Robaron una inmobiliaria a metros del centro y la dueña se sorprendió por la impunidad de los delincuentes
En la noche del jueves un estudio inmobiliario ubicado en Constitución al 1200 sufrió el ingreso de dos personas que rompieron la cerradura de la puerta principal con una barreta. Si bien no tuvo grandes pérdidas materiales, la propietaria del local lamentó el hecho por la cuestión de perder la tranquilidad que había en el barrio hasta entonces.

Durante las últimas horas del jueves tuvo lugar un robo ocurrido a pocas cuadras del centro de la ciudad. El estudio inmobiliario Fedra Caruso sufrió el ingreso de dos personas que sustrajeron un celular ya que pudieron permanecer pocos minutos porque saltó la alarma. Los delincuentes forzaron la cerradura con una barreta y quedaron registrados por las cámaras de seguridad del local.
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Accedé a las últimas noticias desde tu emailEl hecho tuvo lugar minutos antes de las 22. A través de un video compartido por la dueña del local se puede ver como dos personas con los rostros tapados, uno con capucha y el otro con una gorra, forzaron la cerradura con una barreta hasta que pudieron ingresar. La alarma se disparó oportunamente por lo que los delincuentes solo pudieron tomar un celular, que se utilizaba para trabajar con los clientes.
Fedra Caruso, martillera propietaria del local, dialogó con El Eco de Tandil y contó que a pesar de que la vereda estaba completamente iluminada, las dos cámaras de seguridad del ingreso del local estaban visibles y había autos circulando por la calle, los delincuentes “se manejaron cómodos” para romper el borde de aluminio de la puerta de la inmobiliaria.
Al mismo tiempo la damnificada encontró consuelo en el hecho de que no rompieron ninguno de los vidrios, algo que hubiera significado un gasto superior, y que no se llevaron la computadora de trabajo, en la cual tiene los archivos con las fechas de cobro. “Me complicaba la vida porque es una herramienta importantísima de trabajo”, aseguró.
“A pesar de que no fueron grandes daños te deja esa sensación que vos decís con qué impunidad”, indicó Caruso que luego describió que se enteró a través del contacto de la operaria de la alarma: “Cuando me llama, entro a las cámaras y veo la puerta abierta, porque quedó una abertura de unos centímetros. En el transcurso del camino de mi casa a la inmobiliaria fui revisando las filmaciones y vi todo”.
A partir de esta situación, la martillera requirió de un cerrajero para reparar los daños y poder dar un cerramiento al espacio. Según contó, el trabajo tuvo un costo cercano a los 90 mil pesos. Además, ante el miedo de que esta situación se reitere mientras estén trabajando, tomaron la decisión de reforzar la seguridad con una cerradura electrónica para que desde el interior tengan que autorizar el ingreso de las personas.
El barrio perdió la tranquilidad
Consultada ante la posibilidad de que haya sido algo planificado, Caruso aseguró que fue “al azar” y lo explicó porque se enteró que esa misma noche, a menos de cinco minutos del hecho ocurrido en Constitución al 1200, una despensa que estaba a dos cuadras también fue blanco de la inseguridad.
“Calculo que fueron las mismas personas. Cuando voy a hacer la denuncia con la policía me encuentro con que los efectivos siguieron una cuadra más porque había pasado una situación similar y eran pocos los minutos de diferencia. La otra gente no tenía cámaras, alarma entiendo que sí, pero calculamos que habrán sido los mismos”, comentó.
Esta seguidilla de hechos ocurrida durante la noche del jueves encendió las alarmas de los frentistas de la zona. La martillera comentó que hasta este suceso era un barrio tranquilo. El estudio inmobiliario lleva cerca de un año en esa locación y es la primera vez que le toca sufrir un robo. Incluso añadió que hace muchos años, en otro local, les rompieron un vidrio y les robaron las computadoras.
“Acá me resultó extraño porque no es un lugar que haya algo que te llame la atención, vos pasas por la vidriera y hay una mesa, un escritorio como en cualquier oficina y obvio que dinero no hay. Pero cualquier cosa te genera un trastorno, gastos, pérdida de tiempo y en el medio tenés que seguir trabajando”, continuó.
Al momento del diálogo con este Diario la damnificada todavía no había podido asentar la denuncia. La misma noche del robo se dirigió a la comisaría Primera pero no pudo realizarla ya que los oficiales se encontraban ocupados con otro caso.
Luego regresó a la dependencia en reiteradas oportunidades, mañana, mediodía y tarde del viernes, pero por distintas razones no pudo declarar. Incluso se mostró sorprendida por la cantidad de personas en la misma situación con las que se encontró en cada una de sus visitas a la comisaría.
“Se ve que está bravo. Yo no sé si van a lograr dar con los delincuentes pero voy a intentar poder hacer la denuncia pero también por un trámite del seguro y todo eso. Todo te lleva tiempo. Esperemos que se puedan mejorar los controles para que esto no siga pasando”, cerró Caruso.