SEMANA SANTA 2021
Sin actividades litúrgicas masivas, el Calvario atrajo a miles de visitantes en el Viernes Santo
Centenares de visitantes y tandilenses se acercaron al tradicional paseo que combina la fe y el esparcimiento. Con la ayuda organizativa de grupos de voluntarios de la Parroquia Nuestra Señora del Carmen, en el epicentro tandilense de la Semana Santa se vivió una jornada intensa, regulada por protocolos y con el fervor religioso intacto.
El tradicional Viernes Santo se vivió intensamente en la ciudad pese a que las restricciones derivadas de la pandemia de Covid-19 reconfiguraron el mapa de las actividades litúrgicas.
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Aún sin desarrollarse el Vía Crucis y la multitudinaria procesión por las calles de Tandil -que conmemoran la Pasión de Cristo para la fe católica-, centenares de personas coparon el Monte Calvario para manifestar su devoción o simplemente vivenciar el pulso de la Semana Santa en uno de los espacios religiosos más icónicos del país.
En el día de ayer, el flujo incesante de público dio vida al entorno de piedra y verde enclavado al final de la avenida Monseñor de Andrea, y visitantes y vecinos se mezclaron en una sinfonía variopinta que recobró el ritmo de otros años, luego de la suspensión total de actividades acontecida en 2020 producto del aislamiento obligatorio.
El peregrinaje emblemático
Al llegar a los pies del Monte Calvario, el Padre Andrés, párroco de la iglesia Nuestra Señora del Carmen, y otros voluntarios, bendecían a quienes arribaban al lugar, en tanto un grupo de la misma parroquia ordenaba el tránsito de gente.
Además, se recordaba constantemente que el uso del barbijo resulta obligatorio aunque se trate de un espacio al aire libre, y un equipo de la Cruz Roja, que se encuentra ahí apostado por estos días, colabora para canalizar el cumplimiento de las pautas sanitarias.
Para evitar aglomeraciones, se solicitó a los presentes que realizaban el Vía Crucis –el camino que recorrió Jesús desde su condena hasta su muerte en la cruz- a través de las estaciones allí erigidas, que no se demoraran demasiado en ellas para mantener una circulación permanente de personas. En simultáneo, el trayecto de la Pasión podía seguirse gracias a una grabación transmitida por altoparlantes que recomenzaba cada una hora, con cantos y oraciones incluidos.
Con cuidados colectivos
El predio entero es un escenario privilegiado y hospitalario no sólo para ejercer la fe, sino para obtener hermosas vistas de la ciudad, para tomarse fotos o compartir mates y descansar un momento. A eso se dedicó el público presente, conformado principalmente por familias.
En conversación con El Eco de Tandil, el Padre Andrés compartió que se registró una “gran conciencia ciudadana” en los visitantes y que observó mayor cantidad de público que en otras ocasiones.
“Esta es una expresión popular, es la espontaneidad de la fe, acá no hay horarios, se recibe al peregrino durante todo el día y a quienes no creen pero se acercan con mucho respeto”, señaló. Asimismo, remarcó que este es un momento muy especial y sensible para los feligreses porque hay una profunda “necesidad espiritual”.
Vale consignar que el acceso a la cruz estuvo restringido por protocolo. Debido a la enorme cantidad de gente y el interés por dejar alguna ofrenda -como es habitual- en la baranda que rodea el colosal monumento de piedra, se optó por impedir el ingreso y así evitar la acumulación de personas en los pies del cristo crucificado. De buen talante, los visitantes aceptaron las normas sin protestar y se adaptaron a los protocolos, disfrutando sin problemas la estadía en el predio.
En esta línea Vanesa, una de las voluntarias de la Parroquia del Carmen que ayudó con el ordenamiento del público, indicó que se pudo cumplir con todas las medidas y que nadie las cuestionó. Al respecto, destacó el respeto de todos los concurrentes, aunque no todos hayan ido con la misma motivación. Y en este sentido, refirió que desde la mañana de ayer empezaron a llegar micros con grupos de gente de distintos puntos de la provincia y el país, ávidos por conocer el lugar, obtener alguna imagen para el recuerdo y también para ofrecer sus oraciones.
