Los "ángeles" del Hospital Santamarina que ayudan a hacer más amable la vida cuando el dolor es inevitable
Desde febrero de 2020 funciona en el Sistema de Salud un Equipo Interdisciplinario de Cuidados Paliativos, que anhela jerarquizarse como servicio para poder fortalecer su atención. Con más de 60 pacientes activos actualmente, las profesionales se dedican a trabajar con los enfermos y sus familias para acompañar el tránsito en la última etapa de la vida, abordando esta parte inevitable de la experiencia vital con rigor profesional, empatía y respeto.
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Desde que nacemos la única certeza posible es que vamos a morir. La finitud del ciclo vital es algo tan evidente como negado. Las construcciones culturales y sociales en torno a la muerte siguen haciendo de ella un tabú. Ante esto, en algunos casos aparece el interrogante acerca de si se puede elegir cómo morir.
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Accedé a las últimas noticias desde tu emailEsto pasa frente a diagnósticos de salud tan devastadores como irreversibles. ¿Qué calidad de vida merece una persona con una enfermedad terminal? ¿Qué pasa con la familia que debe acompañar ese proceso tan desolador? ¿Es posible habilitar nuevas formas de entender la muerte y la vida e inaugurar formas de despedida más amables y dignas?
En la ciudad de Tandil y desde comienzos de 2020, antes de que la pandemia se declarara, se creó un equipo interdisciplinario de cuidados paliativos, dependiente de la Unidad de Atención Domiciliaria de la presidencia del Sistema Integrado de Salud Pública (SISP).
“Mi cuidado mi bienestar” es, entre muchas otras cosas, una forma de acceder a los cuidados paliativos de forma temprana (y no sólo en el final de la vida) para vivir con la mejor calidad de vida el mayor tiempo posible. Esta tarea empezó a dar sus primeros pasos en la ciudad con el Equipo de Cuidados Paliativos del SISP, conformado por Cecilia Kranewitter, Cecilia Martens, Mercedes Richter, Ana Roncoroni, Claudia Goyeneche, Gabriela Sewalt y Pilar Muñoz.
Los comienzos
En esta oportunidad, El Eco de Tandil entrevistó a la terapista ocupacional Pilar Muñoz, y las médicas Cecilia Kranewitter y Mercedes Richter, integrantes de este equipo que apuesta a mejorar la vida creyendo con fervor que nunca todo está perdido, aún con los diagnósticos más demoledores, porque siempre se puede acompañar con empatía y profesionalismo este tránsito. Inclusive alguna vez, algún familiar de una persona que pasó por los cuidaos de este quipo les puso el mote de “ángeles”, por los servicios prestados con pericia y solidaridad.
Las tres hablan suave pero con firmeza, muy seguras de lo que expresan, y su voces cálidas reverberan sin impacto en las paredes del consultorio del Hospital Santamarina en el que reciben a este Diario.
Pilar es de Buenos Aires y vive en Tandil desde hace tres años compartió cómo fue la génesis de este equipo, que todavía no es un servicio constituido y cuyas profesionales –excepto ella que es el motor del equipo- le restan horas a sus trabajos de planta para participar de esta tarea.
“Surge por una suma de voluntades. Yo me dediqué a cuidados paliativos en Buenos Aires y cuando vine a Tandil lo hice con la intención de armar un equipo porque sabía que no había nadie y así me fui encontrando con otras profesionales. Hice una propuesta de investigación con una beca del Instituto Nacional del Cáncer para identificar a personas que tuvieran necesidades de atención paliativa insatisfecha y eso empezó a mover el avispero, nos involucramos y armamos un proyecto que fue aprobado por el Municipio con el apoyo de Gastón Morando y Matías Tringler (presidente y vicepresidente del SISP)”, reseñó.
El funcionamiento
El dispositivo funciona tanto en sala, como en de forma ambulatoria en el consultorio y en internaciones domiciliarias de pacientes sin cobertura. Además, disponen de un teléfono que rotan entre ellas y que está de forma permanente abierto para los pacientes y sus familias ante cualquier cuestión que surja más allá del horario de atención.
Así, les llegan los pacientes con una derivación o interconsulta médica y aunque en los primeros tiempos de la pandemia les costó circular por el ámbito hospitalario y difundir su tarea, en este momento atienden en simultáneo a 60 pacientes activos, en las distintas modalidades y con diferentes niveles de gravedad. La posibilidad de garantizar cuidados adecuados en el hogar también es una alternativa para descomprimir las plazas hospitalarias en tiempos duros de coronavirus y ofrecer mayor comodidad al paciente.
En primera instancia, se realiza una entrevista con el paciente y su familia, y se decide su posterior atención en consultorio, en sala si corresponde o en domicilio. En caso de que la persona cuente con obra social o prepaga, se articula la internación domiciliaria con la prestadora y el paciente deja de estar bajo sus cuidados para pasar a tratarse con el servicio de internación que ofrece la mutual. Asimismo, en cuidados paliativos se habla de la mirada multidimensional y el acercamiento al paciente y su familia siempre es multidisciplinario para garantizar una mirada integral.
Al respecto, Pilar explicó que “se pregunta en relación a la esfera física, en relación a la enfermedad, qué le pasa, qué expectativa tiene en torno a los tratamientos, preguntamos por la vivencia de la enfermedad, se confecciona un genograma para conocer cómo está compuesta la familia, si hay personas mayores, si hay hijos pequeños, qué rol desempeña esa persona en su núcleo familiar, las condiciones económicas y los estados anímicos, porque todo esto va a condicionar los cuidados. La entrevista excede la esfera física a la que estamos acostumbrados para poder conocer a quiénes tenemos delante, saber qué recursos tienen y ofrecer algo que sea posible para ellos”.