Familiar de dos personas con hiperobesidad lamentó las falencias del Estado para tratar esos casos
Luego de lo sucedido días atrás con Pablo Quiroga, el joven con hiperobesidad que murió y su familia denunció el trato humillante para con su cuerpo, Jorge Janices contó lo que les pasó a sus hermanos años atrás. “El Estado no tiene ni el 10 por ciento de los medios para atender ese tipo de personas”, manifestó.
Jorge Janices, familiar de dos personas con hiperobesidad que murieron hace algunos años, lamentó lo sucedido días atrás con el joven de 38 años que sufría ese mismo trastorno y consideró que el Estado no tiene medios para atender ese tipo de personas.
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Cabe recordar que Pablo Quiroga, un joven de 38 años que padecía hiperobesidad, falleció el sábado de la semana pasada por la madrugada y el trato que recibió su cuerpo fue humillante e indignante para su familia. Lo trasladaron en la caja de un camión, debieron agrandar el pozo en el mismo momento en que lo llevaron y lo enterraron cubierto por una sábana, sin cajón. “Es indignante que Tandil no esté preparada para esto”, clamaron allegados a Pablo.
Jorge Janices contó la experiencia que le tocó vivir con sus dos hermanos con hiperobesidad.
En primer lugar manifestó sus condolencias para con la familia de Pablo Quiroga y les pidió perdón porque “en su momento tendría que haber hecho algo con respecto a lo que le pasó a mis hermanos para evitar todos estos casos que han ocurrido ahora”.
Explicó que su experiencia es “realmente triste porque yo tengo a mis tres hermanos todos fallecidos, de los cuales los dos más chicos tenían este problema de obesidad, ya desde chicos, y el problema se acrecentó cuando se hicieron más grandes, y prácticamente habían perdido toda movilidad”.
Contó que su hermano pesaba más de 250 kilos y su hermana que falleció hace 5 años aproximadamente también pesaba cerca de 300 kilos.
“Todos los tratamientos que recibe ese tipo de gente lamentablemente son domiciliarios, porque es imposible moverlos con los medios que hay hoy en día en el medio local”, lamentó.
Y agregó que “todo el tratamiento que se llegó a hacer en su momento era a base de esfuerzo familiar, en este caso mi mujer que cuidó de mis hermanos, y después se contrataba algún servicio domiciliario pero no duraba mucho”.
“Por lo general ese tipo de gente tiene problemas de piel, escoriaciones, hay que curarlos, los que lo hemos vivido sabemos realmente lo que es, es algo para no olvidarse. Mi hermano Hugo dentro de todo se manejó hasta que tuvo un accidente que manejaba un camión, y quedo prácticamente inmóvil, y en su momento recibió alguna atención en el Hospital, pero para moverlo de casa había que llamar a los Bomberos, toda una historia”, sostuvo.
En ese sentido, recordó que “a mi hermano gracias a Dios lo trasladaban los bomberos, él todavía dentro de todo sentado en una silla se podía poner, pero sacarlo de casa era una historia. Con mi hermana lo que hemos vivido fue para no olvidarse. Para levantarse de la cama y llevarla al living se necesitaban 7 personas, que ella pudiera moverse esos 5 metros era muy complicado”.
“Cuando se pudo conseguir que la atendieran en el Hospital, sacarla de casa a mi hermana era un circo romano. Llamamos a la ambulancia, fueron a casa y es como que a una persona de 80 kilos lo quieras sacar arriba del palo de una escoba. La camilla que tienen es de medio metro, 60 centímetros, no podés poner una persona de 300 kilos ahí arriba”, cuestionó.
Y explicó que “al cabo de una hora y pico lo único que pude lograr es que para ir al Hospital tuvo que salir de la pieza caminando apoyada en una silla, nosotros la ayudamos y después de 2 horas que el barrio era un acontecimiento, bomberos, gente, ella sola pudo bajar las escaleras de casa, pero llegó a la ambulancia y se murió”.
“Pobrecita, dos horas para hacer 10 metros, me acuerdo, me viene a la memoria y me quiebro”, expresó con dolor.
“El Estado no tiene los medios”
Contó que “nosotros queríamos internarla, queríamos que pudiera tener un tratamiento para ver si medianamente podía adelgazar un poco, para ver si se le podía hacer un by pass, pero por lo menos que tuviera un cuidado acorde en una unidad sanitaria”.
“Es difícil tratar con personas así porque a veces no se dejan, y de la forma que terminó este chico es inhumano. A mi hermana nunca la bajaron de la ambulancia, pero por lo menos tuvo un velatorio, que no hay cajón es mentira, se llaman cajones toro, que son cajones enormes para este tipo de personas”, señaló.
A su hermana, “cuando la pusieron en un cajón cayó de costado y me dijeron ‘no la podemos dar vuelta velala a cajón cerrado’, pero por lo menos yo la pude velar, lo que hicieron con esta persona es terrible”.
En tanto su hermano, murió en el Hospital. “No hay gente especializada para tratarlos, entró a la guardia en ese momento hace muchos años y no se imaginaban que yo era el hermano entonces escuché a la gente del Hospital diciendo ´anda a atenderlo vos al gordo, yo no lo atiendo’. Tuvo atención, no voy a decir que no, pero no sé hasta dónde se pudo hacer más”, afirmó.
Hugo, su hermano falleció en 2001 cuando tenía 43 años, y Estela tenía 55 cuando murió.
“Yo creo que si no se ponen de acuerdo la autoridades es prácticamente imposible tratar ese tipo de gente porque como primera medida las casas están hechas con puertas de 90 centímetros. A una persona de 300, 400 kilos cómo la sacás, con qué camilla la movés, la gente que necesitás porque nosotros cuando fuimos al cementerio, los muchachos dijeron ‘nosotros estamos jodidos de la cintura hagan fuerza ustedes’”, recordó.
Y consideró que “yo diría que es imposible sacarlo de una casa, si moverlo vivo es imposible una vez que fallece es más complicado, a mi hermana directamente no la bajaron de la ambulancia, directamente la trasladaron a la casa velatoria”.
“Por los medios que hay hoy en día esa gente está jodida, porque es triste que aparezca una grúa a sacar una persona por la ventana. Bañar una persona de esas es una historia, mi mujer lo hacía, ponerle talco, curarla, moverla. Mi hermano trabajaba en la Fuerza Aérea, más o menos se movía con su peso, pero un día no se pudo mover más y el día que se sentó no se pudo parar más”, rememoró.
Y planteó que “con estos encierros, a esta gente por problemas de Covid no se los atiende, tienen miedo a contagiarse, es inhumano, y hoy el Estado no tiene ni el 10 por ciento de los medios para atender ese tipo de personas, pobre gente la que sufre eso”.
“Tengo la suerte de tener una mujer que vale oro que me ha dado una mano con mis hermanos, mis sobrinos también que se encargaron de mi hermana pero es triste”, señaló.