Tandil, destino preferido
La Semana Santa es el fin de semana turístico por excelencia a nivel local y esta oportunidad, más allá de la coyuntura sanitaria, no ha sido la excepción. Público de todas partes arribó a Tandil e hizo del Calvario el punto neurálgico de su visita.
Javier vino desde Mar del Plata con su familia a pasar los 4 días y lo primero que hicieron fue recorrer este sitio religioso, antes de disponerse a desandar otros caminos. “La ciudad está muy linda y limpia, linda gente, está muy bueno venir”, dijo.
En diálogo con este Diario, un matrimonio oriundo de Maipú aseveró que viene todos los años a agradecer. “Sentimos paz, nos gusta venir y es como una necesidad, el Calvario es siempre el primer lugar al que venimos para hacer el Vía Crucis y agradecer”, afirmaron. Como no consiguieron hospedaje en la ciudad, mantuvieron el alojamiento en Mar del Plata y desde allí se desplazaron.
Lucía es de Minas de Gerais, Brasil, pero reside en Capital Federal y esta es su primera vez en la localidad. En un español correctísimo, detalló que llegó con una empresa de viajes y turismo, y admitió su fascinación instantánea por Tandil.
“No pregunté mucho antes de venir porque quería vivenciar la ciudad y la estoy amando. La cuestión cultural y religiosa es increíble. Me gusta mucho y la verdad es que ya quiero volver con mi mamá para mostrársela”, confió sonriente.
Feria plaza San Martín
Cerca del Calvario, en la plaza San Martín, se lleva a cabo en estos días el clásico Mercado de Pulgas Don Bosco y una feria con artesanos locales dispuesta por el Municipio. Este año, para no complicar el panorama, se centró la atención exclusivamente en los productores y artesanos de la ciudad para ocupar esos lugares.
Con más de 40 puestos, el público pudo mirar y comprar diversos productos elaborados por manos tandilenses. En los pasillos generados a partir de la instalación de la feria, una multitud de personas acompañó la exitosa propuesta.
Plantines, mates pintados de todos colores, cuchillos, conservas y dulces, bijouterie, elementos de cosmética natural, entre otras opciones, se mezclaban en los mostradores. Los feriantes coincidieron en que la presencia de gente fue más de la esperada, con un ritmo sostenido de ventas. Aggiornados a los tiempos que corren, varios artesanos ofrecieron distintos medios de pago electrónico para maximizar los beneficios y dar más posibilidades a los eventuales clientes.
El arte de vivir con fe
En horas en las que la segunda ola de contagios de coronavirus acecha a la Argentina y es imprescindible redoblar esfuerzos y cuidados para no comprometer al sistema de salud, pareciera hacerse tangible aquello de “hacer más liviano el peso de tu cruz”. Como Simón de Cirene, el hombre que según la literatura religiosa ayudó a Jesús a cargar su cruz, el esfuerzo mancomunado aparece como la única salida posible. Metafóricamente, la conciencia colectiva tan pregonada por los distintos niveles de gobierno quizás pueda hacer más llevadera la carga hasta que todo finalmente pase.
El simbolismo del Calvario es tan fuerte que semana a semana, a lo largo de todo el año, se acumulan numerosas muestras físicas de pedidos y agradecimientos que los voluntarios retiran periódicamente y guardan. No obstante, las decenas de placas pegadas en la base de la cruz quedan como evidencia eterna de la conmovedora devoción que el lugar despierta en propios y ajenos.
Asimismo, al no poder subir a la cruz, los creyentes que llegaban hasta allí con alguna cinta, rosario, flor, o algún otro objeto como testimonio de fe a modo de promesa, pedían a los voluntarios que hicieran el favor de colocarlos en su lugar. La excesiva demanda obligó a no aceptar estas peticiones, pero el sentimiento siempre encuentra sus recovecos.
Tanto es así que algunos atinaron a dejar flores en el pequeño montículo de jardín que simula el monte Gólgota y en el que se yergue la imponente escultura cristiana, emblema de Tandil y la religión católica.
Semana Santa nuclea el fervor religioso pero la fe permanece siempre –aunque tal vez para algunos flaquee en ciertas ocasiones- como testimonio y sostén, con la ciudad rendida a los pies del Monte y su distintiva cruz.