Ejemplos
Una de las cosas que me llaman fuerte la atención de mi amigo El Gordo es que cuando está por decir algo que él cree que es profundo, hace gestos, posturas, miradas de que está por decir algo profundo. A veces parece protagonista de una película de cine francés de los setenta u ochenta. Mira al infinito, apoya la barbilla sobre el arco que forman el dedo índice y el pulgar o se queda un buen rato mirando a los ojos de su interlocutor.
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Accedé a las últimas noticias desde tu email-Gordo, ¿me vas a decir algo o vas a seguir mirando fijamente? Me das miedo, no sé si estás pensando en matarme o en la formación de Boca para esta noche. No seas psicópata, te lo ruego.
-Vos te pusiste a pensar alguna vez que no todos pasamos por la vida para ser ejemplo de algo bueno. No te hablo de próceres ni de grandes científicos o deportistas. Te hablo de los tipos y las mujeres de a pie. Bueno algunos de ellos, muy pocos, constituyen para quienes lo conocieron, el ejemplo de alguna virtud. Escuchá: “Carlos, ese tipo sí que era bueno. Cada vez que cobraba el sueldo iba y le compraba un pollo con papas fritas a una familia vecina que estaba en la lona. Un pan de dios, Carlos…”. Otro: “Tenés que ser como tu tía Amelia, la hermana de tu abuela. Qué mujer recatada. Jamás de los jamases se metió en la vida de nadie. Su frase preferida era ´cada cual hace de su…´”.