HOY, MARTES
Sesiones de cine con mi hijo menor (III)

Domingo a la noche. Los dos platos de ravioles sobre la mesa exhiben su exuberancia de humo y aromas.
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Accedé a las últimas noticias desde tu emailAl fin, mi hijo menor escucha mi grito destemplado (mi tercer o cuarto grito destemplado de “a comer”) y baja de su cuarto con la sonrisa de oreja a oreja. Señal inequívoca de que tiene hambre. Es mi momento de marketing paterno:
-No es por agrandarme, pero estos ravioles no los vas ver en ningún restaurante del mundo. Quizás algún día conozcas Europa, Italia, y se te dé por pedir ravioles… Olvidate, como estos no hay ni va a haber.