Una impresionante propagación de mosquitos se registra desde hace días, pero no es el transmisor del dengue
Un experto en el Aedes Aegypti explicó que se trata de un pico de abundancia de otras tres especies “normales” en Tandil. Garantizó que, más allá de la molestia de la picadura, no hay peligros y pidió que los cuidados sean individuales y no se fumigue masivamente. Reveló las condiciones que los ayudan a proliferarse. Sigue sin haber casos autóctonos de dengue en la ciudad y hasta abril avanzan en un nuevo estudio con Bromatología.
Aunque no se trata de una invasión, porque no llegaron desde otro lado, la ciudad y sus alrededores se ha visto repleta de mosquitos desde hace tres días aproximadamente. El fenómeno, en realidad, se está replicando al menos en toda la provincia de Buenos Aires y ha llamado la atención de la gente.
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Se trata de tres especies que son comunes de encontrar en la ciudad, según garantizó Darío Vezzani, doctor en Ciencias Biológicas, investigador independiente del Conicet e integrante del Instituto de Ecosistemas de la Unicen, que trabaja con la dirección de Bromatología en las cuestiones relacionadas al Aedes Aegypti.
“Lo más importante es aclarar que no se trata del transmisor del dengue”, tranquilizó y explicó que lo que se ve es una abundancia muy grande de mosquitos que se crían en charcos que se generan después de las lluvias.
Las condiciones climáticas han favorecido a la proliferación de estos insectos, ya que las copiosas lluvias de la semana pasada han puesto fin a la contundente sequía y favorecido al desarrollo de las larvas.
Tal como indicó el especialista, ellos ponen sus huevos en la base de los charcos, en el barro, y cuando se da el escenario ideal eclosionan todos juntos y por eso se multiplica inmensamente.
A cuidarse, pero sin envenenar
Hace más de 20 años que Vezzani es experto en el Aedes Aegypti y, claro, conocedor de otras especies. Aseguró que de las que se sienten actualmente la más abundante es Aedes albifasciatus, mientras que las otras dos son Aedes crinifer y Psorophora cyanescens, “normales en Tandil”.
Si bien abundan, son molestos y pareciera que hasta resisten los insecticidas, el biólogo garantizó que no transmiten ninguna enfermedad, salvo en algunas personas alérgicas que pueda desarrollar alguna reacción diferente.
A diferencia del transmisor del dengue que se propaga en agua acumulada en cacharros, neumáticos u otros elementos habituales en una vivienda, estos se generan en espacios abiertos, pozos y charcos.
“Dura solo un par de días y no está bueno salir a tirar veneno en el ambiente, el cuidado debe ser personal porque no hay situación de riesgo”, aseveró. Así, recomendó a la gente que no salga a pedirle al Municipio que fumigue, ya que eso que pulverizan es tóxico y mata a un montón de otras especies de insectos que son benéficos para el ambiente.
Salen a toda hora
Se dice que con el descenso de temperatura es posible que los mosquitos no sobrevivan, o al menos no se reproduzcan tan extensamente, sin embargo Vezzani advirtió que este no es el caso, sobre todo en esta época.
Expuso que a pesar que a la noche haga un poco más de frío, en la temporada de verano no llega a matarlos, aunque sí los inactiva. En tanto que en invierno no nos molesta, porque sí las condiciones se vuelven más desfavorables para ellos.
“Generalmente el mayor horario de actividad de estas especies es al amanecer y al atardecer”, figuró y es precisamente lo que se viene percibiendo a lo largo de estos días, aunque realmente están en todo momento. “Cuando hay tanta abundancia salen a toda hora”, confirmó.
Estudio del dengue en Tandil
Finalmente, el experto compartió un balance de la situación del dengue en la ciudad y revalidó que a nivel local nunca se han registrado transmisiones ni casos autóctonos. Recordó que sí ha habido algunos importados, pero fueron muy pocos por año.
Explicó que hasta el verano de 2019 no hubo registro del mosquito en Tandil, recién fue en febrero de ese año que un vecino mandó unas fotos y desde ahí trabajaron en estudios que terminaron detectando un pequeño foco.
Más adelante, junto a Bromatologia procedieron a la realización de un monitoreo entre los últimos meses de 2019 y los primeros de 2020 con trampas especiales. Allí advirtieron que hay una población establecida, limitada a la zona céntrica sin extenderse a barrios periféricos y que “no va a desaparecer con el frío”.
“Este año volvimos a poner las trampas para ver si sigue restringida o se expandió”, contó. Eso es lo que actualmente está en evaluación y lo estudiarán hasta abril. “Este mosquito depende mucho más de la temperatura y es más posible distinguirlo entre enero y marzo”, aclaró.