La niebla

El fenómeno meteorológico de ayer a la mañana se desató casi de un instante para otro. Algo así como el tiempo que tardo en ir desde el patio hasta la puerta de salida de casa, mientras de camino me asigno el abrigo correspondiente.

Mi rutina es así: le pido a la persona que me contesta desde el celular que me diga qué temperatura y sensación térmica hace en Tandil. Me responde, pongámosle, 1 grados y -2 “por acción del viento”, respectivamente.

Como le tengo cierto recelo a la Inteligencia Artificial, tras esa respuesta salgo al patio a corroborar personalmente si los datos son certeros. Por lo general, se aproximan.