Sucesos notables en la historia de Tandil
La construcción de otros tiempos
Por Juan Roque Castelnuovo
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Poco después de la fundación del Fuerte de la Independencia, surgieron los primeros hornos de ladrillos, con los que se fue construyendo la aldea. No se conocía entonces el cemento para unir las piezas rectangulares de arcilla cocida, debiendo echarse mano al barro para cumplir esa función.
Sucedieron después otras etapas de evolución en la construcción del pueblo, que tuvieron gran significación en la entrada del nuevo siglo. Las viviendas comenzaron a hacerse entonces de varias habitaciones, con espaciosas cocinas y gigantescos corredores. Se utilizaba ya la mezcla de cal y arena, figurando entre los primeros proveedores de este material, los vecinos Dellapé, Scuffi, Guillermo Vannoni y Mariano Sanllorenti.
La tirantería de las casas de principios de siglo era de hierro, con bovedilla simple y doble. Los pisos se hacían con pinotea y los techos, montados con chapas de zinc.
Los albañiles ponían los ladrillos en forma horizontal, con un espesor del frente de 45 centímetros. Los techos también eran más altos que los de ahora, llegando a los cuatro o cuatro metros con cincuenta.
El ritmo creciente de la edificación se detuvo en el año catorce, por razones económicas, con motivo del estallido de la Primera Guerra Mundial, reanudándose en 1919 al cabo de la misma.
Eduardo Grilli fue uno de los primeros constructores de ese siglo, figurando entre sus obras el edificio del exBanco Hipotecario Nacional, el de la Escuela Granja Ramón Santamarina y el de la exusina vieja -la de la “Compañía de Electricidad del Sud Argentino- ubicada en la intersección de Sarmiento y 4 de Abril.
Vicente Concetti fue otro. Y su hermano Temístocles, el primer adornista de construcción que llegó a nuestra ciudad.
Por esa época se desempeñó también José Staneck, excelente maestro mayor de obras, que vino a Tandil para levantar el edificio del Palace Hotel, hoy Universidad Nacional del Centro, en base a un proyecto del arquitecto Panzetta Bisighini.
Allá por el año siete recaló en nuestra ciudad Emilio Sáenz, quien con su hijo Eduardo realizó obras de gran jerarquía. También Pacífico Pontaroli – cuando corría el año doce- quien construyó el edificio del Banco Provincia, el estadio municipal General San Martín y el colegio San José.
Francisco Torzillo, que edificó, entre otros, la Clínica Chacabuco (luego Hospital Italiano), comenzó su actividad en 1920, cabiéndole el honor de construir el primer edificio de departamentos -el de La Tandilense- en 1949. Y también el de Tandilsa, que fue el segundo de ese tipo.
Vicente Giancarlo, que construyó el Mercado Municipal y la Academia y Museo de Bellas Artes, Vicente de Santi, Ramiro Pennachi, los hermanos Gondolesi, Andrés, Vicente y Rodolfo Bertucci, Domingo y Vicente Roque Romeo y Pascual Tangorra, fueron otros destacados profesionales de la construcción de antaño. Este último, llegado en 1913, formó una sociedad con José Massaro, Eugenio Zámolo y Gilberto Valentini.
A ellos les siguieron José Tripodi, Tomás Anastasio y Samuel Luchessi. Y luego, entre otros, José Foschino, Virgilio Medina, Angel Marzocca, Fidelino Terni, Juan Metilli, Juan Carreras y Aníbal Manolini.
Hoy que la ciudad ha alcanzado una jerarquía edilicia importante, todavía se destacan las construcciones de antaño. Entre las que sobresale el Palacio Municipal, edificado entre los años dieciséis y veintidós. Y muchas casas siguen exhibiendo, también, sus ladrillos vascos pegados con barro… más de cien años atrás.
NdlR: Esta nota fue publicada originalmente hace 20 años por El Eco de Tandil.
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