“Hay que trabajar para que la cerveza de Tandil sea de calidad”
Lo dijo Armando March, fundador de Quarryman, con casi 18 años en el mercado de la cervecería artesanal. El emprendedor realizó un análisis de los comienzos del rubro, los enfrentamientos con las marcas comerciales y el "boom" que se generó hace algunos años en el sector.
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Una de las actividades que ha crecido exponencialmente en los últimos años en todo el país ha sido el rubro de la cervecería artesanal. Pero, unos pocos emprendedores, se encuentran en el lote de los pioneros en el producto. Tandil tiene su referente. Armando March fundó Quarryman hace casi 18 años y mira, en una entrevista con El Eco de Tandil, la actualidad del sector y los desafíos a corto plazo.
-¿Hace cuánto arrancaste este camino?
-Se van a cumplir 18 años desde que creamos Quarryman. Me cuesta tomar perspectiva del tiempo que estamos trabajando. A veces cuando otras personas me dicen que nos vieron empezar ahí uno toma dimensión. Me doy cuenta que es mucho tiempo, pero es difícil.
-¿Era compleja la ciudad en ese momento?
-No es que Tandil era complicada cuando nosotros arrancamos, sino que era un rubro naciente. Quarryman está en el lote de las primeras fábricas de cervezas artesanales del país. En un lapso de cinco años arrancamos las pioneras en el tema. Era muy difícil vender ese producto porque era desconocido, entonces hubo que hacer camino. Fueron años bastantes duros hasta que en un momento el trabajo dio resultado. Al principio la gente lo compraba más como un producto regional. Venía a Tandil compraba salame, queso y ya que había cerveza, la compraba. La respuesta al producto siempre fue muy buena. Eso es lo que nos permitió ir creciendo. También hizo que como categoría, la cerveza artesanal, se haya instalado.
-La lucha con las marcas comerciales sigue presente…
-Las grandes empresas comerciales están bien, pero eso no implica que no se preocupen por cada punto de mercado que pierden. Lo pelean. Durante los años fueron intentando distintas estrategias para combatir esto que éramos nosotros. Primero pusieron barreras para no dejarnos entrar en los negocios. Eso fue lo primero que empezó, primero en Estados Unidos y después se replicó en otros países. Pero fracasó. Después intentaron con publicidades agresivas. Pero lo último que están haciendo es empezar a mimetizarse con tener líneas de productos con cara de artesanales -que no lo son-. No son artesanales porque las fabrican en los mismos lugares donde hacen sus otros productos. Es lo mismo, un poco mejorada, no pasa de ahí. Ahora también están comprando las cervecerías artesanales que se destacan y agregan esas marcas a sus productos. No sabría decir a dónde va a parar todo esto… Durante muchos años estas empresas comerciales todas hacían un mismo producto. La diferencia era mínima. Convirtieron la cerveza en un producto de precio. Eso creó el hueco para que haya gente que busque cervezas diferentes y de calidad. Eso generó la ventana por la que entramos los cerveceros artesanales.
-Hace 5 años, aproximadamente, se generó un ´boom´ de emprendedores cerveceros…
-Entraron muchísimas personas que se dedicaban a otras cosas y vieron que era un producto en crecimiento. Se disfrazaron de hipster y pusieron una cervecería. Eso generó una sobredemanda de productos, no siempre de calidad y sumado a eso todas estas estrategias de las multinacionales, además, obviamente, el contexto económico. Digamos que es una tormenta perfecta.
-¿Puede ser que el acceso a información a través de Internet fomente este tipo de actividades?
-Está muy bien que la gente vea videos y se instruya sobre cómo hacer cerveza en casa y para consumo personal. De pensar que uno porque hace ravioles, por ejemplo, ricos en casa a poder vender ravioles a todo Tandil, hay un desconocimiento. No es lo mismo el bagaje de preparación que se tiene. Ahí es donde el video de YouTube no alcanza. El problema es que hay mucha gente que fue algunos videos de YouTube y un par de cursos de un día y listo, a vender. Eso le hizo un daño a la actividad. Yo lo considero una falta de respecto. Pero es parte del juego. Es la uberización de la cerveza, por decirlo de alguna manera…
-¿Cómo está la ciudad en este sentido?
-Cambió mucho Tandil. Cuando yo empecé había otra persona haciendo cerveza que cerró al poco tiempo que yo arranqué y durante muchos años nosotros fuimos la única fábrica. Hoy es otro panorama, lo cual tiene sus pro y contra. Por un lado la competencia te motiva y te obliga a poner la cabeza a pensar y no quedarse estancado y por el otro lado lo que venía mencionando. Hay un grupo de gente que estamos trabajando juntos , intentando elevar la calidad de los productos locales. Hay que trabajar para que Tandil este en un nivel para que cuando a alguien le llega una botella de cualquier marca proveniente de Tandil diga que seguramente será buen producto.
-Se dijo que en Tandil hay muchos bares cerveceros…
-El tope de la cantidad de lugares que hay en Tandil para consumir cervezas lo pone la gente. Parece haber una sobre oferta. Pero es difícil hablar del tema. Estamos en un contexto muy recesivo. A lo mejor si la economía se expande y crece, todos pueden trabajar bien. En este contexto sobran lugares y se está trabajando a nivel medio.
-Ustedes también promueven la “capacitación” de los consumidores…
-La persona que se informa un poco y empieza a perder el miedo a probar cervezas diferentes no vuelve para atrás, al menos hasta que las industriales hagan un producto decente. Esto está tirando para adelante.
-¿Cómo se sigue el corto plazo?
-En los países donde el mercado de la cerveza artesanal está más desarrollado, toma una porción de mercado de entre un 5 y 10 por ciento. En Argentina estamos alrededor del 2 y 2,5 por ciento. Eso nos da una perspectiva de crecimiento. Hoy en día todos están atravesando problemas, desde la más chica a la más grande. Es un momento complejo.