Obras patrimoniales en salas del Museo
Oleos de gran tamaño, tótems y un colorido que encandila, demandan nuevas miradas.
Quien se acerque al Museo de Bellas Artes durante el mes de agosto, tendrá la posibilidad de encontrar propuestas renovadas. Los visitantes que disfrutan de reencontrarse o descubrir el patrimonio artístico y cultural que custodia el Museo de nuestra ciudad, podrán hallar en la sala Ernesto Valor una selección de obras que conforman la Colección de Arte Contemporáneo, cuya unidad se basa en un recorrido por propuestas que demandan de sus espectadores espacio, o tiempo, o ambos, para que la imagen mute y se transfiguren los colores en gestos portadores de contenido.
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Entonces, en medio del estallido de la paleta, advertimos de modo pausado, casi casual, el dominio que los artistas ejercen sobre la mancha, el pleno plano o la luz. Así mismo, la escultura refuerza las líneas rectoras de la pintura abstracta, las tensiones ocultas y los ritmos. Pinturas y esculturas de carácter abstracto nos indagan dentro del espacio museístico.
Entre las producciones pictóricas el óleo es el gran protagonista. La materia y el color se lucen en la obra de Arturo Irureta “Tótem”, una composición abstracta de grandes dimensiones. Una obra pictórica que asocia la memoria del pasado con lo moderno. El prestigioso Irureta, recientemente fallecido, fue un artista y docente de relevante trayectoria en el ámbito de las artes visuales.
Bajo un lineamiento similar a nivel pictórico, donde el ensayo sobre el color se potencia con el tratamiento lumínico de la obra, se encuentra “Columnas de luz. Serie de los laberintos” de Miguel Ángel Vidal. Esta obra, que fue realizada en 1978, el Museo tuvo el privilegio de adquirirla en la anteúltima edición de la feria ArteBA y actualmente engrandece la colección de obras contemporáneas. Artista plástico argentino, Vidal es cofundador del movimiento de “Arte generativo”, con tendencias propias, que se nutren del constructivismo, el “op-art” (arte óptico) y del arte geométrico, analogía que lo sitúa empáticamente cercano a la obra de Arturo Irureta.
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Otro artista de gran trayectoria nacional y referente de nuestra pintura, que se suma en sala, es Germán Gárgano. Su obra “Tres visiones” nos deja conocer el particular estilo de este importante realizador, donde el uso de paletas saturadas y el dominio sobre la mancha, se conjugan como uno de los desafíos más importantes de su pintura. Gárgano expone desde 1984. En 1986 obtiene el Primer Premio de Pintura de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires y en 2014 el Primer Premio Nacional de Pintura. En 1991 recibe la beca de la Fundación Pollock-Krassner (Nueva York, EE.UU.) y en 1995 y en 1997 el primer Premio del Salón Nacional del Mar (Mar del Plata. En el 2011 dos de sus obras ingresan a la colección del Flint Institute of Arts (Michigan, EE.UU.) Recordamos la muestra individual que realizara en el Mumbat años atrás, con un despliegue de grandes dimensiones, en una tendencia visceral.
Complementando la selección pictórica de la sala, se exhibe la pintura de Alfredo E. West Ocampo, un acrílico sobre tela titulado “La ventana del cielo”, y una obra de Omar Darío Isse, “Composición melódica 2012”, un óleo sobre tela de 120 cm x 150 cm que se nutre de la textura, la mancha, el color y la forma en una composición de gran impacto visual.
Para los amantes de la tercera dimensión, la escultura dice presente. El hierro cobra fuerza en las obras que se exhiben. “Muchedumbre” de Ana Amor, de hierro soldado de 113 cm de alto, nos sorprende con una figuración que resurge de la materia.
Por otro lado, un referente de esta disciplina: Julián Agosta. La obra resignificada en sala se titula “Columnas por la memoria” y es una pieza realizada en hierro soldado, batido y patinado, de 180 x 25 x 23 cm. Agosta ha recibido más de 40 premios en concursos y salones, hasta obtener en 1991 el Gran Premio de Honor en Escultura del LXXX Salón Nacional de Artes Plásticas. 29 esculturas de su autoría, de grandes dimensiones, se hallan emplazadas en lugares públicos, además de colecciones privadas de Argentina, Brasil, Uruguay, Estados Unidos, Israel, Suecia, Italia, y otros lugares.
El conjunto interpela al espectador, poniendo en diálogo las miradas estéticas.
Así, tres exhibiciones que reúnen a distintos realizadores del arte contemporáneo se dan espacio en el museo, completando salas con la recientemente inaugurada muestra de Claudia Aranovich, “Zona de luz”, incitando a un recorrido estético y sensorial, donde la materia nos lleva a atravesar diferentes climas y emociones.
En el auditórium, la fotografía se hace presente en el marco del Festival de la Luz 2018. “2956 pasos por día” es una propuesta de Gonzalo Gutiérrez donde las imágenes, abstractas y digitalmente gestuales, se presentan como los ideogramas de un escape que siempre vuelve a un mismo lugar.
Cada una de las propuestas se podrá visitar hasta el domingo 27 de agosto, con entrada libre y gratuita en los horarios habituales del Museo.
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