Experimentaciones (I)

A pesar de ser un niño bastante retraído, tirando a momia, también atravesé la etapa de la experimentación –que lógicamente no se limita a la niñez, pero el mundo cuando es relativamente flamante brinda más oportunidades de ensayar algo nuevo-. En la práctica, todo nacía de una pregunta: “¿qué se sentirá…?”.
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Accedé a las últimas noticias desde tu emailAsí fue que a edades bien tempranas tomé lavandina y perfume, comí papel y plasticola, di pitadas a cigarrillos ajenos, metí algún clavo en enchufes y cierta vez me puse un toallón atado al cuello y me arrojé de un paredón para saber qué sentía Superman. Pobre tipo.
Ya un poco más grandecito, en cuarto grado, me pregunté qué sentirían mis compañeros que no estudiaban o eran medios negados al aprendizaje tradicional. ¿Cómo sería eso de sacarse un 1 o un 2? (También me podría haber preguntado qué sentían aquellos que siempre se sacaban 9 o 10, pero no me daba el piné).