Mediatarde en París

Y un día me recibí de francés. No me gustó. Pero a como viene la cosa, creo que no va a haber retroceso. Seguramente el país europeo no me dará la nacionalidad ni jamás me verá como uno de los suyos (de hecho lo único que sé decir en francés es ´ouvrez votre livre à la page quatre´ -algo así como ´abran su libro en la página cuatro´-, que fue lo único que me quedó de mi intento por aprender el idioma). La verdad es que tampoco me quita el sueño, me gusta La Marsellesa, Brigitte Bardot, el cine de Godard y tomarme un cafecito en alguna callejuela de París (ja, como si lo hubiera hecho), pero prefiero seguir con ciudadanía argentina.
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Accedé a las últimas noticias desde tu emailEl asunto es que la perdí.
O mejor dicho: el país en el que nací, crecí, soñé y de alguna manera ayudé a formar o a deformar, ya no resulta del todo conocido. Y mucho me temo también que yo a él tampoco, con lo cual me va a poner reparos a la hora de revalidar mi pasaporte.