En vías

“Esto lo tengo que hablar con mi amiga La Rubia”, pensé casi en el momento mismo de los sucesos. En principio, porque no es una muchacha de las nuevas generaciones (como mis hijas, por ejemplo, a quienes no necesito preguntarle esas cosas porque ya sé qué van a responder. Y eso me representa una enseñanza también). Y tratándose de una persona inteligente, siempre es bueno tener su opinión. Sobre todo si yo también me puedo lucir. Y eso era, justamente, lo que creí que iba a pasar.
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Accedé a las últimas noticias desde tu emailHace unos días estaba en un comercio de ropa deportiva en calidad de mirador y entró una mujer de mediana edad. Elegante, armoniosa. Linda, bah. En el local, además de los empleados, habíamos dos o tres clientes mi misma categoría. Entre ellos, un hombre de mi edad o quizás algo mayor, si es que tal cosa es posible.
Un empleado se acercó a la mujer para atenderla y no supe qué le pidió, pero sí escuché la repregunta del muchacho: