El debate por la situación social
Un merendero del barrio El Tropezón duplicó la cantidad de asistentes en el último tiempo
El merendero, instalado en una vivienda familiar del barrio, ha duplicado la cantidad de asistentes en el último tiempo. Subsiste gracias a la colaboración de los vecinos y con aportes de Desarrollo Social. Un cuadro que se repite y evidencia el importante rol social de los comedores para paliar las necesidades más urgentes de la comunidad.
En medio de posiciones encontradas entre el Municipio y la Iglesia, la demanda social de alimento y abrigo pareciera estar a la orden del día en la ciudad.
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Como muestra, un merendero ubicado en la casa 7 del barrio Procasa 1 de El Tropezón ha duplicado la cantidad de asistentes en el último tiempo, hecho que pone en relieve el rol social fundamental de los comedores en el sustento de los barrios.
Alfredo y Miriam Sequeira, los impulsores del proyecto al que denominaron “La vereda”, le explicaron a El Eco Multimedios el origen de la propuesta que llevan adelante en las instalaciones de su propia casa con la ayuda de vecinos y trabajadores de la educación.
“Una tarde había unos chiquitos jugando al fútbol, hacía muchísimo frío y pensé en ofrecerles la leche ese día, porque hay mucha necesidad. Hice una rifa y la gente colaboró a fuerza y pulmón. Comencé a hacer tortas, a comprar galletitas y preparar el chocolate caliente. Lo que se puede, lo hacemos. Se ve el hambre”, expresó Miriam.
“La vereda” comenzó con 15 niños asistentes y hoy le brinda la merienda a 30. Alfredo, el dueño de la casa, es jubilado municipal y contó que a través de las redes sociales la cartera de Desarrollo Social tomó conocimiento de la situación. Luego de entrevistarse con Pablo Civalleri, responsable del área, logró que les hagan llegar provisiones de leche y cacao.
Miriam también refirió que van a tratar de conseguir una lona para cerrar la galería y que los niños concurrentes puedan recibir, además de la merienda, apoyo escolar.
“Vino a verme una trabajadora social de la Escuela 14, para que empiecen a concurrir tres madres con sus hijos porque necesitan ayudan. Esto es una casa de familia, la gente está muy contenta, les abro la puerta a todos”, manifestó la mujer, quien no ignora que el espacio físico es limitado pero sus ganas de ayudar pueden más.
Por su parte, Alfredo resaltó que el Estado debería estar presente en El Tropezón, uno de los barrios más postergados de la ciudad. “Hace 30 años que vivo acá y nunca se hizo nada. Lunghi a este barrio no lo conoce. La problemática es de él, no mía. Yo aporto un granito de mi sueldo pero no puedo más”, expuso el hombre.
En el merendero “La vereda” son bienvenidas las colaboraciones y aportes de la comunidad, que son los que han sostenido hasta la actualidad el funcionamiento del lugar. Se necesitan, prioritariamente, frazadas, sábanas, colchones, cama y estufas.
El espacio montado por Miriam y Alfredo es apenas un recorte de las múltiples situaciones que se replican en diferentes zonas de Tandil, donde hay demanda en la cobertura de necesidades básicas y se hace indispensable la presencia del Estado para ayudar a sostener lo que los ciudadanos hacen de manera solidaria y desinteresada.
El eje del conflicto
Luego de los dichos públicos del padre Marcos Picaroni, expárroco del Santísimo Sacramento, acerca de que ha crecido la demanda de alimentos y abrigo en Tandil y que hay gente “desamparada”, la secretaria de Desarrollo Social salió al cruce y negó rotundamente que eso sea verdad.
En diálogo con el programa de “No hay Dos sin Tres” (Tandil FM 104.1 de El Eco Multimedios), Marcieri expresó su sorpresa por las afirmaciones del cura porque aseveró que si bien aumentó la demanda de asistencia, que haya gente desamparada “dista bastante de la realidad”.
Explicó que proveen a las familias de alimentos, zapatillas, útiles escolares, colchones, frazadas, además del pago de las facturas de luz, provisión de garrafas. Indicó que tienen demandas puntuales que han ingresado a la condición de asistencia, la mayoría de ellas relacionadas con la energía eléctrica.
Por otro lado, desde la Confederación de Trabajadores de la Economía Popular (CTEP) salieron a repudiar los dichos de la secretaria de Desarrollo Social Alejandra Marcieri.
Añadieron que la postura del Estado municipal, en boca de la Secretaría de Desarrollo Social y “reflejada en la tapa de uno de los periódicos más importantes de esta ciudad, puede parecer sorpresiva para muchos. No lo es para nosotros; solo confirma el enorme desprecio que tiene la alianza Cambiemos, que hoy nos gobierna a nivel nacional, provincial y municipal, hacia los sectores populares”.
Un caso
Mario Lugo, vecino del barrio La Movediza, reside en una vivienda precaria de la calle Crisantemos 2165 junto a su pequeño hijo de 5 años. A partir de la viralización del caso en las redes sociales, El Eco Multimedios se acercó hasta el domicilio para conocer la situación de Lugo y su familia.
“Antes tenía trabajo como albañil, ahora no tengo más nada. Se quemaron mis equipos, cortaron la luz. Se terminó mi garrafa. El comedor me ayuda con la comida, pero no se puede todos los días, siempre falta algo”, manifestó.
Algunos vecinos y organizaciones sociales le acercaron ayuda para paliar las necesidades más urgentes y, de acuerdo a las fuentes consultadas, el Municipio se puso en contacto con Lugo para brindarle asistencia, ya que no era beneficiario de ningún programa del área de Desarrollo Social.
Por otra parte, en una entrevista brindada en mayo de este año al ciclo televisivo y radial “Tandil despierta” (Eco TV y Tandil FM 104.1 de El Eco Multimedios) la referente social y concejal mandato cumplido del PJ-FPV, Stella Maris “Cacha” Cena, manifestó su preocupación por la creciente demanda en el comedor que lleva adelante en la calle De los Granaderos 269 del barrio Las Tunitas.
“Tenemos muchas familias, cien chicos que vienen a comer, 18 familias que llevan su alimento, que son 60 viandas al mediodía y a la tarde. El año pasado teníamos 70 chicos en el comedor”, detalló “Cacha”. u
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