Un grupo de ex soldados conscriptos oriundos de Tandil, movilizados a Río Grande durante el conflicto con Gran Bretaña por las <a href="https://www.eleco.com.ar/etiqueta/malvinas">Islas Malvina</a>s reclama por la restitución de su reconocimiento como veteranos de guerra.Así fueron considerados hasta 1988 cuando el entonces presidente Raúl Alfonsín firmó el decreto a través del cual cambió el criterio que lo determinaba, marcando una diferencia entre quienes estuvieron en las Islas y quienes permanecieron en territorio continental.&nbsp;“Lo que queremos es que nos devuelvan los honores” expresó José Luis de la Torre, quien junto a sus compañeros Oscar Mastropierro, Gustavo Leanes y Carlos Althabe relataron su historia para El Eco de Tandil.<figure class="image"><img src="https://cdn.eleco.com.ar/media/2023/03/veteranos_malvinas_reconocimiento_mastropierro_1.jpg" alt="Veteranos Malvinas Reconocimiento Mastropierro - 2"><figcaption>En el presente, Leanes, de la Torre, Althabe y Mastropierro</figcaption></figure>Custodiaron la base aeronaval de Río Grande, uno de los puntos de despliegue más importantes de Argentina durante la Guerra, colocaron minas para impedir la toma del aeropuerto, fueron guardias de soldados ingleses capturados durante el desembarco en las Islas Georgias, realizaron patrullajes y otras tareas en una zona que fue foco de intentos de ataques ingleses. Sin embargo desde hace 35 años el Estado nacional les niega el reconocimiento.&nbsp;Llegaron a Río Grande en un avión, portando sólo su armamento y una bolsa de nylon con el ancla de la Marina que les fue entregada para que usen ante descomposturas. El cinturón de seguridad era una soga que los mantenía atados a todos a la vez.&nbsp;En la ciudad fueguina permanecieron alrededor de 2 meses, sin acceso a la información y con severos regímenes de censura sobre la correspondencia personal, durmiendo en un galpón que se usaba para la esquila de ovejas.&nbsp;Era un lugar inhóspito donde llegó a hacer 20 grados bajo cero, pero que además, tenía ventilaciones al nivel del suelo por donde entraban constantemente las ráfagas de viento y frío. Las bajas temperaturas congelaban la ropa colgada&nbsp; para secar al sol. Y por si fuera poco los “bailaban” si no se bañaban con la escasa agua helada que salía de las duchas.&nbsp;Desde el 2011 comenzaron reencontrarse, rememorar experiencias y a tomar consciencia de la importancia de su participación en la Guerra. A partir de la desclasificación de archivos británicos y de la publicación de trabajos de investigación, empezaron a “unir las piezas” del rompecabezas de una historia que los une a ex conscriptos de todo el país que estuvieron también “en el ojo de la tormenta, sin saberlo”, tal como contaron.“En cada ciudad, en cada pueblo, estamos organizados de una u otra manera. Nos estamos dando a conocer. Estamos reclamando lo que corresponde”, afirmaron. Recientemente conformaron una Asociación Civil con el fin de mantener vivo su reclamo.<h2 style="margin-left:0cm;">“Una unidad destacada”</h2>“Somos un grupo de soldados conscriptos que hicimos el servicio militar entre 1981 y 1982 y nos tocó el conflicto con Gran Bretaña. Estuvimos en el Batallón de Marina N 1 (BIM 1) que cumplió muchas funciones, entre ellas la defensa de Río Grande, la defensa del límite con Chile y la defensa de la Base Aeronaval. También proteger a los aviones y los pilotos que atacaban la flota todos los días. Después de 41 años no hay ningún reconocimiento por parte del Estado argentino sobre lo que hicimos en ese lugar”, expresó Oscar Mastropierro.<figure class="image"><img src="https://cdn.eleco.com.ar/media/2023/04/reclamo_veteranos_malvinas_2.jpg" alt="reclamo veteranos malvinas - 3"></figure>Aproximadamente 20 tandilenses formaron parte del BIM 1, agregó de la Torre en referencia a lo que definió como “una unidad destacada”, ya que se trató del batallón que tuvo los 3 primeros caídos del conflicto, y del que parte de sus integrantes estuvieron presente el mismo 2 de abril en la Operación Rosario.A su vez otros participaron de la recuperación a las Georgias, donde tomaron prisioneros británicos que trasladaron a Río Grande, a los que miembros de la unidad debieron hacerles la guardia perimetral “en una pileta cubierta”. Años después se enteraría que entre los capturados a los que recibieron la orden de custodiar, &nbsp;había integrantes de las Fuerzas Especiales Británicas.En Río Grande además, se manejaba entonces la posibilidad de que se produzca un segundo conflicto a partir de un posible enfrentamiento con Chile. El BIM 1 fue segmentado y muchos de ellos estuvieron como primera y segunda línea de defensa, “a no más de 200 metros del alambrado de la frontera”, como contaron.