Aprietes

Si algo me gusta del otoño son esos ratos a la mañana o a la tarde (prefiero los de la tarde) en que el solcito se pone amigable y ofrece un abrazo. Esto es, sentarse en el patio o en la terraza y dejarse envolver por ese calorcito que no llega a ser calor. Es más, hace un poquito de frío, entonces no es esa cosa un tanto grosera de sacarse la remera y empezar a traspirar. No, no es tirarse a tomar sol. Es dejarse tomar por el sol.
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Accedé a las últimas noticias desde tu emailCon una camperita con el cierre subido y a veces hasta vale ponerse la capucha porque el viento que viene fresquito de por algún lado se la agarra siempre con las orejas, como si las quisiera congelar para después quebrarlas de a poquito.
Hasta ahí, el consejo general: sentarse al solcito de otoño en algún momento de la tarde.