El viento arrancó el techo de una precaria vivienda en el barrio La Movediza
Pasó un nuevo temporal por la ciudad donde las fuertes ráfagas de viento y la lluvia generaron distintos problemas para humildes familias. Uno de los inconvenientes se suscitó en pasaje Los Rosales 2038, en el barrio La Movediza, en la precaria vivienda que Soledad Benítez ocupa junto a seis de sus siete hijos.
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Con la puerta de entrada sacada, sin ventana y con el techo de una habitación que la acción del viento arrancó y permitió que ese sector se lloviera mojando colchones y ropa, la mujer convocó a El Eco de Tandil para pedir ayuda.
Señaló que “serían como las 2 de la madrugada cuando se empezó a volar el techo y a lloverse, mojándose los colchones de goma espuma y otras cosas. Como pude, pasé a los chicos para la parte de adelante”.
Describió que “donde los puse no hay puerta, ni ventana, hay un nylon que se salió, por lo que el agua entraba igual y se me inundó todo”.
Lastima que una familia por demás necesitada viva en condiciones que lejos están de ser las óptimas y con menores que crecen con todo tipo de necesidades. Al ingresar a la casa, la oscuridad reinante se cortaba con la luz que emitía el televisor encendido, donde dos de los menores disfrutaban de dibujos animados. A un costado, la cocina y frente a esta una de las tres camas que no alcanzaron a ser afectadas por el temporal.
“Somos seis y hay tres lugares, por lo que vamos a dormir todos apretados”, contó Benítez ilusionada con que alguien le brinde la ayuda que necesita.
La parte que el viento arrancó era un frágil techo de chapa que no estaba debidamente amurado. Bastó que una ráfaga intensa moviera la estructura para que el drama se instalara en plena madrugada.
La mujer contó que “en esa pieza duermo con los niños, pero al volarse parte del techo, se movieron los ladrillos y si eso se cae arriba de uno de los chicos me lo mata”.
El pedido
de ayuda
En pleno temporal, Benítez señaló que “salimos y nos vinimos para adelante, pero en realidad se movía todo”. Aseguró que “estoy sola con mis seis hijos que son todos menores de edad”.
Al señalar el frente del domicilio, dijo que “la puerta está sacada y ventana no tengo. Hace rato que vengo pidiendo asistencia a Bienestar Social, solo una vez vino un hombre a ver qué era lo que necesitaba, pero no me encontró porque estaba trabajando y no volvió más”.
Aseveró que “trabajo haciendo panes y otras cosas en el Centro Integrador Comunitario (CIC), los días lunes y viernes. Eso lo cobro por mes y es una ayuda, pero no me alcanza para comprar puerta, ventana y chapas que me están haciendo falta, pese a que también tengo como ingreso una pensión”.
El lugar está distribuido con un espacio delantero que hace de cocina y dos habitaciones, de las cuales una quedó inutilizada. “Calculo que los colchones de goma espuma no sirven más una vez que se mojan. Me quedó un colchón fino y dos más que están atrás. Veremos de qué manera nos acomodamos para dormir”, lamentó la madre. En cuanto a la calefacción, aseguró que “no tengo nada, solo la cocina que prendemos un rato”.
Volvió a pedir colaboración al decir que “lo que más necesito es la puerta y la ventana que no tengo, si se puede conseguir el resto serviría para volver a armar la pieza, además de los colchones”.
Por último, detalló que “se mojaron frazadas y sábanas, no sé cómo me las voy a arreglar, pero hay que seguir por los chicos”.
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