Confesiones musicales

Le agradecí la confesión antes de despedirnos; él iba a entrar al chino a hacer unas compras y yo a subirme al auto para volver a casa. Habíamos estado hablando un buen rato de música, en la esquina. Ciertamente, no nos vemos mucho pero cada vez que nos cruzamos y tenemos oportunidad de charlar, le pregunto por alguna banda nueva o algo que merezca escucharse.

Él es joven y sus recomendaciones me vienen bien: no soy de indagar mucho para actualizarme en materia musical. 

Pero luego de darme algunas recomendaciones, me dijo casi como una confesión: “no obstante, yo siempre trato de volver un rato al día a una Valeria Lynch. Me estoy volviendo una señora mayor, casi que soy la tía que siempre quise tener”.