Tanto que te las dabas de campeón…

Si no fuese porque su figura es irrepetible, inimitable, única, me hubiera costado mucho reconocer a mi amigo El Gordo, mientras venía caminando de frente a mí en pleno centro. Y es que llevaba puestos unos auriculares vincha color rojo escándalo, lo que sumado a sus rulos ya grises pero indomables provocaban cierto mareo de solo verlo.
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Accedé a las últimas noticias desde tu emailDebí cruzar y seguir de largo, como siempre estoy tentado de hacer. Pero fueron más fuertes mis ganas de saber qué estaba haciendo con ese auricular. Porque, ciertamente, El Gordo no es un melómano. Supuse que venía escuchando El Destape Radio.
Cuando me vio tuvo el clásico desacople de volumen que provoca estar con auriculares sonando muy fuerte. Es decir, su saludo se escuchó en toda la cuadra. Y no fue, precisamente, un saludo: