales y provinciales luego ocho meses de severas limitaciones que golpearon duramente a los diversos sectores que forman parte de la actividad.
“La temporada termina muy bien. Arrancamos con un muy buen diciembre, enero fue muy bueno para las cabañas pero hubo una baja en hoteles que en febrero repuntó. Este mes se registró un muy buen nivel de reservas y estamos haciendo el relevamiento de marzo”, dijo y aclaró que con el inminente inicio del ciclo lectivo presencial “es lógico que se caiga el nivel de consultas y reservas”.
El repunte de los hoteles
Uno de los matices de la temporada fue la clara predilección del turismo por las cabañas y complejos de esta índole, y las escasas reservas en los hoteles. Como responsable del céntrico Hotel Libertador, Cerone refirió que “varió mucho la situación de los hoteles porque hasta la última semana de enero la demanda fue bajísima”.
Encima estos hospedajes venían meses de parate que obligaron en algunos casos a cerrar las puertas de los espacios , en tanto otros prestadores se pudieron sostener en la cuerda floja con los salvatajes estatales.
“Los hoteles atendidos por sus dueños es muy difícil que puedan cambiar de actividad, cerraron algunos y otros van camino a eso”, reseñó.
No obstante, aseguró que en febrero comenzó a revertirse la tendencia y los alojamientos de este estilo volvieron a captar huéspedes. “Logramos un perfil de un 60 por ciento de ocupación, que no representa a los 30 hoteles de la ciudad pero refleja que se notó cierto movimiento y se pasó a tener más habitaciones ocupadas”, ejemplificó el empresario.
Además, indicó que más allá del turismo también se comenzó a acercar otro tipo de público, orientado a las distintas actividades comerciales e industriales que se desarrollan en la ciudad. “Empieza a haber un movimiento que hace a la subsistencia de los espacios aunque no sea turístico”, sintetizó.