INSEGURIDAD VIAL
Nuevos accidentes en la zona del lago reeditaron el reclamo por seguridad que hace años sostienen los vecinos
Desde hace mucho tiempo que los vecinos de la zona que rodea el lago del Fuerte vienen llevando adelante una cruzada para alertar sobre los peligros de transitar por allí.
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La intranquilidad es provocada por la velocidad de con la que circulan las motos y los automóviles por allí, las picadas ilegales que se practican y los reiterados accidentes que tienen lugar en aquella parte de la ciudad.
Sin ir más lejos, a la larga lista de siniestros se sumó otro destacable el domingo a la madrugada, cuando una camioneta embistió a gran velocidad una columna de la intersección de avenida Saavedra Lamas entre García y Dábidos. A raíz de esto, dos jóvenes fueron derivados al nosocomio con traumatismos, aunque afortunadamente fuera de peligro.
“En menos de 24 horas posteriores se conoció otra colisión sobre avenida Alvear, a cinco cuadras, porque no frenan en las esquinas”, lamentó Juan Ignacio Capeans, frentista de la zona del lago y referente del reclamo vecinal. Al conversar con el programa “Cosas que Pasan” de Tandil FM (104.1) enfatizó la preocupación que sostienen sobre estas cuestiones, y ante las cuales no reciben solución.
Hijos del rigor
El vecinos expresó que se trata de una zona que ya está “explotada”, y que aunque parece repetitivo, siempre los accidentes suceden con gran intensidad en los mismos lugares. De hecho, reveló que la Policía comentó que esto pasa una vez por semana, pero que muchas veces el trámite de retiro de los vehículos y colocación de una nueva columna se hace más rápido y no se conoce.
En el caso puntual del último hecho mencionado, donde una camioneta conducida por un joven de 17 años quedó destrozada el domingo a la madrugada, Capeans advirtió que si hubiera sido en un momento de mayor movimiento seguro hubieran existido víctimas fatales por la velocidad que llevaba.
El siniestro sucedió en la avenida Saavedra Lamas entre García y Dábidos, y el frentista reconoció que a esa curva habitualmente la toman a 80 o 100 kilómetros por hora sin importar el momento del día. “Se han salvado con mucha suerte”, dijo sobre los dos jóvenes que protagonizaron el accidente.
Ante la gravedad, afirmó que si no se quieren poner reductores de velocidad por lo menos deberían instalarse controles de tránsito, al menos durante los fines de semana cuando está a las claras que el tráfico se multiplica. “Si somos hijos del rigor, que pongan mano dura con multas o confiscación de los vehículos que no tengan los papeles o no cumplan con las normas”, planteó como básico.
“No hay intenciones de arreglar nada”
“Son todos los fines de semana igual y cuando llamas a denunciar al 101, la Policía explica que no tiene la orden de actuar y no pueden intervenir en nada, mientras que los inspectores de tránsito están totalmente ausente”, acusó.
En este sentido, se quejó de pasar el sábado por la oficina de Dirección de Tránsito y advertir que los tres vehículos estaban allí estacionados, en vez de salir de recorrida precisamente un fin de semana “cuando el tráfico explota”. “A nadie parece importarle”, exclamó.
La indignación se acentúa porque a pesar de los reiterados e insistentes reclamos, a lo largo de la extensión de la avenida que bordea el dique no se repiten los carteles que indiquen sobre la velocidad máxima de 40 Km. “Nadie lo respeta, hemos visto vehículos de toda índole y de cualquier calibre violando sistemáticamente la indicación que exige la normativa”, aseveró.
Trajo a colación el proyecto recientemente presentado por el concejal Juan Manazzoni, en busca de reducir los ruidos molestos, principalmente generado por los escapes liberados de motocicletas, advirtiendo que ya hay una ordenanza municipal existente que “no la hacen cumplir”. “No hay intenciones de arreglar nada”, se quejó.
A modo de antecedente, recordó que los vecinos del Linstow, al igual que ellos, se unieron y juntaron firmas consiguiendo que les pongan lomos de burro. “Eso hay que hacer acá”, aseveró Capeans.
Vale repasar que tiempo atrás tuvireon un intercambio de correos y quejas con Protección Ciudadana y luego de 20 días recibieron lo que el vecino consideró “una respuesta que insulta la inteligencia de cualquiera”.
De acuerdo al detalle que compartió de ese mail, comprendió que desde la Dirección municipal aludieron que poniendo cualquier cartelería están velando por la conciencia del conductor, y si éste no acata la señal, sería “un problema del conductor y no del ente regulador o de quien debe velar por los derechos de todas las personas”.
“Vivimos en la anormalidad, porque hace más de tres años que venimos con esto y no hay intenciones de dar respuesta inmediata”, indicó, esperando que en algún momento haya un momento de quiebre y las autoridades tomen conciencia de la gravedad.