Se inauguró el mural de manitos en Conin bajo el lema “Por una Argentina sin desnutrición”
Bajo una edificación aún sin techo, las mosaiquistas comenzaron esta solidaria apuesta entrado el invierno del año pasado y en la tarde de ayer inauguraron la obra que lleva plasmadas más de 110 manitos de niños. El colorido diseño que responde al proyecto “Una manito a Conin”, muestra un círculo con un bebé en el centro, sobre el mapa del país, que pareciera estar abrazado y protegido por todas esas manos pequeñas que lo rodean.
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La decoradora de interiores y mosaiquista Lila Suau fue quien se puso al hombro el desafío local a partir de una convocatoria nacional bogando “Por una Argentina sin desnutrición”. Así fue que de sus talleres y la convocatoria en general surgieron todas las colaboradoras que hicieron la obra posible. “Nosotros empezamos a trabajar con las manitos en junio o julio del año pasado convocando gente y dando el taller a cambio de pañales o leches maternizadas”, detalló Suau. Además, participaron los chiquitos de Jano por Todos, que son enfermos oncológicos, niños del jardín de infantes El Solcito y un grupo de pintura de Rauch, todos dejaron sus manitos.
Con respecto a los materiales, la coordinadora del mural contó que las alumnas pusieron sus propios materiales, y en el caso del resto de la gente que participó, lo ofrecieron entre todos para que pudieran participar a cambio de las donaciones. “El motor es el amor”, reveló.
“La gente de Conin hace un trabajo tan importante por los chicos, que resulta fundamental que todos aporten su granito de arena. El nuestro fue este mural, que son cerca de 110 manitos de niños que apoyan a Conin”. Luego de horas de trabajo, días de frío, calor y lluvias, tanto en el taller como en la futura sede de la fundación, finalmente quedó al descubierto la creación.
Cabe destacar que el bebé que está en el centro, que representa al niño que hay que proteger y guiar en su crecimiento, fue hecho por la artista local Soledad Orellano.
Por su parte, la directora de Conin Tandil, Mery Fuente, también se refirió a la obra: “es tan significativa, con sus manos, el círculo y el niño en el medio, las manos lo acarician, lo contienen”. “Puede ser una utopía, pero quizás algún día todos lleguemos a comprender lo que significa la solidaridad, como la que tuvo este grupo de mosaiquismo”, dijo con transparente orgullo.
El sueño de la
sede en Tandil
Corría la última parte del año 2015 cuando pudieron dar la feliz noticia de estar comenzando la construcción de los cimientos de lo que sería su primera sede fija en la ciudad. Ahora, el sueño está a pocos pasos de poder cumplirse y desde la organización celebran esas paredes alzadas, con techo, sobre las que pueden lucir el mural que inauguran.
La obra se ha hecho con las donaciones de empresas locales e internacionales y esperan que esté finalizada para abril, aproximadamente. “Desde los 100 pesos que pueda poner un socio mensualmente, hasta la donación de una ONG extranjera, es muy fuerte el compromiso que la gente adquiere con Conin”, explicó la directora. “Acá el trabajo es a partir de la solidaridad, en equipo y excede la cuestión de lo personal”.
El anhelo de Mery Fuente es que aquel que hoy trabaja por este lugar, mañana pueda ver allí una gran biblioteca o un jardín maternal o de infantes. “Ese es mi sueño”.
Se mostró sinceramente agradecida con todos los colaboradores, por aportar lo suyo para sostener “al material humano más vulnerable, que son los niños, y son las generaciones futuras”.
Se trabaja educando
Conin es el espacio donde el fin es poder trabajar con los problemas de desnutrición que impiden un desarrollo adecuado para poder insertarse en una sociedad con un pensamiento crítico. Como contó su directora, ha dejado de ser una organización solo mendocina, ni siquiera argentina, ya que ha trascendido las fronteras generando sedes a nivel internacional.
Se trabaja y mucho. “Es verdad que se nutre mucho con donaciones, pero no hacemos acopio”, explicó. “Directamente aquel que va a donar es guiado a destino para que la entrega sea de manera personal”.
Poniendo como referencia la frase que reza “el que quiere pescado que aprenda a pescar”, es que Mery resume el modo de trabajo de la fundación: Se trabaja educando, tanto a madres como a los niños.
“Hay que bregar por ellos para que esas cabezas se puedan desarrollar como corresponde, hablo desde el aprendizaje que es lo que a mi más me atrapa”. Además, hizo hincapié en que apuntan muchísimo a la educación para las mamás, ya que ven fundamental que ellas aprendan a lavar una mamadera, a cambiar un pañal, a saber cuando el chico tiene fiebre o a bañarlo.
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