Los gastronómicos acompañan las medidas pero acusan el impacto de cerrar temprano
Las restricciones horarias impuestas desde el sábado por la comuna obligan a los bares y restaurantes a funcionar durante el día, cuando la circulación de gente es menor. De noche, trabajan con el servicio de delivery pero no alcanza. Los empresarios del sector esperan que la medida no se prolongue demasiado en el tiempo para poder sostener la actividad sin tanto ahogo.
A raíz de las nuevas disposiciones que entraron en vigencia el sábado, el rubro gastronómico es uno de los más limitados. Según la normativa dispuesta por el Municipio, hasta el 8 de mayo los locales deben cerrar a las 18 y desde esa hora hasta las 23 pueden continuar exclusivamente con el servicio de delivery.
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La medida impacta de lleno en el sector porque el grueso de la actividad se desarrolla en el horario nocturno y el segmento sufrió una parálisis contundente el año pasado, que recién hacia fines de 2020 comenzó a revertirse.
Tras un verano próspero y un buena Semana Santa -que ayudó a que los empresarios se pusieran al día luego de la coyuntura recesiva- el rubro volvió a sufrir las consecuencias del agravamiento de los parámetros sanitarios y espera que las circunstancias mejoren en el futuro próximo.
Complicaciones otra vez
El empresario Franco Cabrera, en comunicación con El Eco de Tandil, expuso que la medida los complica justo cuando habían empezado a estabilizarse. “El año pasado estuvimos casi siete meses trabajando al 20 por ciento de lo habitual y comenzamos a estabilizarnos, pero ahora recibimos otra vez un mazazo y volvemos a trabajar a un 25 por ciento de lo que veníamos haciendo”, describió.
La posibilidad de abrir al mediodía, si bien se valora, no hace la diferencia en términos económicos porque es poca la gente que se mueve en esa franja horaria, y a esto se le suma que es temporada baja y no hay demasiados visitantes. No obstante, el fin de semana se trabaja mejor porque la gente aprovecha para esparcirse en horarios diurnos, algo difícil de lograr en la semana.
Asimismo, Cabrera refirió que con el sistema de delivery autorizado para la noche “no alcanza”, porque hay mucha oferta y no se genera una gran repercusión. La celeridad con la que se adoptan estas definiciones impide que los comerciantes se preparen para afrontar el cierre y repensar estrategias de venta y difusión.
“No dan tiempo para acomodarse, uno lo entiende igual, pero no alcanzamos a organizarnos”, señaló.
Paliativos económicos
El emprendedor gastronómico, además, observó que “hay buena disposición por parte del Municipio pero el problema no está en ellos” e indicó que está gestionando el Programa de Recuperación Productiva (Repro II) para poder pagar los salarios del personal ante la merma de ingresos.
En este sentido, sostuvo que si bien deben permanecer cerrados, no se contempla esta situación y se mantienen las mismas condiciones y gastos fijos. Así, consideró que debería haber alguna eximición y reducción en el pago de los alquileres, servicios e impuestos para aliviar la presión y darle prioridad al pago de sueldos.
“Que no se cobren impuestos mientras no se pueda trabajar a pleno, que ARBA no retenga lo que se cobra con tarjeta, por ejemplo. Nos hacen cerrar pero mantienen las obligaciones iguales, y así se acumulan las deudas e intereses”, reseñó.
El futuro próximo
Con respecto a la continuidad de las medidas restrictivas, estimó que a su criterio no van a terminar pronto y auguró que hasta mediados de junio el escenario va a estar difícil: “Creemos que este tiempo va a ser como el año pasado, esto no se va a solucionar en 15 días”.
Sin embargo, fue optimista en cuanto a que avance el proceso de vacunación para que mejore el cuadro sanitario. “Las vacunas se están dando, viene lento pero avanza, el año pasado no había una sola vacuna. Esperamos, para el invierno, poder funcionar como en marzo. También está el fin de semana del Día del Padre, las vacaciones de invierno, empieza a haber otras fechas”, compartió.
“Tengo que agradecer a toda la gente que más allá del consumo habitual, compra y nos da una mano cuando la situación es complicada, y a los proveedores que nos han tenido que esperar, a la gente que trabaja todos los días”, expresó.
“En tanto no se haga largo, se acompaña”
Por su lado, Mario Wisner, comerciante también vinculado al ámbito gastronómico y prosecretario de la Asociación de hoteles, restaurantes, bares, confiterías y afines de Tandil, manifestó su acuerdo con las medidas, pero ratificó que espera que no se prolonguen en el tiempo. En tanto, remarcó que no cree que el sector gastronómico sea la variable que promueva los contagios, aunque genere movimiento nocturno.
“Sería insoportable que se extienda demasiado. Imaginamos que las restricciones son necesarias y si el Municipio llegó a esto es porque cree que es la única alternativa que queda, entonces acompañamos la situación. En tanto no se haga largo, se acompaña”, reflexionó.
Consciente de que no se registran grandes movimientos al mediodía y que los espacios subsisten con platos del día y promociones para mantenerse abiertos y preservar el flujo de gente, evaluó que el servicio de delivery no es un sostén significativo y que “sería importante habilitar el take away y después pensar en la vuelta a un horario más normal”. Por el momento, el decreto municipal impide el servicio de retiro en el mostrador y solamente se puede hacer entrega a domicilio.
“La venta disminuye mucho. El delivery es una forma de decir que seguimos abiertos, pero se trabaja por debajo de los costos”, afirmó.
Protocolos y capacidad
En algunas ocasiones, se han evidenciado quejas e inquietudes en torno al incumplimiento de protocolos y aforo en los bares y restaurantes, pero Wisner fue tajante y explicó que la entidad no respalda a ningún empresario que no se ajuste a las reglas.
“Tuvimos una postura clara desde el principio. Se armó un protocolo y en todo momento se dio vía libre para inspeccionar y sancionar. Si hubo algún relajo en cuanto a los controles, es cuestión de la comuna, pero creo que todos en la medida de lo posible se esforzaron por hacer las cosa bien”, esgrimió.
Y añadió: “Se habla y se dice, pero mucho de lo que se habla tampoco es la realidad. Es fácil pasar por la calle en auto y decir que hay mucha gente en una cervecería”.