Expectativa local frente a los oferentes por el Casino
Ayer vencía el plazo para la presentación de ofertas de colocación de tragamonedas en los casinos de la Provincia de Buenos Aires. La ambiciosa licitación llevada a cabo por la gobernadora Vidal con el auxilio del director del Instituto de Loterías y Casinos de la Provincia, Matías Lanusse, había sufrido una postergación por 90 días y a pesar de ello, sólo obtuvo 3 ofertas. Y de las 3, una fue la del actual titular de la concesión, la empresa Boldt SA de la familia Tavanelli liderada por el lobista Guillermo Gabella, conocido por haber denunciado a Boudou en la causa Ciccone.
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Además de Boldt SA, que ofertó por las tres canastas, se presentaron Casino Victoria del socio de Daniel Angelicci, Daniel Mautone (titular de varios bingos en la provincia entre ellos el de Chivilcoy) y Ricardo Glazman por el Bingo Pilar SA sociedad que integran Alejandro Gravier y Valeria Mazza. Justamente Glazman y sus socios Gravier/Mazza ofertaron por la canasta que integran Mar del Plata, Miramar y Tandil.
Esta canasta, la más codiciada en tanto se descuenta que Boldt mantendrá la de Tigre en atención a que el edificio del casino le pertenece, motivó dos ofertas.
La de Boldt SA fue levemente más alta según fuentes cercanas a otros oferentes. Sin embargo, más allá de los valores, fue notoria la desproporción de documentación entre la empresa de la familia Tavanelli y la que presentó el tándem Glazman, Gravier, Massa. Justamente Bingo Pilar mantiene una dura disputa gremial con motivo de la negativa de la empresa a firmar un convenio colectivo de trabajo y es acusada por los trabajadores de explotarlos.
Glazman es un conocido empresario de la zona de Pilar, emparentado con el exgobernador salteño Juan Carlos Romero a través del casamiento de la hija del norteño.
Mientras tanto, una de las empresas que adquirió los pliegos pidió una nueva postergación sosteniendo que con la variación del valor del dólar ocurrida durante la licitación, se quebró la ecuación económico financiera de la licitación y ello impedirá renovar la flota de máquinas que tienen en el mercado un valor de U$S15.000 cada una, suma imposible de amortizar en la situación actual.
El mercado sospecha que aun sabiendo que el contrato es imposible de cumplir, las empresas que se presentaron especulan con la llegada de un gobierno peronista (más afín al juego) y la posibilidad de revisar y/o mejorar las condiciones del contrato.
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