“Todos estábamos bajo el mismo código militar. Si nos hacíamos desertores nos juzgaba la Justicia Militar. Era lo mismo para alguien que estuvo en Malvinas, en Tierra del Fuego o en Jujuy, porque estábamos a la orden. Y no nos olvidemos que la posibilidad de doble conflicto era de Ushuaia a La Quiaca”, agregaron sobre otro de los puntos en los que se refirieron a la desigualdad que persiste a 41 años de la Guerra.<h2 style="margin-left:0cm;">Dos operaciones</h2>“Hubo efectiva presencia de comandos británicos con intenciones de atacar la base, destruir aviones y matar pilotos porque eran un gran dolor de cabeza para su flota”, relató Mastropierro sobre dos episodios concretos sobre los que existen investigaciones que se refieren a operaciones británicas para atacar suelo argentino, en concreto en la base aeronaval de Río Grande.El primero de los intentos habría sido el 15 de mayo de 1982 por parte de un grupo de comandos que desembarcaron de un submarino. Sin embargo fueron detectados por buques patrulla, recibieron fuego y se retiraron.<figure class="image"><img src="https://cdn.eleco.com.ar/media/2023/04/reclamo_veteranos_malvinas_1.jpg" alt="reclamo veteranos malvinas - 2"></figure>El otro, en la madrugada del 17 de mayo. Alrededor de las 4 de la mañana, contó Mastropierro “hubo una incursión proveniente de Malvinas de un helicóptero Sea King con comandos que tenían que guiar a un ataque mucho mayor que&nbsp; venía detrás de ellos”.El helicóptero, agregó “tuvo algún inconveniente, algo le falló, eran noches muy oscuras y cerradas, con mucha niebla y ante la duda de saber si estaban en el lugar exacto decidieron abortar la misión, irse hacia Chile, destruir el helicóptero que apareció entre el 18 y el 19 de mayo en Punta Arenas, mientras que su tripulación fue enviada a Londres desde Santiago”.Sin embargo, ni los propios soldados sabían entonces de estas misiones. Pese a estar movilizados, permanecían en lo que describieron como un momento de “desinformación total”. Tampoco lo supieron cuando retornaron a Tandil, ni siquiera años después. Para conocer los detalles, mucho tiempo tuvo que pasar.Al concluir el conflicto y tras la desmovilización de tropas, volvieron a la ciudad. Fueron recibidos por sus propios familiares que les organizaron una cena de agasajo en el restauran Don José. Una foto, hoy ya descolorida, permanece como un registro de ese momento. Apenas cinco años más tarde, ese grupo de jóvenes ya no serían considerados veteranos por el Estado nacional.<figure class="image"><img src="https://cdn.eleco.com.ar/media/2023/04/reclamo_veteranos_malvinas_4.jpg" alt="reclamo veteranos malvinas - 5"><figcaption>En el histórico restaurant Don José, durante una cena organizada por sus familiares al retornar a la ciudad</figcaption></figure><h2 style="margin-left:0cm;">La investigación</h2>En el 2011, Oscar Mastropierro organizó una charla en la que participó el Comandante del BIM1, Luis Alberto Carbajal, el mismo que en el marco de otro acto había manifestado que sus hombres a cargo corrieron peligro de vida y que estuvieron tan cerca de los ingleses que sintieron “olor enemigo”. Aquella charla fue el lugar donde el grupo de ex conscriptos se encontró después de casi 30 años sin verse.&nbsp;“Cuando empezamos a hablar sobre qué había hecho cada uno en Río Grande, nos enteramos que estuvimos todos en distintos lugares, vivimos cosas distintas y tuvimos misiones distintas Empezamos a unir las historias y nos dimos cuenta de que estuvimos en un lugar muy complicado”, relataron.&nbsp;Entonces comenzaron a investigar, buscando papeles, libros, revistas y cualquier trabajo que haga referencia a las operaciones en Río Grande. A partir de estos materiales fueron “confirmando la sospecha de que estuvimos en el ojo de la tormenta sin saberlo”, según expresaron.“Toda la información que fuimos investigando nos fue siempre negada por el Estado. No teníamos documentos que nos respaldaran lo que nosotros habíamos vivido y cómo comprobarlo”, sostuvo de la Torre.En los últimos años comenzaron a desclasificarse archivos a partir de los cual los ex soldados empezaron a “dar como que lo que hemos vivido ha sido totalmente cierto”. Sin embargo, señalaron, los primeros que empezaron a desclasificar fueron los propios británicos, quienes incluso escribieron libros sobre el “ataque a Río Grande”.Fue también recientemente que los ex conscriptos comenzaron a realizar juicios particulares con el fin de que les sean restituidos los honores.