HOY, JUEVES
Inesperados
De aquellas charlas que supe tener de muy chico con mi abuela, me quedó –entre otras enseñanzas- que no todo lo que da miedo es malo. Que si uno mira al mundo con cierto grado de sabiduría o bondad, hasta puede apiadarse de lo que a priori puede generar rechazo.
Recibí las noticias en tu email
Accedé a las últimas noticias desde tu emailCon ciertos animales me ha quedado en claro. Una rata me da asco, pero no miedo; un león tampoco, pero sí respeto. No obstante, trato de no acercarme a ninguno de los dos.
Ni tampoco lo haría ante un lobizón, seres a los que mi abuela –criada en el campo a principios del siglo pasado, a merced de mitos, leyendas y cuentos feroces- consideraba ´pobres muchachos caídos en desgracia´.