Tandil, una ciudad que crece entre casas antiguas demolidas y nuevos edificios que emergen
La densidad del centro de la ciudad se ubica dentro de la capacidad máxima permitida, como ocurre en la mayoría de los centros urbanos. El explosivo crecimiento demográfico obliga a ampliar las redes de servicios y repensar la planificación urbana en todas sus dimensiones. El 95 por ciento de la población del Partido vive en las áreas urbana y periurbana. Por otro lado, las propiedades antiguas no catalogadas como bienes patrimoniales sucumben a la avidez constructora que necesita de nuevo suelo urbano para edificar.

El perfil de la ciudad en los últimos años va de la mano de una tendencia que da lugar a la construcción de modernos edificios y a la redensificación urbana, pero muchas veces en detrimento del patrimonio arquitectónico y de otras cuestiones igualmente importantes.
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Accedé a las últimas noticias desde tu emailEs que como ya casi no quedan terrenos en el centro y como por fuera de las cuatro avenidas las edificaciones tienen un límite de altura, la única opción para dar respuesta a una demanda creciente es tirar abajo estructuras viejas para hacer espacio.
En el corazón de Tandil proliferan los emprendimientos habitacionales que cubren un nicho muy específico: tienen un alto valor de mercado, suelen de ser de categoría, y están pensados para un público con un gran poder adquisitivo, que los usa como vivienda o para alquilar de forma temporaria. La postal actual son estos edificios confortables que se recortan en el horizonte de la ciudad contra la sierras y marcan, sin dudarlo, el pulso de una época. Todo en esto en un marco de emergencia habitacional sin precedentes en el distrito, que tiene en jaque a las familias tandilenses cansadas de alquilar y sin muchas chances de acceder a una vivienda propia, ante la falta de tierras a valores accesibles y de políticas habitacionales acordes a la coyuntura.