La propia isla

Hace algunos días, hablábamos con una amiga de ese orgullo tandilense que consiste más o menos en decir: “yo no podría vivir en otro lugar que no fuera acá”. Orgullo que debemos compartir con la mayoría de los habitantes del resto de los 124 distritos de la provincia de Buenos, del país y por qué no, del mundo. Pero para nosotros es solo de tandileros.
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Accedé a las últimas noticias desde tu emailNo obstante, le confesé esa antigua fantasía que tengo de vivir mi retiro (que cada vez está más lejos, paradójica y previsionalmente) en “algún lugar de la costa, despoblado y melancólico”.
Me miró e interpreté su mirada y no me quedó otra que confesar que en una oportunidad pasé unos cuantos días en uno de esos lugares, en invierno y soporté dos o tres noches de lluvia y tempestad.