Un novedoso proyecto de maltas inclusivas participó del concurso nacional Innovar 2018
La propuesta de Rocío y Sofía Garaguso fue elegida para formar parte de Innovar 2018, un concurso lanzado por el Ministerio de Ciencia nacional para distinguir y financiar proyectos innovadores. La idea de producir maltas inclusivas de diferentes granos, para elaborar cerveza, surgió a partir del diagnóstico de celiaquía de una de ellas y un viaje a Australia, que les hizo pensar en cómo ampliar la oferta de variedades de esa bebida que sean aptas para quienes padecen esta condición.
Ovunque es un vocablo italiano que significa “en todas partes”. Con este concepto, Rocío Garaguso, una joven tandilense licenciada en Biotecnología, concibió su proyecto de desarrollo de maltas inclusivas con el propósito de cambiar el paradigma de consumo de cerveza en las personas celíacas.
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La malta está hecha con los granos de cebada germinados, desecados y tostados levemente, que se emplean en la elaboración de cerveza y para hacer infusiones.
Las personas diagnosticadas con celiaquía no pueden consumir cerveza tradicional porque la cebada posee proteínas de gluten, a las que son intolerantes de manera permanente. Tampoco pueden ingerir alimentos elaborados con trigo, avena y centeno, o pasibles de sufrir contaminación cruzada con ellos. La ingestión de gluten en una persona celíaca afecta la mucosa del intestino y disminuye la capacidad del mismo de absorber nutrientes. La incidencia del trastorno en el país es muy alta, y según datos oficiales, 1 de cada 100 personas la padece.
Hace dos años y medio a Rocío le diagnosticaron celiaquía, justo cuando se estaba yendo a vivir a Australia, por lo aprendió a ser celíaca en otro país, al cual arribó en compañía de su hermana, Sofía, la otra parte de este novedoso proyecto, del que también es miembro Nicolás Buttarelli como socio estratégico, quien tiene un restaurante y cervecería en Córdoba.
“No es tan fácil viajar siendo celíaco, uno tiene que aprender todo de cero, a leer etiquetas, cómo son las regulaciones, si saben o no de contaminación cruzada”, refirió la joven en una entrevista con El Eco de Tandil. A partir de esto, fue que decidió comenzó escribir un blog llamado “Gluten te Desafío” para narrar y compartir su experiencia vinculada al tema.
En Australia encontró muchos productos en los supermercados y una variedad de cosas que en Argentina son difíciles de conseguir, y esa amplia gama de productos incluía muchas opciones de cervezas aptas.
“Regresamos el año pasado con la idea de emprender. Nosotras allá probamos que había muchas opciones de cerveza, sidra, y acá la producción de cervezas aptas no es mu buena; son pocas y todas se hacen a base de sorgo, y no es muy rica la malta de sorgo”, prosiguió en su relato.
Si bien empezaron con la idea de hacer cervezas para celíacos, diseñando las recetas se dieron cuenta de que con la variedad de maltas existente en Argentina era imposible hacer algo con buen sabor porque sólo se consigue una malta a base de sorgo.
Cabe recordar que la cerveza se compone de malta de cebada, agua, levaduras y lúpulo. El proceso de malteado del grano es lo que hace que cambien muchas enzimas en la composición interna del grano y por eso resulta mejor para fabricar la bebida.
“El único de los componentes que tiene gluten es la malta de cebada y entonces pensamos por qué no maltear nuestros propios granos”, expuso.
La maltería
Aprovechando la infraestructura del laboratorio agropecuario que posee su familia en la ciudad, las chicas comenzaron a experimentar diferentes posibilidades que dieran forma a su idea.
“La malta base está presente en mayor proporción en la cerveza, es el 60 por ciento de la receta, y el resto es de maltas especiales que le dan colores y sabores característicos, de ahí salen las diferentes variedades de cerveza; roja, negra y demás. La malta de sorgo sólo permite la malta base, anulando las demás variantes que abren la posibilidad de elaborar cervezas distintas”, explicó la emprendedora.
La idea original de instalar una cervecería mutó y ahora se encuentran abocadas a llevar adelante el proyecto de una maltería inclusiva, aunque a futuro planean poder tener ambos negocios en pie.
En el laboratorio realizarán el proceso de malteado de diversos granos como mijo, sorgo, trigo sarraceno y quínoa. “Queremos experimentar con cualquier grano, cualquiera es susceptible de pasar el proceso, después hay que ver cuál queda rico para preparar cerveza”, añadió.
En abril y mayo del año próximo será la cosecha de los granos que los habilitará para empezar a funcionar y producir a mayor escala, con vistas a que la idea se convierta en su fuente de ingresos.
“Creemos que hay un mercado interesante y como tenemos la idea de hacer maltas especiales, podemos vendérselas a gente que hace cerveza de cebada, pero quiere probar y distinguir sus productos con maltas de otros granos. De a poco van desarrollando la idea”, sostuvo.
Concurso Innovar
Lo singular de la idea llevó a las hermanas Garaguso a anotarse en múltiples capacitaciones y concursos, al estilo de Empretec, promovido por el Municipio y Naves, del banco Macro.
Desde el 31 de ootubre y hasta el 2 de noviembre, las jóvenes asistieron en la localidad de San Isidro presentando su proyecto Ovunque en el concurso Innovar, organizado por el Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación de la Nación.
“Además de concursar, los proyectos seleccionados participan en una exposición en la cual están todos los emprendimientos elegidos de las distintas categorías: empresas, establecimientos educativos y gente con ideas”, refirió.
El concurso prevé premios en efectivo para las ideas que resulten ganadoras y la inclusión en un catálogo con todos los proyectos del año 2018. Pero además, el hecho de haber sido elegidas para formar parte de la propuesta les sirve como una vidriera para difundir su idea y foguearse con inversores de diferentes procedencias que potencialmente puedan interesarse en el proyecto.
Para conseguir financiamiento, además de los aportes propios, Rocío y Sofía pusieron su idea a consideración del Fondo Semilla del Ministerio de Producción y fueron beneficiadas con un préstamo monetario a tasa cero para incorporar los insumos necesarios.
“Sólo aceptan ideas innovadoras, por suerte nos aceptaron rápido y ya invertimos todo el dinero”, señaló.
A partir del año que viene, las jóvenes estiman poder maltear dos toneladas al mes y generar un salto de escala en la producción, para contar con más tecnología y automatizar todos los procesos, con el objetivo de estandarizar lo más posible y que no varíe la calidad del producto final.
Este es apenas el comienzo para Rocío y Sofía, quienes con una idea original y la posibilidad de llevarla a cabo, harán realidad el deseo que subyace en el significado del nombre con el que bautizaron a su proyecto, Ovunque. Generando mayores posibilidades para la elaboración de productos, podrán estar “en todas partes” para hacer que la experiencia de salir a compartir una cerveza no sea tan restrictiva para quienes padecen su misma condición.