Roger Hernández nació en 1968 en Mamporal, una comunidad del estado Miranda, Venezuela, y las vueltas de la vida lo trajeron a Tandil hace siete años.

“Mamporal queda en una subregión geográfica con características muy particulares: es costa y es humedad, el viento pega en cierta dirección y eso hace que se den determinados tipos de plantas. Yo nací y me crié allí”, recordó en diálogo con El Eco de Tandil. 

Creció en medio del exuberante clima venezolano en una familia numerosa —es el antepenúltimo de diez hermanos— y desde joven se vinculó con la docencia. “Comencé como profesor no graduado de dibujo técnico en la secundaria. Ese fue mi primer empleo. A los tres o cuatro años lo dejé para dedicarme a los estudios universitarios. En vez de pedagogía, terminé eligiendo Derecho. Me gradué de abogado y trabajé como procurador municipal durante ocho años. Al mismo tiempo, estudié para profesor en artes industriales porque siempre tuve interés en la enseñanza”, relató.