En un crucero
Octavio Ballesteros viajó por el mundo con su música
El guitarrista de 28 años se fue a trabajar de músico en un crucero durante seis meses. En esta entrevista, habló de la experiencia.
Por Silvia Malianni (*)
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Octavio Ballesteros comenzó con la música porque tenía una guitarra vieja en su casa. Luego siguió estudiando con un profesor particular, Jorge Suarez. Siempre escuchó rock, luego blues, el jazz. Le gusta toda la música que tenga buena melodía.
-¿Estuviste en un crucero seis meses?
-Sí, seis meses porque tengo un par de amigos que habían trabajado y que están trabajando. Ellos me pasaron el contacto de una de las agencias para las que trabajan ellos, que contratan a los músicos. Se trata de hacer una audición, una lectura de partitura a primera vista. Vos tenés que tocar por videollamada todas las partituras que te mandan, en determinado tiempo, tratando de simular lo que es el trabajo real.
-¿Cómo es estar en un barco durante seis meses?
-Bastante lindo; tiene sus pros y sus contras. La vida es muy cómoda ahí, uno no se estresa mucho por cosas cotidianas que hay acá, por ejemplo, cocinar, lavar, hacer mandados, pagar las cuentas, un montón de cosas. Nosotros tenemos la posibilidad de por ahí ir a la cubierta, tomar aire, tenemos bastante libertad en ese sentido, ver un paisaje, bajar en los puertos, disfrutar las ciudades.
-¿Tu familia y tus amigos cómo tomaron tu decisión de irte?
-Todos estaban contentos porque yo venía estudiando hacía bastante para esto, había hecho una audición y había rebotado, después probé de vuelta y quedé. La audición la hice a mitad de febrero y para principios de marzo ya me tiraron la oferta.
-¿Cómo era el itinerario que tenía el crucero dónde estabas?
-El itinerario empezó en Ámsterdam y después siguió hasta Francia, Italia, España, siguió por el Mediterráneo, Grecia, Turquía y a lo último fue a Israel y a Egipto.
-¿Y pudiste conocer todos los lugares donde paró?
-Pudimos bajar en casi todos. A veces había lugares que estaban lejos, vos parabas en Mira Vecchia, que está a una hora de Roma, y podés ir.
-¿Cómo era un día adentro del crucero?
-En general, me levantaba bastante tarde, tipo once de la mañana, después almorzaba, estudiaba un poquito, practicaba un rato y me iba a los puertos; a veces me iba primero al puerto y después volvía y practicaba y volvía para la prueba de sonido. Teníamos dos shows a la noche.
-¿Podías acceder a cualquier lugar del barco?
-La tripulación, por ejemplo, no puede usar la pileta siempre. En la zona de pasajeros, nosotros teníamos que estar con el nombre y vestidos de determinada manera, no podíamos ir de ojotas, tampoco estar de pantalón corto en cualquier lugar.
-¿Cómo es el uniforme?
-La idea es usar las remeras tipo polo negra o de cualquier color, zapatos, pantalón de vestir. Generalmente tocamos con camisas negras o blancas, corbatas y traje, todo lo llevábamos nosotros.
-¿Cómo te las arreglaste con el idioma?
-El idioma principal ahí es el inglés, porque hay gente de todo el mundo, de Bélgica, de Ucrania, de donde sea, te tenés que comunicar en inglés. Yo había hecho básico e intermedio en la Escuela de Idiomas, había hecho un año y después también fui a particular y seguí aprendiendo con canciones; mirando Netflix, series. De esa manera fui aprendiendo algo para poder sobrevivir ahí. La realidad es que terminás aprendiendo muchísimo ahí, porque ya la emergencia y la necesidad te hacen aprender.
Los compañeros
-¿Los músicos que trabajaban con vos, tenían tu misma edad?
-Iban variando las edades. El trompetista era el más chico, tenía 25 años, después estaba la pianista que tenía 60 años y trabajaba en el barco desde el 98, también teníamos otros de mi edad (28), el bajista tenía 30.
-¿Pudiste conocer bien a tus compañeros?
-Sí, era re loco porque cada uno tiene su historia. Llegó un pianista ruso en un momento, que hizo un contrato de dos meses y era matemático, profesor de física y tocaba muy bien. El trompetista era director de orquesta en su país; el bajista era de Argentina y tocaba con Los Nocheros; el baterista tenía una banda que hacían temas de Los Beatles, cada uno tiene su historia.
-¿Dónde tocaban?
-Mayormente tocábamos en el teatro, pero también, en el living, que es un lugar donde los pasajeros, a la tarde, se toman un trago. Cada tanto, nos hacían tocar en la pileta, jazz de fondo para la gente que está tomando sol. Y a veces, arriba del todo, en la parte donde se hacen las fiestas, en la cubierta, tocábamos funk, rock & roll.
-¿Seguís en contacto con tus compañeros?
-Cuando estuve en Buenos Aires, visité al baterista y nos comimos una pizza. Si eso pasa, hacés nuevos amigos.
-¿Le recomendarías esta experiencia a otros músicos?
-La verdad que sí, me llevo más pros que contras, depende también del nivel de desapego. Ahí aprendés. La gente es copada porque está en la misma que vos, tiene que vivir ahí y hacerse de una nueva familia. Lo bueno es que fuimos haciendo una buena amistad.
-¿Pensás volver al crucero?
-Tengo la idea de hacer un contrato más. Ahora estoy disfrutando de unas vacaciones, pero voy a volver porque es una linda experiencia, voy a volver al mismo barco, porque también se armó un lindo grupo, con buenos músicos.
Anécdotas
-¿Recordás alguna anécdota o algo divertido que te haya pasado?
-Al principio era tanta la información que tenía con el idioma, que soñaba en inglés. Teníamos que fichar en una tarjeta a la hora que entrábamos a trabajar y la hora que salíamos y no te lo podías olvidar porque era la manera de computar tu trabajo y con eso soñaba también, que me olvidaba de fichar.
Después tuve una carie que me molestaba y decidí hacerme atender con un dentista en Grecia; tenía mucho miedo, pero fui igual, no era algo tan urgente. No me quise enroscar mucho y lo pagué yo, calculo que el barco me lo hubiera cubierto. Había un músico que perdió los anteojos, entonces el barco se encargó de llamar al próximo puerto donde iba a parar, pidió un turno y le hicieron la receta y le dieron un anteojo nuevo.
-¿Cómo conseguiste el dentista?
-Busqué en Google: ´dentista´ y fui al que quedaba más cerca. Por suerte me atendió re bien. Lo gracioso era que mientras me arreglaba la muela, cantaba en griego.
(*) Esta nota forma parte de la serie de entrevistas realizadas bajo la tutela de la profesora Carolina Cordi por diferentes alumnos de Practica Profesional 1, en la carrera de Comunicación Social para el Desarrollo del ISFD y T10, cada uno de los cuales eligió a un entrevistado.