Podrían reforzar los patrullajes en La Movediza para evitar los repetidos robos, disturbios y agresiones
Luego de una tarde de hechos violentos en el barrio, desde la jefatura distrital advirtieron que lo único que pueden hacer es intensificar la presencia policial en la zona. En los hechos, una persona terminó herida por arma blanca, un patrullero con un vidrio roto y un oficial con un piedrazo en la nariz. Los vecinos se armaron, dijeron que son los mismos de siempre y están “hartos” de vivir inseguros.
El barrio La Movediza tuvo una jornada turbulenta el martes que terminó con una persona herida en la mano por arma blanca, un patrullero con el vidrio roto y un oficial de la policía con un piedrazo en su rostro.
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Para los vecinos no es ninguna novedad que este tipo de hechos se reproduzca en la zona, ya que son casi siempre los mismos los que generan los disturbios, además de tener a las casas y personas en vilo por los reiterados robos que ejecutan. Desde la Jefatura Distrital dijeron que volverán a reforzar los patrullajes, mientras que desde Protección Social señalaron que ellos trabajan directamente con referentes, pero que hay cuestiones culturales que llevan mucho tiempo resolver.
El revuelo comenzó por la tarde en Azucena al 800, a raíz de una discusión vecinal según creen los lugareños, que entre la confusión y el alboroto resultó con un hombre de apellido Cichilitti herido en la muñeca por un corte de arma blanca. En principio, esta persona no quería ser atendida ni trasladada a un centro de atención, sin embargo con el pasar de las horas comenzó a presentar signos de desvanecimiento y finalmente fue llevado al Hospital Santamarina, donde lo suturaron y enseguida le dieron el alta.
Fueron los efectivos de la comisaría Segunda los que se acercaron al lugar para intentar apaciguar las aguas, sin embargo ocurrió todo lo contrario ya que los violentos empezaron a agredirlos con piedras. Uno de los piedrazos dio en el vidrio de un patrullero, haciéndolo estallar, mientras que otro terminó en el rostro de un oficial, que fue asistido por sus compañeros que lograron detener el sangrado de la nariz.
“El hecho de que hayan roto el vidrio de un patrullero es parte de los riesgos que corremos nosotros”, indicó el jefe Distrital Rubén Frassi, quien además informó que se trató de menores que huyeron y no pudieron aprehenderlos.
Los vecinos del barrio se mostraron cansados por este tipo de disturbios, indignados porque son siempre los mismos, pero “nadie hace nada”. Incluso, prefirieron preservar sus identidades por temor a que tomen represalias, como ha pasado en otras ocasiones. Según contaron estos ciudadanos, de más de 40 años, generalmente se trata de una misma familia.
“Son tres o cuatro los que viven robando a la gente de acá, entrando a las casas y molestando a todos”, manifestaron. Según sus palabras, tiran piedras en los techos para que la gente salga de sus casas a ver qué sucede y así entrar a robar. De hecho, en uno de los domicilios linderos ingresaron hace unos días por el muro y se llevaron varias cosas, pero el día anterior habían estado intentando con la pedrada en el techo.
Endurecer la presencia policial
“Lo único que podemos llegar a hacer es reforzar un poco más los patrullajes y estar atentos a cada evento que surja”, sostuvo Frassi, con respecto a los hechos, a su vez subrayó que las lesiones tanto en el vecino como en el oficial fueron leves, mientras que los daños en el patrullero son siempre parte de la tarea.
Según el jefe policial, por lo general son situaciones que se dan dentro de las casas o en la vereda de los domicilios y si no traspasan a la vía pública es difícil intervenir.
En este caso particularmente afirmó que se trató de menores, que luego se dieron a la fuga, y advirtió que en caso de aprehenderlos se los pone a disposición de la Justicia o la Fiscalía Juvenil que son los que deciden qué curso tomarán. “Si dispone que se los entregue a los padres se hará eso, sino se los llevará a un hogar de contención”, aseguró, advirtiendo que no tienen ellos el poder de decidir, sino cumplir las órdenes.
Cabe recordar que en 2016 debieron tomar fuertes medidas de seguridad por los sucesos que aquejaban el barrio, principalmente ligados a la agresión que sufrían los colectivos de línea y los enfrentamientos constantes y muy violentos, incluso con armas de fuego, entre dos bandos. El refuerzo de la presencia policial resultó fructífero, ya que el transporte público volvió a transitar las calles del barrio y las pugnas entre argentinos y paraguayos cesó.
“Eso pasaba antes. Ahora son conflictos entre grupos de familias, parejas o conocidos. Mucho por efecto del alcohol”, aseguró el director de Protección Social Rubén Diéguez. En este sentido remarcó que desde su área trabajan con referentes en los grupos que eran más complejos, que ahora ya están tranquilos. “Lo que pasa es que hay grupos que se juntan a la noche pero en sus propios ámbitos y ahí es más complejo”, explicó, resaltando que son siempre los mismos lugares, donde tienen contactos y se trabaja con referentes, aunque consideró que hay cuestiones culturales que llevan tiempo resolver.
Vivir armados
Si bien los vecinos también coincidieron que este tipo de actitudes vandálicas pueden acentuarse por el efecto del alcohol, aseguraron que se trata de una forma de vida, que es la educación que recibieron desde chiquitos y lo que le enseñaron sus padres.
“Si llegan a entrar a mi casa yo disparo”, sostuvo uno de los testimonios, lamentando que seguramente el que salga perdiendo sea el mismo. Mientras que otro hombre, también del vecindario, indicó que no le quedó otra que tener un arma en su casa, por eso se compró un aire comprimido “con balas de 22” para sentirse un poco más seguro.
Uno de ellos ha realizado denuncias, pero no ha visto que se logre nada, ya que los que generan los disturbios siempre siguen en el mismo lugar. Sin embargo, durante la conversación surgió la posibilidad de juntarse y reunir firmas para reclamar por su seguridad.
Poner rejas, pinches en los muros para que no los crucen y estar armados dentro de sus hogares son algunas de las opciones que eligen los colindantes para tratar de hacer de su lugar un poco más tranquilo, pero principalmente optan por no meterse. La consigna pareciera ser no molestar a violentos, no intervenir, no llamar a la policía, no contarle a los medios, para que no se enojen y tomen represalias.