Voluntarios cargaron un nuevo vagón de tren con botellas de amor para ser convertido en madera plástica

Un nuevo vagón de tren partió desde la Estación de Tandil con destino a la Fundación Botellas de Amor en Bernal, Buenos Aires, con miles de envases rellenos de residuos plásticos de un solo uso, a fin de ser convertidos en madera plástica.
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Accedé a las últimas noticias desde tu emailGracias a la gran cantidad de ciudadanos que se fueron comprometiendo en esa acción medioambiental, cada vez se juntan más botellas y, por eso, un grupo de voluntarios se acercó al predio de Moreno y Machado para colaborar en el cargamento.
Tal como reveló Silvina Muñoz, una de las pioneras en proponer la práctica a la sociedad, a diferencia del primer envío que fue el año pasado con 70 bolsones, en esta oportunidad superaron ampliamente los 100.
Es difícil estimar qué cantidad de envases van en cada uno de esos bolsones, ya que cada persona va llenando recipientes de distintos tamaños, como bidones, otros de dos litros y algunos de las pequeñas, que incluso suelen llevarse siempre a mano para colocar los residuos de momento mientras se está en la calle.
Intercambio y donación
La gran repercusión en el hábito de armar las botellas de amor se dio paralelamente en todo el territorio bonaerense, y por ese motivo en la Fundación que dio origen a todo esto también se encontraron un poco colapsados en cuanto al recibimiento de materiales, lo que hizo que desde Tandil haya que esperar un poco para realizar un nuevo envío.
Asimismo, Silvina contó que la iniciativa se está expandiendo en todo el país, ya que se ha vuelto muy conocida y aceptada por la gente.
Vale recordar de qué se trata la dinámica, que en sus comienzos también fue Muñoz quien explicó en El Eco de Tandil el procedimiento y destino. Consiste, a grandes rasgos, de elegir una botella de plástico vacía y rellenarla de otros desechos del mismo material, muy bien comprimidos, y cerrarla.
Con esto, a través de un proceso de compactado, la empresa Econciencia Argentina fabrica muebles de “madera plástica”, que en su mayoría son donados. Por cada tonelada que recibe la Fundación, dona una artículo de su fabricación, así gira la rueda de incentivo.
“En el envío pasado conseguimos tres toneladas y media, y con esta nueva carga vamos a sumar más cantidad, pero la idea es alcanzar un volumen que nos permita intercambiar por un juego de mesas o algo más grande”, señaló.
Como la idea sigue siendo la de donar ese objeto conseguido a alguna institución, prefieren que sea algo de utilidad.
Es importante decir que los desechos plásticos se han convertido en una pesadilla con los ojos abiertos, desembocando en una crisis ambiental que se agrava sin iniciativas de reciclaje, reutilización o tratamiento adecuado de los plásticos.
Así, de acuerdo a la experiencia, la referente local recalcó el buen camino de crecimiento en la conciencia sobre el reciclado y el armado de botellas. “Cuando ves que tu basura se reduce un montón, te entusiasma aún más”, dijo. Asimismo, por las redes van recibiendo consultas, anécdotas y hasta propuestas diariamente, por lo que consideró que es algo “motivador y alentador”.
Voluntades de amor
El boca en boca, las redes sociales, la necesidad de hacer algo por el medioambiente, ha llevado al desafío de encontrar dónde acumular la cantidad de botellas acercada por la gente. Así Muñoz, junto a Florencia Destree, que desde su dietética también incitó a la gente a prenderse en la práctica, se ocuparon de conseguirlo.
Fue tras una reunión con Héctor Creparula, de la Dirección de Medioambiente, y Carolina Verellén que obtuvieron el compromiso de contar con un lugar de acopio en los tres Puntos Limpios de la ciudad.
Entonces, como sucede desde hace casi dos años, quienes estén poniendo en práctica el reciclaje a través de botellas de amor, puede llevar sus envases a cualquiera de estos centros.
Una cuestión fundamental es recordar que no se trata de los denominados “Eco Ladrillos”, ya que a diferencia del proyecto en cuestión, pueden contener todo tipo de materiales, desde aluminio, arena, papel, pilas o metales y son destinados a la construcción.
Las botellas de amor solo están compuestas de plásticos de cualquier tipo, pero limpios y secos, desde envoltorios de alimentos o de productos de limpieza, entre otros, cepillos de dientes plásticos con cerdas incluidas, otros envases recortados, maquinitas de afeitar sin la parte cortante, y muchas cosas más.
“El fin es abrir esa botella, sacar los plásticos y crear un listón de madera plástica, entonces si hay otro tipo de materiales se rompe el proceso y no sirve”, explicó, incentivando a la gente a hacerlo en su casa, porque además de reducir la cantidad de basura que va al relleno sanitario, se contamina menos y también se termina contribuyendo a un propósito solidario con el elemento que adquirirán para donar.