Rescatando sus raíces e identidad, la Unión de Colectividades celebró el Día del Inmigrante
La Unión de Colectividades realizó un sencillo acto en la Plaza Independencia para conmemorar la fecha. Destacaron el valor de sus raíces y la gratitud hacia el país y la ciudad que los cobijó. Con el acento puesto en la transmisión y preservación cultural, harán la gran Fiesta de las Colectividades el 14 y 15 de septiembre, en el Centro Cultural Universitario.
Como cada 4 de septiembre, día instituido por calendario nacional para homenajear a quienes decidieron hacer de Argentina también su tierra, la Unión de Colectividades de Tandil realizó ayer un breve acto en la plaza céntrica.
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La ceremonia comenzó en la Glorieta, con miembros de gran parte de las 24 colectividades que conforman la entidad portando sus respectivas banderas que inundaron de color el espacio público. Portugal, España, el País Vasco, Brasil, Perú, Paraguay, Venezuela, Dinamarca, Croacia, Italia, la bandera Wiphala de los pueblos originarios argentinos y otras, flamearon al viento en la mañana fría de ayer.
Celeste de Araujo, vicepresidenta de la institución, ofreció las palabras de bienvenida y a continuación sonaron las estrofas del Himno Nacional Argentino.
Seguidamente el jefe de Gabinete Julio Elichiribehety, en representación del intendente Miguel Lunghi, hizo uso de la palabra para agradecer a cada uno de los representantes como funcionario municipal, el poder trabajar en conjunto cada día del año.
“Fortalecer el vínculo a través de las actividades es uno de los desafíos que tiene una ciudad intermedia donde todavía podemos encontrarnos y conocernos para generar acciones. Creo que con las colectividades se ha ido dando a través de los años una relación del llamado capital social que esperamos que continúe, y que se fortalezca aún más”, manifestó, sin dejar de mencionar que sus bisabuelos vascos emigraron desde Navarra, España, a Argentina para buscar una nueva vida, historia que es también la de todos los descendientes de inmigrantes que apostaron a este país.
“Como en casa”
Luego pasó al frente Aurelia Balbuena, de nacionalidad paraguaya, quien relató brevemente la historia que la trajo a este rincón de la Pampa húmeda, lejos de la pródiga tierra guaraní.
“Desde chica tuve la curiosidad de conocer Argentina. Crecí, pasé mis adolescencia y formé una familia con dos hijos, me quedé sola y como tenía a mi hermano en Buenos Aires, decidí emigrar para buscar mejores condiciones de vida”, arrancó Aurelia.
Pero un tandilense se le cruzó en el camino y decidió probar suerte en la ciudad que ya siente como suya, con quien hasta la fecha es su compañero de vida.
“Traje a mis hijos, ellos son profesionales, estudiaron acá, consiguieron educación, que es lo más importante. Estoy orgullosa de ser parte de Tandil. Argentina es mi segundo país, tengo mi familia y mi hogar”, siguió.
En su alocución, expuso que un día recibió la invitación de la Unión de Colectividades para representar “a los hermanos paraguayos que estamos en esta ciudad” y así trabajar en conjunto para transmitir la cultura y la experiencia de vida.
“Somos inmigrantes, o hijos, nietos o sobrinos, doy gracias de ser parte de esto. Y gracias a la ciudad por abrirnos la puerta y brindarnos todo lo que tenemos”, selló su reseña.
Por último, los participantes se dirigieron hacia el monumento central de la plaza, dedicado a la gesta de la independencia argentina, para colocar una ofrenda floral como símbolo de gratitud y reconocimiento.
Raíces e identidad
El preámbulo de la Constitución de la Nación Argentina hace referencia, desde 1853, a “todos los habitantes del mundo que quieran habitar el suelo argentino”. Una declaración de principios que ha hecho del país un gran receptor de caudales inmigratorios que forjaron el destino de la patria. No se puede pensar la historia argentina sin tener en cuenta los procesos migratorios que configuraron su identidad.
El exitoso presente que hoy vive la ciudad de Tandil está directamente ligado a las distintas colectividades de inmigrantes, que con su trabajo y esfuerzo cimentaron una ciudad orgullosa de su pasado pero que mira al futuro.
En cada rincón de sus paisajes, en sus calles y construcciones hay una huella indeleble de aquellos, que eligieron quedarse para siempre en esta tierra, soportando el desarraigo y a la vez construyendo nuevas formas de vida con estilos definidos para hacer más llevadera la añoranza.
Hoy las colectividades están profundamente insertas en el tejido social de la ciudad, manteniendo intactas sus tradiciones e incorporando nuevas actividades para contribuir al mejoramiento de la calidad de vida de todos los tandilenses.
Día del Inmigrante
El Día del inmigrante en la Argentina se celebra el 4 de septiembre de cada año desde que se lo estableció mediante el Decreto 21.430 del año 1949 el presidente Juan Domingo Perón. Se eligió esa fecha para recordar la llegada de los inmigrantes al país en recuerdo de la disposición dictada por el Primer Triunvirato en esa fecha de 1812, que ofreciera “su inmediata protección a los individuos de todas las naciones y a sus familias que deseen fijar su domicilio en el territorio”.
Fiesta de las Colectividades
En diálogo con El Eco de Tandil, Celeste de Araujo -integrante de la colectividad portuguesa y autoridad de la Unión- expresó su alegría por poder una vez más conmemorar el día y señaló que “estamos muy bien acompañados, en un escenario muy colorido y caro a los sentimientos para nosotros. Uno trae recuerdos de su niñez, de cómo llegó al país, de lo que nos transmitieron nuestros ancestros, los inmigrantes conformaron un crisol de razas en esta tierra”.
Además, recordó que el fin de semana del 14 y 15 de septiembre se desarrollará en el Centro Cultural Universitario la Fiesta de las Colectividades para cerrar las actividades del mes del inmigrante.
Anticipó que habrá más de 20 stands, delegaciones de otras ciudades y provincias, espectáculos, comidas típicas y bailes tradicionales, entre otras propuestas para toda la familia.
“A la gente le encanta venir ese fin de semana a comer lo que no comen en ningún lado, comidas distintas, caseras, recetas ancestrales, queremos recuperar eso, los bailes y compartirlo con todos. También vienen a conocer nuestras historias, nos hemos convertido en una especie de ente turístico, nos preguntan sobre nuestros países y somos cada vez más, estamos muy contentos”, refirió.
Amor sin fronteras
Flor portó con entusiasmo la bandera de su país de origen, Venezuela. Venida hace 22 años de tierras tropicales, le contó a este Diario que nunca se pudo acostumbrar al frío. Su historia también es una historia de amor. En tierras bolivarianas conoció a un hombre de Tandil que la definió a venir a esta porción de continente austral para constituir una familia. “Cuando llegué todavía estaba el 1 a 1”, dijo risueña.
La delicada situación económica e institucional que azota a su país ha generado un aumento de la inmigración venezolana en estos lares, que se van de su lugar natal intentando conseguir mejores condiciones de existencia. De hecho, es moneda corriente que muchas familias tengan a sus miembros diseminados por el mundo.
“Lo más cerca es Colombia y Ecuador, pero andamos por todo el mundo. Yo tengo un hermano en Argentina, otros en Venezuela, en España y en distintas partes. Acá están más acostumbrados a moverse, viajar e independizarse; allá no tanto, las familias eran de quedarse más juntas en un mismo lugar”, describió.