Entre obras a destiempo, ruidos molestos y aulas poco adecuadas, la odisea del Conservatorio no termina
A pesar de contar con un edificio que se alquiló meses después de que se cayera el techo en el espacio que ocupaban antiguamente, los inconvenientes parecen nunca terminar. Las obras para adaptar el lugar a las necesidades educativas arrancaron cuando empezaron las clases, con los disturbios que ello implica para el normal funcionamiento de las clases. Además, las aulas no alcanzan y el edificio propio parece estar muy lejos de ser una realidad.
La odisea del Conservatorio de Música parece nunca acabar. Luego de algunos meses de establecerse en el edificio que la Provincia alquiló para tal fin y tras las vicisitudes que pasaron el año pasado, los problemas continúan. Por un lado, los arreglos necesarios para el bien funcionamiento arrancaron tarde, cuando las clases ya habían comenzado. Por otro, las aulas tienen algunos inconvenientes difíciles de subsanar, además de que no alcanzan para toda la matrícula. Y por último, el sueño del edificio propio parece estar cada vez más lejos.
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Ana Fernández, del centro de estudiantes, explicó que actualmente están cursando gran parte de las materias en el edificio donde funciona el Conservatorio en Belgrano al 700, algunas pedagógicas en el anexo del Ipat y otras en la Escuela 1 debido a que no disponen de aulas grandes en el edificio de Belgrano.
“Hay cursos con mucha gente, por ejemplo Foba, que es la formación básica, está lleno de gente y no hay lugar. Hay ahora dos aulas grandes y muchos cursos más necesitamos aulas grandes, así que los arreglos que deberían haber hecho en el verano cuando no cursábamos los empezaron a hacer la semana que arrancamos las clases, así que no sólo empezamos a cursar con todo el ruido molesto de que rompen las paredes, sino que además que tenemos que trasladarnos a otros lugares para estudiar”, señaló.
Ernesto Invernizzi, de cooperadora, recordó que cuando ingresaron al edificio en septiembre del año pasado el requerimiento mínimo era una determinada cantidad de aulas para pequeños grupos y al menos tres aulas grandes para las clases colectivas, aquellas materias que se dan en cursos numerosos, de más de 20 alumnos.
“Cuando se nos dio ese edificio el propietario de palabra ya había autorizado la posibilidad de voltear algunas paredes que no son estructurales para hacer de algunas de esas habitaciones hacer algunas grandes. Esa obra que ya estaba prevista en septiembre del año pasado no sabemos por qué el Consejo Escolar dilató el comienzo de las reparaciones de modo tal que comenzó el ciclo lectivo sin disponer de esas aulas. Ahora están en proceso de refacción y construcción”, indicó.
Poco espacio
Si bien se estima que en breve concluirán las tareas, “lamentablemente no cumplieron con algo que es un protocolo que todos los gremios docentes le exigen al Estado que las refacciones se hagan en tiempo y forma para comenzar el ciclo lectivo como corresponde”.
Lamentaron en ese contexto que además de los “ruidos molestos importantes” y la “incomodidad de no tener espacios propios dentro del edificio”, lo que no se va a poder subsanar es que el tradicional evento del Conservatorio que son las audiciones de mitad y fin de año, la presentación ante el público para los alumnos de todos los niveles, deberán hacerlos en un espacio prestado porque no disponen de un salón de actos que permita la concurrencia masiva de cien o 150 personas como es habitual.
Ernesto Invernizzi recalcó que “por más que voltees paredes no entra toda la matrícula. La crisis de la caída del techo y la clausura del edificio hoy podemos decir que está superada en el sentido de que salimos de una situación de crisis catastrófica, era una crónica de una muerte anunciada, en donde la comunidad educativa las autoridades escolares y el Conservatorio creo que hicimos lo que había que hacer para dar el alerta”.
No obstante, sostuvo que “el Estado no nos escuchó porque de otro modo no hubiera habido caída de techo”.
“La Provincia no hace inversión educativa, de todo el presupuesto en infraestructura que ha dispuesto invertir para 2019 solo el 4 por ciento está destinado a infraestructura escolar, la Provincia ha municipalizado de hecho al resolución de los problemas de infraestructura escolar, esto es grave”, manifestó.
El edificio propio
En cuanto al edificio propio, recordó que la última vez que se habló de ese tema fue con la subdirectora de gestión territorial Florencia Castro, en agosto después de que se cayó el techo cuando prometió volver en un mes para darle continuidad al proyecto de construcción el edificio nuevo.
“Nunca vino y hasta el día de la fecha no se comunicó con nosotros. A medida que podamos salir de estas circunstancias nos vamos a ocupar de eso, volveremos a llamarla en breve y la comunidad educativa quiere seguir movilizada en la búsqueda de ese edificio”, remarcó.
Y Ana Fernández resaltó que “aprendimos que si no nos movilizamos no conseguimos nada”.
Ineficientes
Invernizzi consideró que “es un modelo de gestión del Consejo Escolar que a esta altura después de 4 años no dudo en caracterizarlo como ineficiente, y caótico en el sentido que no planifican. Algo que me preocupa como miembro de la comunidad porque lo veo como un gesto habitual es que no consultan a las comunidades, entonces terminan tapando baches y llegando tarde, y los perjudicados son siempre los alumnos y los docentes, porque si hubieran arrancado con los arreglos un mes antes hubiéramos comenzado el ciclo lectivo en condiciones para trabajar dignamente. Eso no pasó”.
“Las explicaciones las tienen que dar ellos, siempre pierden de vista que tienen una obligación para con la comunidad, los problemas operativos los tienen que prever”, lanzó.
Por último, contó que otro problema que tienen y están viendo la solución es que “apenas comenzaron las clases los docentes nos manifestaron que las aulas internas, las que están más al interior de la manzana que han sido habitaciones de pensión, son espacios de ruidos molestos permanentes porque las paredes y las puertas no atajan los sonidos de los ensayos y dictado de clases”.
“Entonces los alumnos y docentes se molestan los unos a los otros, eso allá no sucedía porque las paredes eran muy anchas. Acá son ocho aulas que casi todas tienen piano y cualquier instrumento si se ejecuta en el aula de al lado ya no se puede trabajar adecuadamente”, afirmó.
Y cuestionó que “se fijan en lo cuantitativo, no en qué tipo de aula se necesita para dar clase en este tipo de institución. El edificio no es adecuado para la enseñanza artística. Ante la demanda de la comunidad educativa desde la cooperadora hemos encargado un trabajo de diagnóstico que hizo un ingeniero en sonido, con aparatología estandarizada, con base en las normas ISO para darnos un informe técnico acerca de lo que registra en el edificio y también presentará un anteproyecto de corrección de la dificultad”.
Todo ese material será presentado al Consejo Escolar para ver cómo se puede resolver la problemática.