&nbsp;“En mi caso personal lo presenté, me fallaron en contra. Dos jueces dijeron que no era veterano porque no había tenido efectivas acciones de combate. Lo que sucede es que no se toma en cuenta qué es una acción efectiva de combate. La Justicia lamentablemente está muy lejos de realmente que haya justicia, de investigar realmente y aprender de lo que pasó”, consideró de la Torre.“Tomaron la letra fría del decreto de Alfonsín. Pero no saben que hubo helicópteros, comandos, submarinos, amenazas de ataque de Chile. De eso en el fallo no figura nada”, lamentó Mastropierro.<h2>¿Cuál fue la diferencia?</h2>“Desde el momento en el que se dio la orden de defensa y de estado de guerra, veteranos de Malvinas somos todos. Esa es la bronca que uno guarda y por la cual muchos de nosotros han muerto sin ser reconocidos”,&nbsp; expresaron.Su participación en el conflicto, sostuvieron los ex soldados, no fue tenida en cuenta por el decreto de 1988 que estableció una diferencia legal pero que sin embargo no contempló todos los puntos en común entre los combatientes movilizados a las islas y aquellos que permanecieron en el continente.“¿Qué diferencia hubo entre la madre de cualquiera de nosotros o la madre de los chicos que estuvieron allá? Si hasta el momento que se declaró la guerra hasta muchísimos días después ninguno de los familiares tuvieron contacto”, se preguntó Althabe.En la misma línea, agregó, tampoco hubo diferencias en las instrucciones recibidas, ni en las bajas temperaturas que tuvieron que soportar, ni en los “bailes” que sufrieron. Tampoco, una vez finalizado el conflicto, en las secuelas psicológicas que muchos padecieron.&nbsp;“¿Qué es el stress post traumático? Aquel producido por acciones de combate, no sólo por aquellos que estuvieron bajo fuego enemigo. Han muerto compañeros nuestros en el territorio, o&nbsp; se han suicidado, o han estado muy mal porque Malvinas les carcomió el cerebro. Los 4 que estamos acá hemos sido afortunados por distintas circunstancias, sobre todo por la contención”, sostuvo el ex soldado.Sin embargo en 35 años el Estado no los reconoció. ”De todos los honores, lo que más duele son las prohibiciones de ir a un desfile y mostrarnos frente a nuestros familiares. De decirles a nuestros hijos y nietos que estuvimos en el conflicto. No es lindo contar una guerra, pero es lindo que te hagan una caricia en el alma y te reconozcan”, manifestó De la Torre.Desde hace un tiempo a esta parte, en la unión de su reclamo encontraron también una forma de reconocerse y acompañarse. En ese sentido Leanes destacó cómo en particular Mastropierro y De la Torre se preocuparon por mantener unido a los integrantes del Batallón.&nbsp;“Fueron a reconstruir la historia, y se preocuparon muchísimo por eso. El que estaba desesperanzado ahora tiene un poco de esperanza de que lo reconozcan”, concluyó.<h3>CAMADAS, un documental sobre los soldados de Río Grande</h3>La periodista española Rocío de la Vara y el fotógrafo argentino Alejandro Álvarez Liberti realizaron <a href="https://vimeo.com/690498490">"Camadas”</a>. Se trata de un trabajo documental que involucra un cortometraje y una serie de fotografías sobre la experiencia de los soldados movilizados a Río Grande.&nbsp;Por el proyecto fueron consultados, entrevistados y fotografiados ex conscriptos tandilenses como el caso de de la Torre, Mastropierro y Althabe.De hecho de la Torre es uno de los que el equipo realizador eligió para incorporar en un registro del viaje en el que parte del Batallón volvió a la ciudad fueguina, al mismo galpón de esquila en el que permanecieron más de dos meses.“Lo primero que se me vino es el olor a cordero, a grasa”, dicen los ex soldados al volver a cruzar, casi 40 años después, el portón del lugar en el que permanecieron durante el conflicto.El documental cuenta también con imágenes captadas en el Museo Malvinas de Gardey. En una de las fotografías, Mastropierro observa en una pared roída un dibujo que representa a un combatiente.&nbsp;En otra de las capturas, José Luis de la Torre observa el galpón de esquila mientras que en primer plano, cuelga sobre uno de los postes de una tranquera interior un rosario blanco, uno de los símbolos de la Guerra.

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