Talento tandilense al frente de una noche de ópera memorable: Darío Domínguez Xodo brilló en la dirección de “Rigoletto”
El director de orquesta oriundo de Tandil Darío Domínguez Xodo cosechó elogios por su magistral conducción en la reciente producción de "Rigoletto" de Verdi, presentada en Florencio Varela. La crítica y el público destacaron su capacidad para guiar a la Orquesta Sinfónica del Municipio hacia una interpretación que superó todas las expectativas, consolidando una velada de alto impacto artístico y emocional.

En una apuesta que demuestra la vitalidad de la ópera más allá de los grandes escenarios porteños, la producción de Rigoletto a cargo de Exsultate Lírica se convirtió en un verdadero hito cultural. En el corazón de este éxito se encuentra la batuta del director tandilense Darío Domínguez Xodo, cuya labor fue fundamental para transformar una prometedora orquesta juvenil en un ensamble de madurez y precisión sorprendentes.
Recibí las noticias en tu email
Accedé a las últimas noticias desde tu emailSegún la crítica del medio especializado bybattaglia, bajo la guía de Domínguez Xodo, la orquesta “brilló con madurez, precisión y espíritu lírico”. En un espacio acústicamente desafiante, el director supo equilibrar las secciones para que cada matiz de la partitura de Verdi llegara al público con claridad y emoción. Las cuerdas tejieron un entramado cálido, los vientos aportaron una notable intención narrativa y la percusión entregó dramatismo sin excesos. El resultado fue una interpretación que trascendió la etiqueta de "juvenil" para instalarse en el terreno del “mérito artístico real”.
Este sentimiento fue compartido por el público, como lo reflejó la publicación en redes sociales de Juan Salvador Trupia, quien describió a Domínguez Xodo como “un gran director”. Trupia destacó una cualidad esencial en un maestro de ópera: su servicio al cantante. “Cuidando su lucimiento, sin sobrepasar la vocalidad de nadie, cantando con ellos y con el poderío y dramatismo necesario que saca de sus jóvenes instrumentistas, como si se tratara de una orquesta de casa de ópera”.
Un elenco a la altura de la música
El brillo de la orquesta fue acompañado por un elenco vocal de gran solvencia. Fernando Grassi ofreció un Rigoletto “visceral y profundamente humano”, con un “Cortigiani…” que fue calificado como “un puñal emocional directo al corazón del público”. A su lado, Laura Bjelis deslumbró como Gilda, con una “lírica cristalina y dulzura dramática”, logrando un vínculo escénico conmovedor con Grassi.
Hernán Quinteros, en su debut escénico, encarnó al Duca di Mantova con carisma y soltura, mientras que el cuarteto final, con Leonardo Palma (Sparafucile) y Laura Benítez (Maddalena), se consagró como uno de los puntos más altos de la noche por su tensión y belleza.
Puesta en escena que potencia el drama
La dirección escénica de Boris apostó por una idea minimalista y eficaz: una escena negra y despojada donde los gestos y pequeños detalles marcaban los actos. Esta decisión permitió que la acción fluyera sin distracciones, centrando la atención en la fuerza de la música y la intensidad del conflicto humano.
El vestuario de época, cedido por el Teatro Argentino de La Plata, aportó el contrapunto visual perfecto a esta austeridad, enmarcando la obra en su contexto histórico.
Esta producción de Rigoletto en Florencio Varela no fue solo una función de ópera, sino una demostración de que la excelencia artística puede y debe florecer fuera de los circuitos tradicionales. Iniciativas como la de Exsultate Lírica democratizan el acceso a la cultura y crean comunidad a través del arte.
En síntesis, fue una noche de arte con mayúsculas, donde una orquesta vibrante, un elenco comprometido y una puesta inteligente se unieron bajo la guía excepcional de un director tandilense. Como concluyó la crítica, hay algo especial cuando Verdi resuena en el conurbano en manos de jóvenes que se dejan la piel por la música. Ese algo es esperanza, y en esta ocasión, brilló con una fuerza innegable.