¿Qué fue lo primero que hallaron en las excavaciones en el templo danés?
En la primera jornada de trabajo realizada el miércoles, que culminó con la caída del sol, lograron recolectar distintos tipos de materiales que luego deberán estudiar en el laboratorio. “Hasta ahora, a simple vista, con la suciedad de la tierra, pudimos apreciar la aparición de una pipa de cablín, que son características de finales de 1700 y duraron hasta mediados del siglo XIX”, adelantó el investigador Julio Merlo.
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Hallaron dos porciones de estas pipas que se utilizaban para fumar. Algunas tenían el canuto largo, que superaba los 60 centímetros, y la taza era chica porque el tabaco era costoso. Estas pipas eran inglesas, francesas y holandesas. “Por el fragmento del canuto de la pipa que encontramos, es francesa, porque tiene una inscripción en francés. No es común verlas con la inscripción”, dijo.
Agregó que también apareció gres, un material cerámico que se usaba para las antiguas botellas de ginebra, de color terracota. “Son fragmentos de botellas muy antiguas, que no se hacían con molde, se hacían soplando”, describió.
Sumado a esto, dieron con fragmentos de huesos calcinados que “son muy característicos de los fuertes y fortines de la época”, señaló. En este caso, detalló que en la zona no había árboles, por lo cual utilizaban los huesos para cocinar alimentos y calentarse, como combustible del fuego.
“En otros sitios que hemos trabajado, muchos de estos huesos se los utilizó para cocinar ladrillos, por ejemplo. En el Fortín La Parva de General Alvear se analizaron 30 mil huesos calcinados, la mayoría eran de vacas criollas, y estaban asociados a fragmentos de ladrillos con distintos grados de cocción”, informó.
Hasta el momento, estos vestigios se hallaron a 10 centímetros de profundidad. “Normalmente hemos trabajado en estos sitios pero en zonas rurales y es normal encontrar material en superficie y en baja profundidad. La sedimentación que se ha hecho desde el siglo XIX hasta este momento no es tan amplia como para decir que tiene una gran profundidad, pero sí es claro que está mezclado con material actual que es coherente con el uso que se le ha dado al espacio”, advirtió Merlo.
En la primera jornada, encontraron piezas de uno a diez centímetros de longitud que se preservaron en bolsas rotuladas, se realizó un registro y luego se evaluarán en el laboratorio, donde se limpiarán y pasarán a formar parte de un inventario.
En el terreno se confecciona un mapa con los hallazgos a distintas profundidades, al que luego se anexan las cuadrículas por las que avanzan. De ese modo, obtienen una visión global de la investigación.
Además, disponen de un detector de metales que aún no entró en acción. Sin embargo, luego de aplicarlo, tendrán que excavar indefectiblemente para comprobar qué hay bajo tierra. Para la época del Fuerte, la herramienta podría servir para presumir la presencia de balas y clavos, entre otros elementos de metal.
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