El Bocha no sabía

Si había algo que no me creía del Zorro era que nadie lo reconociera por más que llevara puesto el antifaz. Y como me creía un vivo bárbaro por haber notado ese detalle, me ponía pesado con todo el mundo: “Mirá que no se van a dar cuenta de que es Diego de la Vega…”, les decía a mi vieja, a mi hermana, a mis amigos.
Recibí las noticias en tu email
Accedé a las últimas noticias desde tu emailDebo reconocer que mis afectos cuidaron bastante de mi psiquis y en casos como esos me hacían gestos complacientes en lugar de responder lo que me tenían que responder: ¡Tarado!
Quien me demostró lo contrario –es decir, que un antifaz hace irreconocible a una persona- fue mi perro el Bocha. Y acá debo decir que a pesar de la farsa del antifaz, yo amaba al Zorro y como fiel exponente de una generación -o tal vez de dos- fui el héroe enmascarado durante muchas tardes de infancia.